martes, 22 de noviembre de 2011

Poema al ángulo recto; Le Corbusier

Daniel R. Martí Capitanachi.

La poética de la ortogonalidad fue rasgo de la obra arquitectónica y urbanística de una época de la vida del gran maestro Carlos Eduardo Jeanneret-Gris, Le Corbusier. La cuadrícula, red de expansión ilimitable, permitía lo mismo trazos generadores de edificios civiles que de ciudades enteras.
Incluso, con base en la cuadrícula y su modulación, fue posible distinguir zonificaciones por actividades en la escala el edificio y de usos de suelo en el escenario urbano. La poética de la arquitectura y la ciudad encontraba su origen, su génesis, en el ángulo de 90 grados, el más sólido, estable y potente de todos los ángulos posibles.
Al tiempo, la lucha de los diseñadores fue justo lo opuesto: romper con la ortogonalidad, con lo cuadrado, con lo racional sinónimo de impuesto y, en su caso, acogerse más -otra vez-, a las formas de la naturaleza.
Abstracción y mímesis; racionalidad y naturaleza, parecen ser en la historia de la arquitectura y el urbanismo, la dualidad que implica la lucha de contrarios, la dialéctica de la generación de la forma.
Contemporaneamente, la morfogénesis a partir de algoritmos parece tratar de fusinar ambas corrientes: potentes instrumentos infórmaticos productos de uso de la razón, intentan recrear las formas naturales e inventar otras nuevas, en auxilio de una estética vanguardista que intenta, el retorno a lo primigenio, desde lo más sofisticado de la tecnología.

Los rasgos del urbanismo ortogonal han permanecido en la mayoria de las ciudades latinoamericanas de fundación española, cuando dicho nacimiento se hacía por decreto real y se atendía a las utopías de la época, alcanzables sólo en el Nuevo Mundo. Aparecieron también en el siglo XX, como el caso de Chandigarh, en India, donde la traza propuesta desconoce por completo los accidentes naturales del sitio para generar una ciudad enteramente reticular, donde la topografía, la hidrografía y la vegetación eran accidentes secundarios que se resuelvían interiormente en la manzana, acompañando la propuesta de composición arquitectónica, prioritaria en la composición espacial y en la concepción del asentamiento humano.

La Carta de Atenas, guía indicutible del urbanismo Moderno, en mucho se inspira en la poética de la ortogonalidad. La separación de actividades por uso de suelo alojados en cuadrantes distintos implica un análisis previo del ámbito urbano montado sobre una malla cuadrangular; dicha normativa es de reconocer que influyó y sigue influyendo sobre muchos ordenamientos jurídicos, y que en el caso explícito de México, cayó de beneplácito toda vez su alta congruencia con el modelo de ciudad presente en algunos de los más importantes centros urbanos nacionales.

La estetica de la ortogonalidad, muchas veces criticada, muchás más señalada como en desuso, hoy reaparece en uno de los proyecto quizá mas comentado de los últimos tiempos: Masdar, de Norman Foster y asociados, que retomando la idea del castrum romano y los ejes perpendiculares que señalan el origen, ubican en los Emiratos árabes un asentamiento con empatía a la naturaleza, que lejos de acomodar su traza al territorio, se organiza por la potencia de los 90 grados.

En arquitectura y urbanismo ciertos patrones vienen y van, pero es de mencionar que casi en el total de la historia -tanto oriental como occidental- y en casi todas las civilizaciones, la ortogonalidad ha sido rasgo común de la manera de entendiemiento del mundo y su traslado a la arquitectura y el urbanismo ha sido un hecho, casi espontáneo. El origen surgido de la intersección de dos rectas y la idea de mundo -planeta, universo-representado en forma circular, son patrones que se descubren y redescubren, usan y reusan, aún hasta nuestros días.
Así que, para reflexionar sobre nuestro tiempo, vale la pena buscar y releer el Poema al ángulo recto de Le Corbusier.

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