sábado, 27 de septiembre de 2008

Planeación de la movilidad urbana sustentable

Dr. Arq. José Luis Carrillo Barradas.

Introducción
Este ensayo es el parte dell desarrollo de las líneas de generación y aplicación del conocimiento del cuerpo académico denominado “Arquitectura-Ciudad-Territorio-Economía”, cuyos objetivos centrales son: Generar conocimiento integral y fenomenológico de la red compleja de relaciones ciudad-arquitectura-territorio-economía a través de la docencia, investigación, vinculación, difusión y socialización del conocimiento científico y tecnológico. Integrando cuatro líneas de generación y aplicación del conocimiento enfocando de lo rural a la ciudad, del territorio a la ciudad y la economía, aplicando tecnología informática en Sistemas de Información Geográfica (SIG’S) enfatizando el desarrollo sostenible en el ámbito geográfico del Golfo de México.



La base filosófica y epistemológica de nuestras investigaciones se encuadran en una prospectiva del pensamiento complejo y en este encuadre teórico se han realizado tres tesis doctórales defendidas por miembros de este grupo de trabajo y dos mas en proceso de presentarse en la Universidad Politécnica de Madrid, grupo con sede en la Facultad de Arquitectura Campus Xalapa de la Universidad Veracruzana, donde los objetos de estudio se refieren a al ciudad y todo la fenomenologia que emerge en tiempo y espacio en el territorio y este representa una categoría holistica de análisis.

En este marco teórico-conceptual la Ciudad y Territorio son una organización compleja de la “movilidad” que emerge de leyes físicas `propias del mundo material aplicando la noción de espacio de planteado por el Dr. Eli de Gortari (Dialéctica de la Física), cito:

“El espacio es una propiedad común a todos los procesos existentes. la relación espacial es la forma elemental en que se expresa la concatenación entre cada proceso del universo y todos los demás. esta misma vinculación permite advertir que el espacio no es algo independiente de los procesos, ni tampoco constituye una especie de recipiente en el cual estuviesen inmersos los procesos, simplemente el espacio es el conjunto de propiedades espaciales que son inherentes a los procesos objetivos y representan una forma de su existencia"; Eli de Gortari. 1986: 31: Dialéctica de la Física. Ediciones Océano S.A., 191p.-ISBN 968-493-106-9. México D:F.
Así el hombre de origen es un animal territorial, y su evolución y transformación en animal político lo lleva a lo largo de su historia a nuestros tiempos a ser un animal global siempre asentado y moviéndose en ámbitos locales, urbanos y regionales, en esta perspectiva epistemológica en este documento compartimos las ideas del conocimiento existente, hasta ahora investigado por nuestro grupo de trabajo académico que pretende en este momento plantear el problema de la Movilidad Urbana con pertinencia y visión prospectiva de conjunto y respondiendo al fenómeno urbano regional.

Las necesidades que las sociedades en sus ciudades y en todo el territorio tienen de movilidad son muy complejas y diversas, en el territorio mexicano y el estado de Veracruz presenta un fenómeno emergente de metropolización en todo su geografía, con un modelo de expansión que no a previsto la satisfacción de la movilidad urbana. Modelo muy cuestionable desde la sostenibilidad, por la cantidad de superficie de suelo consumida, el tamaño de la ciudad, el consiguiente gasto económico y energético; por las exigencias de movilidad que este requiere para transportar población y bienes de consumo. La exposición de nuestros avances de investigación es de propiciar y aportar elementos de un pensamiento y acción complejos en la búsqueda de principios de unidad geográfico-urbano-ambiental-económico reconociendo las diferencias geográficas del territorio nacional mexicano.

I La sustentabilidad y sostenibilidad del desarrollo regional urbano en el ámbito geográfico del Golfo de México

Búsqueda de principios de unidad geográfico-urbano-ambiental-económico. El golfo de México es un sistema ecológico dotado de rica diversidad de ambientes geográficos de montaña y litoral-costeros. Pocas zonas en el mundo pueden ofrecer, a distancias relativamente cortas, la alta complejidad de los ambientes costeros de las regiones templadas, frías y tropicales del continente americano que aquí encuentran su confluencia. Islas de barreras. Estuarios, marismas, manglares, arrecifes de coral, bancos carbonatados y planicies de inundación, con cordilleras montañosas integran una maravillosa combinación de hábitat, sin duda única en el continente. Este patrimonio biológico territorial de la humanidad sufre hoy la amenaza de nuestro estilo de aprovechamiento de sus recursos y de nuestros descuidos.

Si la riqueza de su hábitat es enorme, la pobreza de nuestros conocimientos sobre sus funciones vitales es también muy grande. Probablemente ésta sea la principal causa de las tensiones y amenazas que hoy se ciernen sobre este patrimonio biológico y territorial. Es la ignorancia de sus funciones vitales la que nos ha llevado a utilizar nuestros sistemas hidrológicos y estuarios como vertederos de desechos tóxicos y contaminantes orgánicos; a destruir cientos de miles de hectáreas de marismas, manglares y planicies de inundación; a explotar de modo irracional nuestros frágiles arrecifes de coral.

Los patrones espaciales de ocupación del territorio muestran los niveles de organización socioeconómica regional y grados de desarrollo existentes, nos indican el atraso o explican en cierta medida el rezago del desarrollo regional de la zona considerando sus características físico geográficas y las condiciones artificiales que sobre dicho ámbito se han configurado.

En todo fenómeno de desarrollo se producen una serie de desequilibrios regionales que son, al mismo tiempo efecto del mismo crecimiento económico y de las características y la dinámica de la movilidad de los factores de producción y la sociedad misma propias del territorio; por las potencialidades geográficas en recursos naturales y localización que presentan las distintas regiones de una entidad como lo es Veracruz.

La localización geográfica del Estado de Veracruz en el área de influencia del Golfo de México al oriente de la Republica Mexicana, ha significado históricamente procesos diferenciados de crecimiento y desarrollo; viviendo un aislamiento relativo con respecto a la magnitud del potencial que esta ubicación geográfica ofrece, sobre todo por las características hidrológicas y costeras para alcanzar un desarrollo sostenido y sustentables en el siglo XXI. La dimensión histórica de la configuración del territorio federado veracruzano y su pluralidad cultural serrana y costera tropical establece conflictos de identidad para la construcción social de un imaginario colectivo, integrado a sus especificidades regionales.

II La planeación urbana y el urbanismo fallido: la ciudad desarticulada
Cualquier revisión y evaluación sobre el sistema de planeación urbana que formalmente se institucionaliza después del Foro de Hábitat de Vancouver Canadá en 1976, nos muestra la incapacidad del Plan con sus modelos urbanísticos racionalistas que han fallado ante la potencia de la configuración caótica y compleja de la urbe en México.

El carácter de interés publico que el Plan tiene en el marco jurídico de casi todas las entidades federativas del nuestro país no han logrado legitimarse socialmente ante la lógica de la movilidad del capital que bajo ciertas condicionantes históricas han convertido la inmovilidad territorial en grandes conglomerados entrópicos que alimentan exponencialmente la crisis ecológica, ante la ausencia de una política de estado prospectiva y sustentable.

En este sentido los componentes que entre si imposibilitan la la planeación urbana sustentable es que la noción de movilidad en toda su complejidad no ha sido incorporada al paradigma de la planeación y esta totalmente desarticulada de la industria de la construcción, el mercado inmobiliario y la obra publica que da soporte material a los distintos modos de transportación de personas y bienes de la economía regional y urbana.

2.1 La Industria de la Construcción.
Debido a la fragmentación básica de la industria de la construcción, muchas de las relaciones entre esta y el conjunto de ciudades y sus estructuras internas tiene validez a cualquier escala.

El proceso y el producto
El suministro de edificaciones e infraestructura, donde y cuando se les necesita, es una parte fundamental del proceso de urbanización y metropolización que presenta influencias y relaciones determinantes en la economía y el sistema político nacional. Las principales características que diferencian a los edificios y alas infraestructura de los productos “manufacturados” son:

 Su inmovilidad y, por consiguiente, su interacción con el medio físico, interacción a la que da mayor prominencia su duración relativamente larga.
 Su carácter único, los edificios se construyen según las especificaciones del comprador, es intensificado por el proceso de la construcción, que generalmente es complejo y lleno de incertidumbres, depende en gran medida de las condiciones atmosféricas y exige la coordinación de diversos insumos, incluidos niveles de mano de obra especializada.
 Materiales y tecnología :la industria de la construcción impone una considerable demanda a las otras industrias y tiene un importante efecto multiplicador, con frecuencia el costo de los materiales constituye más del 50% del costo total de la construcción. La tecnología puede variar desde tecnologías con gran intensidad de mano de obra hasta las tecnologías con gran intensidad de capital. La intensidad de mano de obra relativamente alta de la construcción hace de está un importante generador de empleo..Sin embargo, el fomento excesivo de la construcción puede conducir a dificultades en otros sectores, especialmente en la agricultura, si se atrae hacia el sector de la construcción a demasiados trabajadores.
 El Suelo: Influyen en la utilización del suelo la interacción de muchos factores cuya relación reciproca cambia constantemente, los usos que determinan la estructura física de una ciudad son al mismo tiempo reflejo de su estructura social. Por una parte los continuos cambios socio-económicos influyen sobre modalidades de utilización del suelo de una ciudad y, por otra parte, la utilización del suelo al determinan la ubicación de diversos servicios públicos, afecta el futuro desarrollo de la sociedad urbana. Cada grupo social trata de ejercer influencia sobre la utilización de los terrenos urbanos para satisfacer sus propios intereses económicos y mejorar sus propias condiciones de vida, y los espacios más deseables son utilizados por los grupos más poderosos. Los cambios de la estructura social, por tanto, afectan el uso del espacio urbano.
 El suelo, en sentido estricto, es un bien no productivo . El trabajo humano invertido es lo que cambia su utilidad. La inversión de trabajo aumenta también la capacidad del suelo para satisfacer necesidades: en la agricultura, por ejemplo, aumentando la productividad mediante técnicas mejores y en los centros de población permitiendo que más población viva en un espacio limitado mediante nuevos modelos arquitectónicos y urbanísticos, y tecnologías de construcción.
 El suelo y los mecanismos de mercado[valores del suelo y la lógica económica de la edificabilidad; en la oferta y demanda de terrenos urbanos esta dinámica esta relacionada con la ubicación y los niveles de accesibilidad en un primer momento, los usos predominantes y las políticas de planeación institucional ejerce influencias para determinar el valor en los distintos usos y modalidades de edificación posibles, por lo que parece haber un permanente desequilibrios entre oferta y demanda, que se manifiesta en fenómenos de “especulación” inmobiliaria por todos los grupos sociales de las distintas ciudades. La difusión de valores hacia la periferia colindante de las zonas urbanas es la dinámica que caracteriza a la especulación, cuando aun los terrenos no cuentan con los mismos niveles de servicios y accesibilidad que los de la ciudad. En este sentido también existen fuertes desequilibrios en las relaciones: Plusvalía-Cambios de Usos del Suelo-Intensidad de Utilización (verticalidad)-Financiamiento del Desarrollo Urbano.

2.2 La obra pública y el mercado inmobiliario
La obra pública como inversión para la configuración de las condiciones materiales para la articulación territorial del desarrollo económico y social de los distintos ámbitos regionales y diferentes asentamientos humanos de la región del Golfo de México, contexto geográfico-ambiental del estado de Veracruz, ha sido, en su planeación concebido en fracciones no conexas, con una permanente dicotomía en la que la óptica actual lo presenta : el campo y la ciudad o lo rural y lo urbano, cuando en realidad son extensiones interconectadas e interdependientes de realidades diferenciadas en su desarrollos local y regional.

Plantear las contradicciones inherentes al urbanismo surgido del capitalismo, se debe fundamentar lo económico de la cuestión urbana, donde el espacio forma parte indisoluble de la dinámica económica, entre otras cosas, del orden económico; considerando que la ciudad no se realiza únicamente a partir de los supuestos y los modelos de los urbanistas; responde a exigencias económicas precisas, tales como la circulación de capitales, mercancías y todos los procesos inherentes a la subordinación del trabajo al capital; presentándose como lugar de concentración de los factores de producción y la demanda de bienes y servicios en un mercado urbano.[Carrillo Barradas, José Luis, 2004]

La existencia la propiedad privada, fundan las relaciones institucionales de intervención y de competencia en y sobre el mercado donde los agentes y los ciudadanos entran en relación unos con otros configurando una compleja red de intercambios de transformación material y social de la ciudad a través del espacio urbano; donde los consumos colectivos juegan un papel determinante en los intercambios de rentas absolutas y diferenciales de la propiedad inmobiliaria estableciendo nuevas relaciones capital-trabajo, cada vez más complejas en relaciona la escala de la ciudad. .[Carrillo Barradas, José Luis, 2004]

Las ciudades han sido durante el siglo XX las grandes protagonistas, ahora sus escalas dinámicas de expansión y reestructuración funcional las ubica como los ámbitos de los escenarios globales en espacios locales muy complejos. Estas formas dominantes, de las funciones y mecanismos de política de crecimiento urbano en las sociedades de régimen capitalista de occidente; los cambios principales han sucedido en la función de las ciudades como lugares, enclaves y sujetos en la reestructuración económica y promoción de la competitividad; y en las formas institucionales, “coaliciones del crecimiento urbano” y las estrategias de acumulación involucradas en el desarrollo económico en ciudades y en las regiones que sirven o las abastecen.[Jessop, Bob 1998]

Estas transformaciones socio-espaciales se manifiestan en las distintas jerarquías de los “lugares de mercadeo” y de crecimiento de las “ciudades empresariales” .[Jessop, Bob 1998], esto último puede ser definido en términos de su propia imagen como proactivas al promocionar la actuación y la competitividad de los espacios económicos urbanos respectivos frente a la intensificada competencia internacional, fenomenologia que se reproduce a distintas escalas en ámbitos ciudad-región, configurando inter e intra regional regímenes urbanos funcionales interdependientes que se comportan como sistemas.

“Mi análisis de estos cambios está basado en una lectura neo-Gramsciana del enfoque de regulación así como de un análisis clásicamente Gramsciano de las relaciones recíprocas necesarias entre estado y sociedad civil. En partícular sostengo que los regímenes urbanos pueden ser fructíferamente analizados en términos de su lugar dentro de una combinación selectiva estratégicamente de sociedad política y sociedad civil, gobierno y gobernancia, “hegemonía blindada por coerción”. Argumento que están unidas a la formación de un bloque hegemónico local (o “bloque de poder”) y un bloque histórico (o régimen de acumulación y su modo de regulación).” .[Jessop, Bob 1998]

2.3 Crisis del Plan y un nuevo paradigma de la planeación.
El reiterado fracaso de los planes nacionales, regionales y urbanos como pronostico de futuro de la localización, escala y configuración de las ciudades mexicanas con modelos territoriales racionalistas y reguladores de la movilidad demográfica, evidencio la asimetría entre modelos mecánicos y estadísticos y la naturaleza complejo de la fenomenología de la construcción político y social de la ciudad y sus expresiones territoriales diversas donde la movilidad siempre ha sido descartada en toda metodología del urbanismo clásico y la “moderna” planeación urbano-regional emergente en el mundo académico. Las criticas que se expresan sobre la ineficacia de los planes y/o el urbanismo no planea la imposibilidad de que la fenomenologia territorial que se organiza interdependientemente con la movilidad se inasequibles al conocimiento científico y/o a la regulación y no es que la lógica del mercado se explicativa de un fenómeno complejo, como José María Ezquiaga comenta (1998-12) y cito:
“Paradójicamente las aproximaciones tipo-morfológicas que pretendían aprehender la ciudad como hecho histórico desde su materialidad construida y no desde el reduccionismo funcional, derivaron frecuentemente en un anquilosamiento antihistórico, al omitir la variable temporal como cualidad esencial para entender los hechos urbanos.[...] .Mucho menos, justifica la consideración de la mano invisible del mercado como lógica explicativa, y, en última instancia racionalizadora, de la dinámica de los hechos urbanos.”

La naturaleza de la crisis de la planeación, en sus dimensiones teóricas en una perspectiva histórica mexicana es compleja, de origen surge del interés publico regulado por el estado y llega a ser es una crisis de la sociedad, como ausencia de una cultura del plan sin visión de largo plazo en una interrelación con la crisis de la ciudad y la velocidad del cambio y las exigencias de movilidad misma.

III La Planeación de la movilidad urbana sustentable
La velocidad y complejidad del fenómeno urbano en el mundo y de un creciente número de ciudades mexicanas, manifiestan índices exponenciales en el incremento del parque vehicular y la demanda de automóviles particulares aumentan drásticamente y con ellos los consumos de energías no renovables, la contaminación ambiental, los accidentes y el congestionamiento del trafico urbano en las áreas metropolitanas en las carreteras que las intercomunican.

La planeación no ha considerado esta dimensión articuladora y dinámica del fenómeno significada en la movilidad, y consecuentemente no se la han dado respuestas en la medida que el problema no ha sido reconocido en su origen y naturaleza misma; así la sustentabilidad en el sentido de conservar el territorio con sus cualidades geográfico ambientales deberá moverse paradójicamente de la inmovilidad actual en los sistemas institucionales y de la sociedad en su conjunto para que se una dimensión rectora en los sistemas de planeación para que se integre el plan con el proyecto y la inversión publica y privada resolviendo con eficiencia y sustentabilidad los complejos flujos de la movilidad en opciones colectivas y de disminución de costos económicos y ambientales.

3.1 La inmovilidad de la movilidad
La movilidad urbana en las soluciones tecnológicas existentes en los distintos modos de transportación automotriz es un tema central para el problema de la crisis ecológica de la ciudad, parece de origen y naturaleza en que la planeación urbana y el urbanismo han fracasado en resolver las contradicciones que emergen entre las lógicas de los recursos naturales disponibles, la habitabilidad del fenómeno urbano y la del capital al formar parte de la naturaleza misma de la producción de los servicios de movilidad.

“La fluida movilidad de la gente y las mercancías es esencial para el crecimiento, bienestar y riqueza de la aburguesada sociedad urbana de hoy.”
Externalizar las influencias negativas en la minimización de costos y maximización de beneficios de las distintas tecnologías de la movilidad, se transfieren al territorio y medio ambiente escalando exponencialmente las patologías de la crisis ecológico-territorial, es decir cualquier aplicación tecnológica local tiene influencias globales; “En definitiva se puede considerar que el tráfico y movilidad, en sus expresiones motorizadas representan un conflicto crucial, un verdadero escollo para la calidad de vida urbana en su acepción más amplia, para los sostenibilidad ambiental y también para la sostenibilidad social de las ciudades” Alfonso Sanz 1997.

3.3 Los escenarios alternativos y nuevos paradigmas
Los escenarios que enlistamos se derivan de las 1ª’S Jornadas para una Arquitectura y Urbanismo + Sostenibles en el Golfo de México” que integraron los cursos-seminarios sobre Movilidad urbana y arquitectura y diseño urbano asociados y el de Territorio y ciudades más sostenibles, así como los distintos avances de las investigaciones del cuerpo académico “Arquitectura-Ciudad-Territorio-Economía”.
Considerando que la cuestión regional y urbana es enfocar en conjunto el estado y la sociedad y resolver en los tres niveles de gobierno con una reingeniería de la cultura de la administración y la legislación fragmentada, hacia prospectivas integrales de la ciudad-territorio-economía-movilidad urbana se proponen los siguientes escenarios a atender; donde la movilidad urbana y la obra publica se ubique como instrumento articulador o soporte material para que la sociedad y la economía funcionen con mayor eficiencia social y sostenible:

1. Del plan, proyecto y obra publica
 Reconsiderar las relaciones Arquitectura-Ciudad-Territorio-Economía con el propósito de alcanzar nuevos paradigmas en un contexto del pensamiento complejo, que propicien modelos prospectivos viables de desarrollo local, urbano y regional sustentables y sostenidos en el ámbito geográfico del Golfo de México.
 Precisar y relacionar las nociones de sustentabilidad y desarrollo sostenido en ámbitos específicos locales, urbanos y regionales del Golfo de México y particularmente en el Estado de Veracruz.
 La reconstrucción de las estructuras comunitarias, de los nuevos ámbitos de comunidad, se debe producir principalmente a partir de lo local. Lo local, que ha sido sometido y desarticulado por el capitalismo global, es necesario en gran medida restaurarlo ex novo.
 Impulsar procesos endogenos y autogestivos en los municipios Veracruzanos que den viabilidad a la formulación de investigación y proyectos específicos sobre las ciudades históricas para su desarrollo sustentable.
 Inducir con los resultados de la investigación y la vinculación, habilidades en los ayuntamientos en materia de planeación y gestión de las ciudades históricas para su desarrollo sustentable.
2. A la movilidad urbana sustentable
 Revisión critica de los modelos urbanos y gestión de modelos alternos de ciudad compacta vs ciudad dispersa.
 La zonificación y sus límites de horizontalidad asociando arquitecturas más eficientes y plurifuncionales con morfologías urbanas comunitarias y peatonales integrando espacios públicos.
 Integración de la periferia con sistemas de movilidad eficientes y económicos en su costos de operación asociando los sistemas de transporte con dosificación y dotación de equipamiento urbano para disminuir los viajes periferia-centro-periferia.
 Revisar los programas institucionales de vivienda social para inducir el proyecto y diseño urbano de vivienda y comunidad que configure ciudad y no suburbios desarticulados.
 Promoción de transportes alternativos al vehiculo privado, privilegiando el colectivo. Los desplazamientos en bicicleta, la peatonalidad.
 Promover la investigación en sistemas de transportes con energías alternativas renovables.
 Optimización de la infraestructura vial, registrando la estadística de la dinámica oferta-demanda en la movilidad, estimulando mayor ocupación en todo tipo de vehículos, sujetando el diseño de esta infraestructura a las prioridades del plan y proyecto de movilidad urbana.
 Gestión de las áreas de estacionamiento involucrando las instituciones publicas de los tres niveles de gobierno y las empresas privadas integrando programas de calidad y optimización de costos y mejoras en la calidad de vida laboral de sus empleados.
 Enfocar todo plan, proyecto y obra pública en un sistema de planeación urbano regional considerando a la movilidad urbana cono soporte material y dinámico de la eficiencia y sustentabilidad del desarrollo económico en el territorio.
 Revisar y actualizar la legislación de las distintas leyes dispersas en materia de planeación urbana, obra publica, vialidad y transporte publico en todo el ámbito territorial.

viernes, 5 de septiembre de 2008

La planeación estratégica desde lo local: punto de partida del desarrollo sustentable.

Enrique Jiménez Oliva


El desarrollo, en su concepción actual, ignora lo que no es calculable ni mesurable, es decir, la vida, el sufrimiento, la alegría, el amor, y su única medida de satisfacción radica en el crecimiento de la producción, de la productividad, de la renta monetaria. Concebido únicamente en términos cuantitativos, ignora las cualidades de la existencia, las cualidades de la solidaridad, la cualidades del medio, la calidad de vida, las riquezas humanas no calculables, ignora la donación, el honor, la conciencia.
Edgar Morín

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” versa así un refrán popular de la cultura mexicana. Afortunadamente aún son rescatables los argumentos y planteamientos del conocimiento local para enfrentar los grandes retos del desarrollo. La globalización ha traído consigo una revalorización de lo local que se puede sintetizar en aquello de “pensar lo global y actuar en lo local”.

La globalización, entendida como la creciente interrelación entre los fenómenos económicos y sociales que acontecen a lo largo y ancho del mundo (mundialización, en otros términos), se ha convertido en un concepto referencial constante en la dinámica de los movimientos sociales, sean estos locales, regionales o nacionales, pero además ha construido el andamiaje discursivo y las bases de las investigaciones académicas en general.

Desde la arista oficial ortodoxa, la globalización representa una oportunidad para que todos los países del mundo puedan lograr mejores niveles de bienestar y de calidad de vida. Para otros, la globalización es, por el contrario, el origen de muchos de los males económicos, políticos, sociales y ambientales que acechan a la sociedad en todos los países, particularmente, a los sectores históricamente excluidos de los beneficios del crecimiento económico.

Lo cierto es que la globalización no genera per se una relación directa entre el creciente intercambio de las economías mundiales, con las expectativas de un bienestar generalizado de la sociedad. Por el contrario, es cada vez más claro que este nuevo modelo de orden económico mundial, ha llevado a un porcentaje cada vez mayor de la población a vivir en status de marginación progresiva, y a un buen número de países a excluirse de los circuitos económicos internacionales.

Bajo este contexto nebuloso y poco alentador, es fundamental revalorar y dignificar lo local como espacios estratégicos para el diseño e implementación de modelos alternativos que impulsen un verdadero desarrollo humano sustentable. Es en lo local, donde tienen fundamental pertinencia los procesos de planeación participativa para el diseño de políticas públicas de desarrollo. Y esto no solo legítima la toma de decisiones y propicia esquemas de gobernabilidad democrática, sino que genera condiciones invaluables de participación social y construcción de ciudadanía a partir del desarrollo a escala humana en el contexto de una sociedad políticamente independiente.

La propia democracia naciente se ha visto también alterada por el proceso de globalización, que si bien ha favorecido el conocimiento de las realidades sociopolíticas más allá de las fronteras nacionales, también lo es que esta desintegrando esquemas internos de participación social e integrando esquemas más globales. La democracia más real y duradera es la que se construye a partir de los espacios sociales locales.

En este sentido debemos entender que el desarrollo es un logro de procesos de planeación democrática y de ejercicios de gobierno democráticos; no es un concepto frío y estático; por el contrario, es un concepto dinámico que se debe ir adecuando a las evoluciones sociales y diferenciadas; a los escenarios políticos cambiantes, que si bien es cierto han favorecido la alternancia del poder, no han propiciado la consolidación democrática; esta alternancia es un indicador de los esquemas democráticos, pero no lo es todo.

Así, frente a la concepción que sostiene que el desarrollo es responsabilidad exclusiva del Estado-Nación, a través de la planificación, más o menos centralizada, o del mercado, como aboga el enfoque neoliberal dominante, numerosas experiencias demuestran que el territorio local básico (comunidades y municipios) son espacios donde surgen y se desarrollan procesos de innovación y transformación, convirtiendo a lo local en un actor protagónico del desarrollo1. Estos procesos le han dando forma a una nueva función de los gobiernos locales: el desarrollo local.

En México el concepto moderno de desarrollo local supone un importante cambio estratégico en la concepción del desarrollo y de los roles que deben cumplir los distintos niveles del estado. En efecto, el modelo clásico de desarrollo ha estado ligado al crecimiento económico y está asociado a la implantación de grandes fábricas, generalmente de capital transnacional, que traen consigo la generación de empleo y la proliferación de pequeñas y medianas empresas ligadas, de alguna manera, a la producción de la gran empresa. Este modelo se considera desarrollo exógeno, ya que las fuerzas que lo impulsan arriban desde “afuera” del territorio en el que se asientan y responden a la lógica del mercado globalizado antes que a las particularidades y necesidades locales. Así, frente a este modelo clásico se ha comenzado a difundir, sobre todo en Europa y Canadá, la idea del desarrollo endógeno. Este modelo tiene como principal sostén la revalorización del territorio y de los recursos locales.

El punto de partida es que todas las comunidades territoriales tienen recursos (económicos, humanos, institucionales y culturales) que constituyen su potencial de desarrollo. A nivel local se concentran determinadas estructuras productivas, mercados de trabajo, capacidades innovadoras, un sistema institucional, cultural y de tradiciones propias que se articulan para dar paso a procesos de crecimiento local. Esto no significa, entonces, un rechazo a la inversión externa, sino que se plantea que ésta y las de carácter local deben articularse para obtener un adecuado aprovechamiento de todas las capacidades disponibles para obtener, así, un desarrollo enraizado en el territorio y la comunidad local.

Resulta necesario, entonces, diferenciar las políticas de promoción económica de las de desarrollo local. Las primeras tienen por objetivo el crecimiento económico, es decir, el crecimiento del producto bruto territorial, o local. Este tipo de políticas corre el riesgo de generar enclaves desarrollados y competitivos aislados de la sociedad local ya que no se plantea, necesariamente, una política que articule con las fuerzas productivas y sociales, generando también el desarrollo de la comunidad. En cambio, la concepción de desarrollo local plantea como elemento central la articulación de los actores locales en pos no sólo del crecimiento económico, sino también del desarrollo de las instituciones y de la sociedad local. Es decir y como se ha venido planteando, un modelo de desarrollo auténticamente democrático.

Se trata, entonces, de buscar nuevos caminos de crecimiento y de cambio estructural que permitan un mejor aprovechamiento de los recursos existentes en el territorio a fin de contribuir a la creación de empresas y de empleo y a la mejora de la calidad de vida de su comunidad. Así entendemos el desarrollo local como la capacidad de llevar adelante un proyecto de desarrollo sustentable, que contemple la equitativa distribución de la riqueza aprovechando eficientemente las capacidades de la sociedad local, alentando su participación y, finalmente, que tienda a la inserción en la globalización, conservando la identidad local.

El desarrollo local requiere de la dirigencia local, tanto política como social, un cambio de visión tanto del gobierno como de la sociedad. En efecto, sin negar el papel que tiene el Estado en los ámbitos locales, regionales y nacionales en la consolidación del desarrollo, es necesario dirigir la mirada a la sociedad local para buscar y potenciar sus fortalezas y tratar de reducir sus debilidades.

Al poner en marcha procesos de desarrollo local se generan cambios y resignificaciones de los actores locales que requieren revaloración, pero también conducción social y política. La política local pasa, entonces, a ser un proceso de construcción de un poder local que se nutre de la capacidad de convocar, catalizar, movilizar y coordinar las potencialidades de los autores locales a partir de los atributos de decisión del estado local, atendiendo no sólo a la diversidad cultural sino también a las contradicciones que en estos procesos surgen.

Las visiones y prácticas económicas y sociales se encuentran arraigadas en contextos culturales, políticos e institucionales específicos de cada comunidad local. Por lo tanto la dirección que tome un proyecto de desarrollo local será el resultado de las opciones estratégicas que adoptan los actores de esas sociedades. El gobierno local tendrá, por su propio peso en el entramado de las instituciones locales, un papel central en la “orientación” que tome el desarrollo, debiendo atender a las contradicciones de intereses que esa orientación genere. Así, debido la cercanía de los actores sociales al estado local se puede afirmar que el desarrollo local es el desarrollo más político y societal de desarrollo socioeconómico.

De esta manera, el proceso desarrollo local es, fundamentalmente, una construcción política que reclama modificaciones en el actual modelo de gestión local y en la concepción y el comportamiento de la propia sociedad local. El propio concepto del Desarrollo implica una relación directa con la ciencia política, pues cuando se dice que todo desarrollo es desarrollo social, se entiende que es entonces el desarrollo de las personas, de todas las personas, de las que están vivas hoy y de las que vivirán mañana. En otras palabras: desarrollo humano, social y sustentable.

En sistemas complejos alejados del equilibrio, como las sociedades humanas, el desarrollo sólo ocurre cuando es posible instalar estándares de interacción internos (entre los elementos del conjunto) y externos (con el medio circundante) que garanticen de la mejor manera posible las condiciones de existencia del conjunto, es decir, de la sociedad como tal. Una sociedad en la cual una pequeña minoría de individuos mejora sus condiciones de vida pero no consigue mejorar las condiciones de vida del resto de la población no es una sociedad que se desarrolla, aún cuando pueda ser una sociedad que crece económicamente.

Fortaleciendo el planteamiento que la definición misma del desarrollo implica un análisis a partir de una visión integral y compleja, nos contextualizamos en el planteamiento de que lo que realmente se busca es un desarrollo sustentable.

Las ideas que conforman la matriz conceptual del desarrollo sustentable aparecen en un contexto de una crisis de naturaleza global conformada por diferentes dimensiones que comprenden lo ecológico, lo social, lo económico, lo cultural, lo existencial, lo político, lo epistemológico y lo espiritual en una serie de problemas complejos conocidos como la crisis de la modernidad. La crisis, sin embargo, va más allá de estas dimensiones y significa también la crisis del proyecto civilizatorio modernizador, que se ha extendido e implantado en una gran parte del mundo.

La génesis del desarrollo sustentable puede ubicarse desde dos vertientes. La primera se refiere a una amplia variedad de movimientos ciudadanos y sociales que han vivido y percibido los efectos del desarrollo y que desde la práctica ciudadana han cuestionado sus efectos en la naturaleza y en la vida humana. Muestra de esto son los movimientos juveniles de protesta de los años sesenta, movimiento neorroussoniano hippie, de vuelta a la naturaleza, entre otros.

Una segunda vertiente se genera desde el ámbito académico – institucional a partir de los años 70´s. En la Conferencia de Estocolmo, celebrada en 1972, la ONU reconoce que el desarrollo requiere de una dimensión ambiental y señala la amenaza de una crisis ecológica de naturaleza global. En esta misma década, el Club de Roma plantea la imposibilidad de un crecimiento económico infinito, en un planeta de recursos finitos, señalando además la imposibilidad, para los países subdesarrollados, de alcanzar el nivel de consumo de las sociedades desarrolladas. En la década de los 80´s, el informe: “El futuro del mundo en el año 2000” – llamado también el informe Carter – señala que dadas las limitaciones ecológicas del planeta, el estilo de vida de las sociedades desarrolladas no puede extenderse al resto de la población mundial, por que ello implica una amenaza para la existencia del planeta.

En 1988, la Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD) de la ONU, por medio del Informe Bruntland, plantea al desarrollo sustentable como un método para corregir los efectos de la crisis ecológica global, y lo define como aquel que satisface las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.

Posteriormente el concepto y estrategias del desarrollo sustentable es aceptado como una estrategia institucional por los países miembros de la ONU, al firmar una serie de acuerdos y compromisos contenidos en la Agenda 21, formulada en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992.

En el ámbito académico, también en la década de los 80´s, surge una serie de investigaciones y estudios realizados, entre otros por Ignacio Sachs, Ivan Restrepo, et al., llamada ecodesarrollo.

El concepto de desarrollo sustentable es ahora centro de un intenso debate, y si bien es cierto que es un concepto en construcción, también es objeto de opiniones encontradas. Un punto central del debate es la definición e qué es exactamente lo que quiere sostenerse. Desde algunos enfoques la respuesta puede referirse a sostener los actuales niveles de consumo por que estos hacen más dinámica la economía; o bien, a sostener los actuales niveles de producción, o los niveles de existencia de los recursos naturales. Otros enfoques señalan de manera contundente que lo que no se puede sostener es el actual modelo de desarrollo.

Desde la economía neoliberal, la idea de sustentabilidad se refiere a sostener el actual modelo de desarrollo y el crecimiento económico, considerando las restricciones que el medio natural representa. Desde este enfoque el desarrollo sustentable es un objetivo alcanzable mediante el actual modelo, moderado por la dimensión ambiental. La ciencia y la innovación tecnológica, al propiciar procesos productivos más eficientes en términos ecológicos, y el mercado, al asignar valor a los recursos naturales escasos, son las estrategias para sostener el modelo de desarrollo actual.

Otra perspectiva, que nos parece hacia la cual debemos transitar, es la que considera al desarrollo sustentable como una alternativa a la visión del desarrollo dominante, por ello sus estrategias se orientan hacia la transformación de las instituciones, los patrones de uso de los recursos naturales y las políticas de desarrollo vigentes. Los elementos centrales de esta perspectiva incluyen una democratización efectiva, mayor participación social en la elaboración de las políticas públicas de desarrollo y en la toma de decisiones para su implementación, una redistribución de la riqueza y de los recursos productivos, reorientar el desarrollo científico y tecnológico, y crear un orden económico alternativo en donde se establezcan nuevos y mejores esquemas de relación entre los países desarrollados y los países subdesarrollados, ya que como lo refiere precisamente el informa Bruntland, el principal problema ecológico en el mundo contemporáneo es la creciente brecha entre estos “dos mundos” completamente distintos.

En este informe se consideran tres premisas fundamentales: primero integra los conceptos de desarrollo, bienestar social y calidad de vida; luego, exige la distribución equitativa de las riquezas, tanto entre las generaciones presentes como en relación con las futuras; y finalmente, presupone la utilización equitativa de los recursos naturales, como requisito para asegurar la viabilidad y habitabilidad de nuestro planeta a largo plazo.

El carácter global de la crisis ecológica y la globalización de las relaciones económicas asimétricas entre los diferentes países, son factores que si no se produce una redefinición entre las relaciones de los países desarrollados con los países subdesarrollados, el desarrollo sustentable es una simple quimera.

Este movimiento, se ve reforzado internacionalmente, nuevamente vía la ONU, con la llamada Declaración del Milenio en el año 2000, a partir de la cual se redactan los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio los cuales tienen la peculiaridad e importancia de que están centrados en el ser humano y pueden ser medidos por medio de la construcción de los indicadores diseñados para tal fin. Llevar esto al ámbito local es precisamente una de las tareas centrales de las instituciones, y entre estas, fundamentalmente de las instituciones académicas. Traducir estas expectativas a partir de las realidades sociales diversas y heterogéneas entre ellas de nuestras ciudades, municipios y regiones es uno de los retos impostergables.

En este sentido, las universidades, como Instituciones de Educación Superior, son el corazón de la generación del conocimiento, de su aplicación en las diversas realidades sociales y de su continua evaluación y retroalimentación para que haya una relación estrecha y permanente; indisoluble, entre la forma en que se organiza el conocimiento con las formas en que se organiza la sociedad. En este sentido no es pertinente ni sensata una organización del conocimiento donde de entrada se desjunta las ciencias sociales o humanas de las ciencias naturales, apareciendo como una ciencia deificada y reduccionista, produciendo la proliferación y la especialización y super-especialización disciplinar, apenas compensada por una exigua interdisciplina.

Una ciencia que separa hecho y valor y por lo mismo ciencia y filosofía. Se busca entonces una ciencia, una construcción del conocimiento que se teja a partir de las visiones múltiples y que deben estar entrelazadas para abordar el estudio de la sociedad y de los ecosistemas como un todo que se debe estudiar y gestionar de un modo global. Las políticas de desarrollo sustentable deben construirse transversalmente, es decir, por arriba de los enfoques sectoriales.