sábado, 27 de junio de 2009

La necesidad de establecer reservas habitacionales. Una aproximación al caso Poza Rica Ver

Arq. Álvaro Hernández Santiago*


Vista general de Poza Rica. Fotografía de Fredy Flores, circulación libre en internet.

La generación del espacio urbano ha sido realizada tradicionalmente por diversos agentes inmobiliarios, públicos, privados y sociales. Esto se ha modificado en la última década, resultado de los cambios estructurales en el plano económico, social y político. La ciudad, considerada exclusivamente como soporte físico de las actividades humanas, ha sufrido importantes cambios en su configuración y en la forma de apropiación del suelo urbano y suburbano.

En México, los agentes inmobiliarios son diversos en la medida que la sociedad cada día está más polarizada pudiendo identificarse desde las grandes corporaciones internacionales que aparecen en el mercado en la década de 1980 acentuando su acción a partir de 1990 hasta los auto constructores, los promotores “informales” del sector social generalmente al amparo de un instituto político.

En esta realidad, las ciudades mexicanas adquieren configuraciones territoriales cada día más complejas lo cual no indica necesariamente que sus componentes se integren ya que por el contrario este fenómeno encamina a los asentamientos humanos hacia su segregación y fragmentación.

La crisis económica perene en la cual se desenvuelven las ciudades mexicanas y el consecuente aumento del desempleo, la baja del ingreso con una creciente desigualdad social agudizada por el descenso de la actividad económica y por consiguiente del gasto social en vivienda ha significado que la informalidad en todas sus facetas se haya incrementado en todas las localidades urbanas. La desesperanza ciudadana al no vislumbrarse perspectivas de mejoramiento en las condiciones de pobreza patrimonial que ha alcanzado a los sectores medios de la población, para quienes cada día resulta más difícil el acceso a una vivienda a través del mercado formal, coloca al asunto de los asentamientos urbanos irregulares en tema importante a debatir y a actuar.

En el caso de las ciudades cuya economía depende de la extracción y transformación de los hidrocarburos como sucede en muchas ciudades del sureste mexicano y particularmente del estado de Veracruz, el problema se agudiza por las condiciones establecidas por una inversión industrial cuya intensidad se expande y contrae en función de los precios internacionales del crudo y el gas. Sin, embargo, este ciclo de flujos de capital no es paralelo con la intensidad en la apropiación del suelo urbano, este fenómeno es siempre creciente ya que responde a las expectativas de expansión de la mancha urbana, crecimiento que siempre tiende a la alza. Lo anterior alimenta la especulación inmobiliaria, no solamente la formal sino también la informal ya que en este juego todos los actores sociales pretenden obtener beneficios.

En el Caso de estudio, la Zona conurbada de Poza Rica, Coatzintla, Tihuatlan, Papanta y Cazones, cabe señalar que asentamiento es sin lugar a dudas el conglomerado urbano más importante del Norte del Estado de Veracruz, constituyéndose como una importante ciudad media, estratégicamente localizada entre la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) y el Golfo de México. En promedio a menos de 300 Km. de importantes centros metropolitanos como son Tampico Tamps, Veracruz Ver. Puebla Pue. Y Pachuca Hgo. Y relativamente cercana a la Frontera Norte.
Aunado a las ventajas de su ubicación, la riqueza histórica de su subsuelo ha contribuido al desarrollo de una infraestructura que ha facilitado potenciar las ventajas agrícolas, ganaderas y pesqueras de la región del Totnacapan y Huasteca Sur, haciendo de esta ciudad un importante centro administrativo y de prestación de servicios lo cual ha permitido que las expectativas de crecimiento no hayan disminuido drásticamente en etapas de recesión petrolera. Al contrario, si bien tasas de Crecimiento Medio Anual (TCMA) observaron una tendencia a la baja a partir del X Censo nacional de Población y Vivienda 1980, para 1990 ya se registraron cambios en los pesos demográficos de las localidades de la Zona Conurbada de Poza Rica.

La Actualización del Programa de Ordenamiento 1988, señala un fenómeno de expulsión de población joven del municipio de Poza Rica hacia el área metropolitana extendida a los municipios vecinos de Coatzintla, Tihuatlan y Papantla. Destaca la expansión territorial de la mancha urbana hacia el Sur con la construcción de grandes aéreas de vivienda de Interés social.

Es importante señalar que la Inundación de octubre de 1999, puso en evidencia la manera en como la zona metropolitana de Poza Rica se expandió hacia terrenos inundables ubicados en el antiguo lecho del rio Cazones así como en las cotas bajas de los arroyos que atraviesan la ciudad. Con una área inundada que alcanzo el 25% de la mancha urbana solo del municipio de Poza Rica . Esta inundación se caracterizo por ser más severa en los asentamientos humanos marginales y en los grandes desarrollos inmobiliarios de interés social.

En la siguiente actualización a este programa, llevada a cabo en el año 2002, se observa la continuación de la tendencia hacia el sur, pero aparecen registradas las áreas de apropiación irregular del suelo, principalmente en vacantes localizados al interior de la mancha urbana y al Noreste de la ciudad de Poza Rica, específicamente en las faldas del Cerro del Mesón que constituyen las áreas de recarga acuífera de Poza Rica y que ya desde hace algunos años han sido deforestadas para utilizarlas como pastizales inducidos que casi no cumplen esta función lo que denota que son áreas sujetas a la especulación. Este vasto sector de lomeríos que en muchas ocasiones superan la pendiente de 30%, se encuentra amenazado por la construcción de un libramiento vial, promovido por el Ayuntamiento Constitucional de Poza Rica y Petróleos Mexicanos el cual sin duda será sujeto de una fuerte presión inmobiliaria que agravar[a un mas el problema de la expansión urbana sobre áreas inadecuadas.

Actualmente esta región del Norte de Veracruz, enfrenta el nuevo reto de asumir con su infraestructura urbana llena de carencias, el tercer impacto petrolero en su historia, La puesta en operación de un mega proyecto de explotación petrolera denominado Aceite Terciario del Golfo el cual demandará fuertes inversiones en el año 2009 y alcanzará una producción diaria de 70 mil barriles.

"Varios campos han alcanzado o alcanzarán próximamente su etapa de madurez, y la producción de aceite está basada en la continuidad de la ejecución de los proyectos Cantarell, Ku-Maloob-Zaap y en el incremento en la actividad que experimentará el proyecto Aceite Terciario del Golfo, sin embargo para hacer posible la producción de aceite y gas se requiere de una inversión de 156 mil millones de pesos" .

Esto señala que se prevé una inversión sostenida por lo menos para los próximos 10 años y cuyos efectos sobre la realidad urbana y en la estructura vial ya son notorios con el incremento del parque vehicular pesado y ligero así como del asentamiento acelerado de oficinas y locales industriales sin ningún control de uso del suelo. Sin embargo, el efecto sobre los asentamientos humanos es incipiente ya que la tendencia ha sido la misma que en los últimos tres años, sin embargo, la llegada masiva de población trabajadora ya es sensible en el caso de los técnicos especializados quienes demandan vivienda media y residencial la cual; ha sido absorbida de momento, por el mercado inmobiliario. El problema se presenta para la población trabajadora local quienes al tener una perspectiva de trabajo estable por un tiempo, exploran la posibilidad de adquirir un predio. Así mismo, los trabajadores foráneos que siguiendo el modelo observado de asentamiento industrial al paso de un tiempo corto demandaran espacio para construir una vivienda y traer a sus familias.

Ante esta prospectiva el único camino que se observa será el de continuar con un modelo de expansión urbana que ha seguido la zona metropolitana de Poza Rica desde hace 70 años, pero agravado por nuevas condiciones que conducirán a la exacerbación de este problema, por ejemplo, 1) la incipiente democracia integra nuevos actores políticos al problema y 2) el suelo urbano es altamente demandado para inversiones inmobiliarias comerciales y/o industriales cuya redituabilidad supera en mucho la del uso habitacional popular. Sumado a las dos condiciones hipotéticas no se debe soslayar el hecho de que el aspecto ambiental, es una variable cada día mas importante para la población civil y organismos no gubernamentales que harán sentir su voz sesgando notablemente las decisiones políticas de los administradores urbanos.

En este contexto, resalta notablemente la planeación urbana como un instrumento de ordenamiento que permitirá a la sociedad civil y autoridades el manejo de la problemática por venir y ante la cual no se puede esconder la cabeza. Tan solo para el municipio de Poza Rica, existe una reserva territorial de 10Ha, adquirida por el Gobierno del Estado de Veracruz lo cual es mínimo ante la demanda. El municipio solo cuenta con algunos predios menores y áreas de donación destinadas a áreas verdes y equipamiento urbano y a nivel federal existen grandes vacantes propiedad de Petróleos Mexicanos en muchos de los cuales no es factible el uso habitacional por la presencia de ductos e instalaciones. Ante esto, las posibles reservas territoriales para uso habitacional dentro del tejido urbano, quedan en manos de particulares y en pocos caos, son propiedad ejidal.

Recientemente, se ha observado que los agentes inmobiliarios privados han desarrollado asentamientos de clase media en el Ejido Arroyo del Maíz en terrenos que son inmediatos a instalaciones de Pemex y con esquema cerrado, con un solo acceso cuya sección no pasa de 13 m., lo cual hace imposible su evacuación en caso necesario. Por otra parte, se continúan fomentando los asentamientos irregulares en derechos de vía de ductos y redes, sobre pendientes peligrosas, cañadas y escurrimientos. Esta tendencia que se agravara a medida que la población demande suelo.

Por lo expuesto en este trabajo, se considera que la única solución para atenuar y corregir esta tendencia es la adquisición de suelo por parte de los tres niveles de gobierno, Con la finalidad de constituir reservas territoriales, sean estas habitacionales, industriales, comerciales o ecológicas. Se ha observado que algo tan importante para las ciudades como es su crecimiento ordenado, no se puede dejar en manos del libre mercado ya que las condiciones de nuestra realidad impiden que el proceso se dé para beneficio de la sociedad. Es por ello que la participación de organismos no gubernamentales, instituciones de educación superior, colegiados que representen auténticamente a sus miembros y sobre todo, los ciudadanos, participen en esta fase del desarrollo de nuestra sociedad. La Ciudad es el gran producto de nuestra civilización y todos tenemos derecho a forjarla.



•Profesor de Tiempo Completo Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana. Región Poza Rica . Tuxpan

CLICHEVSKY, Nora.” Informalidad Y segregación urbana en América Latina’. Universidad de Buenos Aires, 2006, p.2

En esta década surge un auge en la oferta de suelo y vivienda para las clases medias y asalariadas cuyo ingreso fuese mayor a cinco veces el salario mínimo vigente en el país.

LEGORRETA, Jorge. .”El Proceso de Urbanización en Ciudades Petroleras.”. Centro de Eco desarrollo. México 1983.
Universidad Veracruzana. Facultad de Arquitectura Región Poza Rica / Tuxpan. “Programa Acción ante el Desastre”. 1999
PEMEX. II Foro, Mexicano de Liderazgo. “Desarrollar el proyecto Aceite Terciario del Golfo para incrementar la producción de Aceite y Gas” ponente Ing. Miguel Angel Maciel Torres. Guadalajara Jal. 25 Oct.

lunes, 22 de junio de 2009

Metodologías para la Elaboración de Estudios de Desarrollo Urbano.


Mtra. Arq. América Carmona Olivares.

En 1995 en la UNAM, se realizó por primera vez un Seminario Permanente de Antropología Urbana, en donde se hicieron Reflexiones Metodológicas en torno a la realidad urbana, algo similar a lo que hoy en día realizamos con este Coloquio.

Creo importante enunciar algunas de las reflexiones que especialistas mexicanos hicieron en ese momento acerca del tema, puesto que demuestra que la crisis metodológica en torno al fenómeno urbano mexicano es algo que se presenta desde hace varios años atrás y que hoy en día alcanza de manera evidente a los asentamientos humanos del resto del país, pues también es de considerarse que la expansión urbana y la población que se concentra en estos espacios es cada día mayor y no solo a nivel nacional.

El Doctor Manuel Perló cuestiona el concepto de Ciudad como objeto de estudio, por la complejidad teórico – metodológica que ello representa. Enunciando que es un espacio en el que ocurren, más que en ningún otro espacio, una serie de interacciones que nos impiden aislar los distintos fenómenos y eso da como resultado una perspectiva compleja y podemos percatarnos de que no hay una teoría metodológica globalizadora. Por lo que dice, es necesario ubicarse en una teorización de alcance medio, entre conocimiento empírico y una cierta abstracción de los fenómenos a estudiar. Mientras que el otro camino señala Perló es el de la teorización a partir de la acumulación de conocimientos empíricos, en donde lo importante es el desarrollo de un pensamiento abstracto, posteriori producto del análisis de un fenómeno concreto, lo cual es una tarea más fructífera y menos frecuente en el estudio de la realidad urbana.

En el tema que desarrolló en este seminario, analiza algunas reflexiones en torno a los problemas teóricos para el estudio del fenómeno urbano y claramente enlistas tres tipos de cuestiones que son problemas dentro de la teoría urbana:
1. El “monopolio” sobre la verdad; lo cual nos obliga a ser extremadamente cuidadosos antes de proclamar que una sola teoría es la única capaz de generar y poseer el conocimiento científico. Lo cual afecta a grandes corrientes de pensamiento como lo son las Marxista, Funcionalista y Weberiana.
2. También se erosiona la pretensión que mantuvieron muchas escuelas de pensamiento, que sostenían que el objeto de estudio de lo urbano se encontraba perfectamente delimitado teórica y empíricamente. Cuestión que en nuestros días ya no es así, puesto que el problema urbano actualmente tiene que apoyarse en un marco teórico que aborde la interpretación del conjunto social de manera global.
3. La pretensión de llegar a un conocimiento integral de la ciudad o por lo menos, de disponer de un marco analítico general para analizar procesos particulares, ha sido una pretensión de diversas escuelas como la Escuela Ecológica que surge en Chicago a finales del siglo XIX y la Escuela de Sociología Urbana Marxista que surge a finales de los sesenta en Francia. Hoy día ni siquiera los seguidores más ortodoxos de estos enfoques mantienen que sus teorías sean capaces de explicar la “totalidad” del fenómeno urbano o que los principales procesos puedan explicarse a partir de una causa única.

En la intervención a este mismo seminario del Doctor Boris Graizbord, en donde muestra un enfoque geográfico de la ciudad; menciona que el fenómeno urbano se constituye por variables independientes, variables dependientes y una tercera parte representada por lo no explicado o lo aleatorio. Explica tres tipos de programas que involucran proyectos de investigación que pretenden cubrir sistemáticamente todo lo que es necesario conocer sobre la ciudad.
1. El primer ejemplo es El Colegio de México en tiempos de Unikel, donde se realizaban megaproyectos que pretendían conocer el fenómeno urbano en sus múltiples manifestaciones.
2. El segundo reunía a proyectos de investigación que en conjunto reconocen un vector de información en particular, es decir, una variable o un proceso específico.
3. El tercer tipo lo constituyen el conjunto de investigaciones que podrían considerarse en principio como un acervo bibliográfico sobre la ciudad, siguiendo más o menos una escuela, pero no necesariamente un enfoque, un tema o marco teórico reconocible, en donde no existe una intención única, ni tampoco un solo objeto de estudio como no sea lo “urbano” o lo “territorial”.

Hace referencia a los procedimientos que los geógrafos emplean para el estudio de lo urbano sintetizándolos en tres:
1. Ver a la ciudad como un punto en el territorio y en la cual las variables que caracterizan a la ciudad son topológicas.
Ver a la ciudad como área, en donde nos encontramos con el problema de la delimitación espacial de la ciudad, ya que en la actualidad es difícil concebir a la ciudad como un ente auto contenido, perfectamente diferenciado del espacio que lo rodea.
Sumando a ello, que la ciudad vista por los diferentes actores es distinta para todos, no es lo mismo pensar en la ciudad desde el punto de vista del Regente, que desde la perspectiva del Banco Mundial o la de un investigador. Las delimitaciones del espacio urbano, se dan de forma física o de forma funcional.
2. Acotación de los elementos que permiten entender los aspectos económicos, geográficos o ecológicos – demográficos reduciendo al máximo la vasta información existente y la visión caótica que se tiene de la realidad. Desde el punto de vista geográfico, se puede modelar la ciudad de varias maneras.
3. Procesos que tienen dimensiones espacio – temporales, los cuales obligan a investigar las causas que los determinan.

El Doctor Antonio Azuela quien realizó un análisis jurídico en torno de las colonias populares de la ciudad de México, propone en su metodología la distinción de tres niveles de análisis: el referido al espacio físico para el cual recomienda el uso de la fotografía aérea comparativa y el análisis de la infraestructura urbana, las prácticas sociales donde dice recomendar el análisis de la de la producción del espacio y la relación o intervención de los marcos institucionales en donde se deben considerar las distorsiones o inobservancias que hasta la fecha se han hecho a través de la óptica del Derecho.

Mario Melgar Adalid, concluye que las ciudades no sólo son los emplazamientos arquitectónicos para habitación, también las conforman los grupos humanos y sus relaciones políticas, económicas, sociales y religiosas; con la naturaleza en su conjunto.

Con lo anterior queda claro que el fenómeno urbano actual no presenta fronteras claras y tajantes, por lo que pretender una metodología omnisciente es un reto muy interesante y casi imposible de alcanzar, lo que en nuestros días también demanda que la forma de atacar el fenómeno contenido en un espacio dado sea mediante la multi e inter disciplina, equipos de trabajo que tengan una gran posibilidad de atacar el fenómeno desde muy diversos enfoques y aspectos, que enriquezcan con perspectivas especializadas la posibilidades de acción y que induzcan a encontrar el espacio armónico para aplicar acciones e instrumentos más adecuados respondiendo a necesidades que se acerquen de manera certera y eficaz a la realidad del ciudadano que habita un espacio determinado, mitigando y previendo con mayor certidumbre muchas de las consecuencias del desarrollo y expansión de los asentamientos urbanos, por lo que es necesario dentro de la metodología dar mayor peso a la participación directa de otras ciencias como geografía, biología, sociología, antropología, estadísticas, economía, legislación, entre otras.

Si bien es cierto que existen una gran gama de posibilidades de atacar el fenómeno, en todas ellas permanecerá el factor aleatorio de una sociedad en constante cambio y que también está sujeta a enlaces inesperados que pueden por completo virar el rumbo de su existencia; considerar que aunque se permanezca en la línea de estandarizar los procesos y metodologías para atacar un problema específico por cuestiones prácticas como hoy nos ocupa, cada uno de los grupos sociales de cualquier parte de la nación tienen rasgos de identidad y problemáticas propias que deben ser claramente plasmadas, lo cual hace de cada análisis algo peculiar y único.

Uno de los problemas más comunes en la planeación y ordenamiento territorial en el Estado de Veracruz es la falta de continuidad, de correcta aplicación o en un caso más drástico de la no ejecución de las acciones previstas en ellos, programas con gran profundidad de análisis técnico en la información que presentan, sin embargo después de concluidos y entregados en manos de las autoridades que deben aplicar y llevar a cabo las actividades que en ellos se indican, se encuentra éste fenómeno recurrente; lo cual se puede explicar en cuatro facetas de inconsistencia metodológica: 1. no se estimula la correcta participación social a priori, durante y posteriori el proceso de planeación, lo cual es de suma importancia si se considera que es esa sociedad en específico la que vive, ocupa, se desarrolla y se ve impactada de forma directa con el espacio; la sociedad se conforma por diversos protagonistas mismos que pueden ser agrupados de varias maneras, lo importante es asignar el tiempo adecuado durante el desarrollo de los programas y planes para escucharlos a todos; asumiendo los especialistas el rol de traductores de necesidades que tienen el compromiso de satisfacer y resolver de forma pertinente. 2. no se consideran acciones de sensibilización y divulgación de la información en la sociedad, talleres de trabajo continuo con los habitantes para transmitir y explicar los fenómenos y las consecuencias de los mismos en el territorio que habitan, provocar que entre ellos mismos se vigilen y hagan cumplir de forma consciente las acciones que ayuden a mejorar la calidad de vida de sus espacios, con esto se provocaría que los habitantes del espacio se apropiaran e identificaran con el programa y habría más certidumbre de continuidad. 3. falta de capacidad técnica por parte de los encargados de las instituciones administrativas locales para traducir en acciones lo planeado, es decir ejercer la planificación, por lo que se propone una vez terminado el programa designar un tiempo de trabajo con ellos para cumplir con transmitirles la esencia misma de los contenidos, así como capacitarlos para que puedan emplear al máximo y potenciar la herramienta que se les entrega. 4. falta de continuidad a los programas por cambios administrativos gubernamentales, en donde el gobierno entrante desconoce la existencia de la herramienta de trabajo y/o por que aún teniendo la información en sus manos no esta conciente de la profanidad del contenido, siguiendo así la inercia de una administración más empírica, desperdiciando lo ya analizado. Por lo que será de suma importancia incluirlos dentro de la metodología, teniendo presente que la participación social es uno de los elementos más significativos en los procesos de planeación y el medio por el cual se puede tener la oportunidad de lograr elevar la calidad de vida de los habitantes, generar el arraigo y sentido de pertenencia al espacio, además de incentivar la cohesión social y la tolerancia entre grupos que la integran, ponderando por recuperar la identidad social. Uno de los ejemplos de éste tipo de prácticas de planeación participativa como punto fuerte dentro de la metodología fue el Proyecto Sierra Santa Martha, A.C. editado en Diciembre de 2003 y coordinado por Fernando Ramírez Ramírez y que fue financiado por Global Enverionment Facility (GEF), a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP-SEMARNAT) el cual explica su metodología de la siguiente manera:






También es tema importante para los procesos urbanos actuales las relaciones o el binomio campo – ciudad dado que en este tiempo es sumamente complicado establecer fronteras claras entre un espacio geográfico urbano y un espacio geográfico rural, más bien se puede encontrar un espacio de transición entre ambos al cual se le denomina actualmente espacio peri urbano, en materia de tenencia de la tierra se complica más la frontera entre uno y otro espacio debido a que gran parte de las manchas urbanas veracruzanas hoy día se emplazan sobre suelos ejidales, las zonas rurales que conforman el hinterland de un asentamiento urbano o se encuentran inmersas en los sistemas de ciudades, han sido fuertemente influidas y perturbadas en sus actividades económicas de origen, en la transformación de sus paisajes, en la estructura familiar y en sus procesos demográficos, entre otros muchos aspectos. Aún cuando la distancia entre ellos y las urbes sea considerable, no se puede evitar la transformación e impacto sobre estos territorios; hoy en día nos enfrentamos a diversos fenómenos urbanos que tienen su origen en los espacios rurales y viceversa, temas como éxodo rural, segundas residencias, migración masiva del campo hacia los polo urbanos y que gran parte de ellos conforma el espacio periurbano, introducción de enlaces carreteros, transporte y tecnología en los espacios rurales, servicios ambientales, la tercairización del espacio rural al contener actualmente actividades de agroindustria, agrocomercio y agroturismo como respuesta a la decadencia de su actividad primaria, la extensión territorial de las urbes sobre espacios rurales y la introducción de algunos equipamientos tales como campus universitarios, rastros, rellenos sanitarios, parques industriales y comerciales, estaciones de servicio, entre otras, el tema de los riesgos y vulnerabilidad del territorio y los habitantes que se encuentran en él es otro de los temas que sin geógrafos y biólogos difícilmente podrán verter la problemática real. Son algunos de los tópicos que cada día hacen más ambiguas las fronteras entre los distintos espacios, desapareciendo con ello la dicotomía rural – urbana y detectando un espacio de transición de un paisaje a otro.

Este binomio también invita a la reflexión acerca de la forma de zonificar una asentamiento urbano para su análisis desde la zonificación primaria a la zonificación secundaria, ya que ambas tienen el objetivo de detectar con claridad cuestiones morfológicas al interior del asentamiento urbano, ignorando lo que sucede hacia el exterior inmediato; Los territorios inmersos en los centros de población que se indican en la metodología actual normalmente son suelos ejidales o pequeñas propiedades que se toman en cuenta, se cuantifican e inventarían con el objetivo de prever en ellos la futura expansión y servicios de la zona urbana consolidada, pero poco se investiga con respecto a los distintos asentamientos humanos que lo integran, mismos que interactúan de forma directa con la urbe, son lo denominado anteriormente como parte del hinterland. Por lo que se propone que en lo futuro se tome en cuenta una zonificación que inicie desde esos espacios hacia el interior de la franca zona urbana, con el objetivo de erradicar la función que actualmente cumplen como patios de servicio de los asentamientos urbanos, si no más bien integrarlos realmente a las lógicas de la expansión y desarrollo, tratando de actuar con mayor equidad sobre dichos espacios y sus habitantes.


Las distintas escalas de análisis y proyecto urbano desde la macro región, región, micro región, zona conurbada, centro de población, sectorial o parcial, entre las más conocidas pueden contener temáticas similares en sus procesos metodológicos, sin embargo es necesario definir para cada una de ellas, el grado de profundidad y detalle de los objetivos y productos a alcanzar, por lo que resulta poco pragmático y acertado pretender una metodología estándar asumiendo que se puede aplicar en todos los casos de estudio. Ya que como se ha venido reflexionando en los párrafos anteriores, si la complejidad de emplear una metodología para todos los casos de estudio de una misma dimensión cuidando no perder la identidad de cada caso en particular es grande, pues mucho más riesgo de sesgo se puede obtener al no emplear las temáticas adecuadas a la escala pertinente.

De los conflictos más recurrentes al inicio de la metodología actual, son la falta de insumos para dar inicio a la investigación, siendo de los más relevantes la carencia de cartografía base, que se puede dar básicamente en dos situaciones: 1. en algunos casos la no entrega de cartografía que obliga al consultor a emplear gran parte del tiempo de trabajo de investigación y procesamiento del programa en estar haciendo el trabajo de creación de la cartografía mediante levantamiento en GPS, consiguiendo información catastral local o estatal, digitalizando ortofotos antiguas o armando piezas como rompecabezas de las secciones que cada departamento municipal puede suministrar en su momento, lo cual implica un proyecto por sí solo y no es menester de los programas destinar semanas enteras en dichas labores. 2. la cartografía que se suministra es de muy baja calidad en cuanto a dibujo digitalizado, ya que para efectos de procesar la información de los Sistemas de Información Geográfica SIG los mapas deben ser elaborados con base a polilíneas o vectores, polígonos y puntos para que cada una de estas entidades al ser reconocida por el programa, genere un campo de trabajo en la base de datos propia del tema, así que todo lo que se dibuja en otro tipo de entidad no es reconocido por los SIG, generalmente el plano base que entrega la dependencia responsable lo realizan en paquetería de Cad y además de contener mucha basura en líneas repetidas y superpuestas, la mayor parte de los dibujos se presentan fragmentados entre sí, lo que implica que alrededor de tres semanas de trabajo se invierta en depurar, limpiar y re dibujar la cartografía para poder ser utilizada correctamente. Propongo se capacite a personal del Instituto para que realicen esta labor y entreguen el material adecuado.

Así como también hacer una reflexión en el tema cartográfico de ¿qué tan eficiente resulta? Procesar la digitalización de los tópicos indicados en la metodología en dos software distintos. Si la razón de continuar con la labor de realizar la cartografía en Auto Cad es con el único fin de que los Municipios tengan la capacidad de poder reproducirlos cuantas veces lo necesiten, sin depender de la adquisición del otro software que es más difícil de obtener y además de dominar su funcionamiento, eso se resuelve desde el mismo programa SIG convirtiendo todos los mapas en imágenes (.jpg) las cuales pueden cumplir con respetar desde la escala gráfica de impresión así como también todos los datos que se deben contener en el tema de simbología. Lo anterior resolvería en mucho el ahorro de tiempo que bien se puede invertir en potenciar, enriquecer y aprovechar todas las fortalezas que los SIG ofrecen, realizando el llenado de las bases de datos y tratando constantemente de ser más eficientes en el manejo de ellas, para efectos de poder plasmar de forma gráfica y con ello ser más explícitos en los fenómenos detectados y que se tiene la obligación de mostrar a los ciudadanos. Entendiendo con esto que los programas asistidos por computadora no detectan, resuelven y proponen solución a los fenómenos por sí mismos, si no vistos como una de las herramientas o instrumentos más eficientes para poder plasmar o representar lo que los especialistas detectan.

Incluir temas nuevos a la metodología de escalas desde zona conurbada, centro de población, sectorial o parcial; como lo son el análisis detallado del tejido urbano enfatizando en los espacios públicos, realizar análisis de mayor detalle en materia de imagen urbana no solo del centro histórico de los asentamientos urbanos, si no haciendo un estudio concienzudo de los distintos sectores de la ciudad y extender el tema a los espacios rurales inmediatos tratando de hacer el ejercicio de proponer terminología inédita que realmente de respuesta al análisis espacial propio de esas zonas ya que si bien son territorios impactados por la influencia urbana, todavía guardan rasgos característicos de espacio rural o incluso periurbano que poco tienen congruencia con términos, acciones o políticas enteramente urbanas como mejoramiento de la imagen urbana cuando su imagen es de un paisaje semi rural o rural en vías de extinción, otro de los tópicos que se propone incluir es la de valor del suelo realizando un análisis con las distintas lógicas y zonificación respectiva de los valores del suelo que ayuden a tener mayor capacidad para pugnar por la equidad de la urbe y sus áreas de influencia.

E escalas macro regional, micro regional y regional el análisis profundo de los usos del suelo que no son usos del suelo urbano y su profunda relación con los riesgos, vulnerabilidad y capacidad del territorio para abastecer a los proyectos de los recursos naturales como el agua, integrando en ello un apartado que haga el ejercicio de analizar los diversos impactos regionales que implican los desarrollos e infraestructuras propuestas en dichas regiones, a fin de que los habitantes tengan mayor conciencia de los escenarios que van a vivir y tengan mas herramientas para poder prevenir y legislar sobre los fenómenos futuros.

Por último es necesario tomar tiempo de reflexión acerca de los tiempos de ejecución de los diversos programas y las distintas escalas, con el objetivo de que se invierta el tiempo adecuado para resolver de forma correcta y completa cada una de las etapas que las metodologías demanden y con ello hacer entrega de productos que tengan la mejor calidad de información y manejo de la misma.

Concebir las distintas dimensiones de los tan variados fenómenos de los asentamientos humanos y sus diversidades, invita a la reflexión de qué tan certero o pertinente puede resultar aplicar una metodología en específico, cuando hay tantas opciones metodológicas con cargas filosóficas y teorías para abordar retos de tan grande magnitud. Puede oírse un tanto utópico detenerse un momento y pensar que cada grupo de especialistas al realizar un análisis de primera impresión tuviera la opción y sensibilidad de emplear las metodologías que se ajustaran de forma más real a la problemática específica de un asentamiento dado, llegando cualquiera que fuera el camino a productos similares a los demás grupos de trabajo (consultorías). Por otro lado las urbes y las sociedades que la habitan, a su vez presentan un sin fin de subsistemas que para analizar en sus distintas dimensiones y acercarse lo más posible a la realidad, se necesita de un alto grado de compromiso, pasión y entrega por la profesión.

Bibliografía:

Seminario Permanente de Antropología Urbana
Un modelo multidisciplinario en el estudio del fenómeno suburbano
Reflexiones Metodológicas en Torno a la Realidad Urbana
UNAM México 1997

Serie General
Espacios y Sociedades
Ordenación y Planifiación Territorial
Romá Pujadas y Jaume Font
Editorial Síntesis 1998

Serie General
Espacios y Sociedades
10 Geografía Rural
Dolores García Ramón, Antoni F. Tulla I. Pujol y Núria Valdovinos Perdices
Editorial Síntesis 1995

Taller de planeación comunitaria y de manejo de recursos naturales: Venustiano Carranza
Ejido Venustiano Carranza, Tatahuicapan de Juárez, Veracruz
Proyecto Sierra de Santa Martha, A.C.
editado en Diciembre de 2003
Financiado por Global Enverionment Facility (GEF), a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP-SEMARNAT)

martes, 2 de junio de 2009

Proyecto, narrativa, estética y simbolismo para un proceso urbanístico veracruzano con una nueva visión.

Harmida Rubio Gutiérrez


¿Qué es lo que más te gusta de tu barrio?
Pos… mi vecina, la mera verdad

Niño de la colonia Revolución, Xalapa Ver.

“Ciudades para vivirse con la cabeza, no con el corazón…”Mariano J. Strasslus

Las mañanas fresquecitas, las noches de lluvia, cuando pasa el afilador y chifla, cuando se sienta uno en una piedra a ver al río, las fiestas del santo patrono, los cerros que se ven allá lejos, los árboles grandotes como los del parque, los algodones que se compran los domingos, los caballos, lo que se puede ver de la azotea de anc´a el abuelo, el hueledenoche de casa de mi compadre.

El territorio, la ciudad, el pueblo, ¿de qué están compuestos, además de casas, calles, barrios, equipamientos, comercios, infraestructuras, medio físico natural y artificial, economía y demografía?

Nos hemos hecho a la idea de que el territorio y sus asentamientos humanos se cuantifican para valorarlos; o en el mejor de los casos se les asignan valores cualitativos a estos aspectos naturales, artificiales, urbanos y socio culturales, que casi siempre tienen que ver con la eficacia y funcionalidad de las cosas. Así, analizamos y diagnosticamos problemáticas en base a criterios de eficiencia, de estructura, de optimización de procesos, de economía de medios; pero casi nunca de belleza, emoción y narrativa.

El modelo de planeación que ha heredado nuestro Estado de Veracruz, derivado de las leyes de ordenamiento urbano nacionales, se ha basado desde hace muchos años en la ética urbanística del racionalismo. La razón por encima de la emoción y la percepción. La zonificación primaria y secundaria, la identificación de usos del suelo y coeficientes de ocupación y utilización del suelo, el cálculo y definición de reservas territoriales, son muestra de la búsqueda incesante por la eficiencia en las ciudades y los poblados, la consolidación de asentamientos en los que todo funcione bien, ahora, el día de mañana y dentro de veinte años.

La presente propuesta pretende poner en la mesa otras formas de abordar las realidades espaciales del fenómeno territorial, desde un enfoque estético, simbólico y narrativo. Justificando en primera instancia el porqué de esta otra perspectiva, mencionando después sus principales objetivos y finalmente poniendo la propuesta dentro de un esquema metodológico. No se pretende aquí borrar o eliminar la perspectiva funcionalista de los instrumentos de planeación vigentes, pero sí complementarlos con una nueva visión.

Sin embargo, sí que se cuestiona aquí la eficacia de la Planeación Urbana, y se propone dentro de la metodología, el abordaje de nuestra realidad territorial a partir del Proyecto Urbano.



Necesidades, satisfactores e interpretación
“No hay buenos o malos urbanistas, sino buenos o malos traductores”Mariano J. Strasslus

La metodología actual para el estado de Veracruz, utilizada para centros de población, aplicada también para las comunidades rurales y suburbanas; plantea el abordaje de los aspectos del medio físico natural, medio físico artificial, relaciones regionales, aspectos urbanos y aspectos demográficos y socioeconómicos pero desde la perspectiva cuantitativa, desde el cálculo poblacional y las hipótesis de crecimiento; no desde el reconocimiento de las personas que habitan en las comunidades, su visión del mundo y su forma de vivir.

Digamos que los planes actuales se preocupan por cubrir lo que comúnmente llamamos: las “necesidades básicas” de los habitantes del lugar; estas “necesidades” se traducen en programas y políticas públicas en las que se les otorgan a los ciudadanos de un lugar, los servicios necesarios para integrarse al desarrollo: calles pavimentadas, infraestructuras de comunicación y servicios, equipamientos, transporte público, etc.

No obstante, existe otra consideración sobre lo que son las Necesidades Fundamentales. Los filósofos y economistas chilenos Max-Neff, Elizalde y Hopenhayn; señalan que “Las necesidades humanas deben entenderse como un sistema en el que ellas se interrelacionan e interactúan. Simultaneidades, complementariedades y compensaciones son características propias del proceso de satisfacción de las necesidades”. Hacen hincapié en la diferencia entre necesidades y satisfactores; que son éstos a los erróneamente denominamos “necesidades”. Así el satisfactor es la forma en la que se cubren estas necesidades, mas no la necesidad en sí misma. Señalan como las principales necesidades humanas: la Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Identidad y Libertad.

El alimento y el abrigo no son necesidades, son satisfactores de la necesidad de subsistencia, por ejemplo. Por otro lado, apuntan de manera contundente que un mismo satisfactor puede contribuir a cubrir más de una necesidad, como es el caso de la arquitectura y el urbanismo; y finalmente, señalan un aspecto básico para esta argumentación:

“Las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades”.
Así pues, no puede ser aplicada la misma metodología para una zona conurbada, que para un centro de población que para un poblado rural; pero más aun, no pueden ser planteadas el mismo tipo de estrategias para todos los casos. Cada contexto necesita satisfactores distintos a necesidades iguales. Así, el abastecimiento de agua, las zonas de encuentro y recreación, los lugares para la reflexión y el ocio, la arquitectura, el tratamiento del espacio público y el privado, no pueden ser resueltos de la misma manera en todos los casos; dado que la concepción e interpretación de los territorios es distinta según la gente que los habita.
Sumado a esto, los planes actuales han basado se atención a cubrir sólo las necesidades de Subsistencia y protección, y en el mejor de los casos, la de identidad; dejando de lado el resto de las necesidades humanas (afecto, entendimiento, participación, ocio y libertad) que entrelazan los ámbitos del cuerpo, la razón y la emoción.



Si bien es cierto que en cierta medida la cuestión de “aspectos culturales” se toca en estos instrumentos de planeación (en los apartados de patrimonio e imagen urbana, por ejemplo), no siempre se tiene una respuesta concreta a estos aspectos en la etapa de Estrategia que es donde se concentran las propuestas.
Probablemente, se argumente a este respecto que desde la perspectiva de sociólogos o antropólogos, dentro de los planes de ordenamiento sí se abordan estas cuestiones y no sólo desde la línea cuantitativa; sin embargo, explícitamente la metodología y el proceso de “hacer” estos instrumentos de planeación, no señala los aspectos relativos a conseguir espacios de identidad, de encuentro, propicios para el conocimiento, el afecto, el ocio y la participación.

Entra entonces otro concepto para completar la fundamentación de esta propuesta:
El concepto de Interpretación . Según las páginas del periódico El País de España, Interpretar es realizar una persona algo según el pensamiento, deseo, etc. de otra.
Es precisamente esta parte del proceso en la que muchos esfuerzos del diagnóstico en los instrumentos de planeación pierden fuerza y sentido. Aunque se hayan investigado con rigor los aspectos de la cultura del lugar, las características que hacen que la población se vincule a su territorio; muchas veces no se responde a esto de manera integral en la estrategia; dado que, como ya se ha dicho, se atienden cuestiones más funcionales que simbólicas es estos planes.

En los planes actuales, el apartado que precede a la Estrategia se denomina: Normatividad, y es ahí donde se da la “interpretación” del diagnóstico, según reglamentos, normas y leyes para su aplicación en la realidad. No se cuestiona aquí la aplicación de estos parámetros; sin embargo, se señala la carencia de un sentido de Interpretación que vaya desde lo simbólico, lo emotivo y lo narrativo y llegue a materializarse en lo formal y lo estético.

Como resultado de la metodología actual casi todas las propuestas se refieren a estrategias de “Suelo”, el llamado “Plano síntesis” es prueba de ello, se llega a una zonificación de los usos del suelo y reservas basado en una concepción del territorio en dos dimensiones. La cartografía tanto de diagnóstico como de estrategia está compuesta únicamente por plantas, salvo los apartados de Patrimonio e Imagen Urbana, que contienen algunos larguillos y secciones de lugares específicos. Sin embargo, el uso de cortes, fachadas y plantas, no refleja ni la percepción ni la interpretación del sitio y territorio en su totalidad.
“La reducción que a lo largo de siglos han ejercido la cartografía y la estadística como apisonadoras de la sensualidad urbana, rica y compleja, debe recuperarse partiendo de las relaciones de la experiencia sensorial como estructuras urbanas fundamentales”. Señala Manuel de Solá Morales a este respecto.

¿Cómo proponer entonces estrategias en las que se consideren estos aspectos? ¿Cómo se traducirían las necesidades fundamentales de los habitantes en espacios concretos y acciones específicas? ¿Es este planteamiento más correspondiente al ámbito de la arquitectura, la psicología o la sociología que del urbanismo?
He aquí el inicio de la propuesta.

Cuatro ejes y un proceso para una propuesta
“La ciudad es un lugar donde cada sujeto juega su existencia,
donde sus anhelos y sus pasos cobran destino,
donde desarrolla su vida, donde trama sus lazos y encuentra su soledad:
habita la ciudad o más bien la ciudad lo habita.”
Joaquín Caretti

Manuel de Solá Morales, teórico del urbanismo contemporáneo, dicta que la utopía, la búsqueda del bien común a través de la cuantificación, el trámite, la norma y la planeación son las fórmulas que se han visto repetidas en el quehacer del urbanista contemporáneo; sin embargo, se puede contemplar muchas veces que la intención de estos planes se ha revertido a una realidad ajena, con la que los habitantes del territorio no se sienten identificados, aunque sí, acostumbrados. Como respuesta a esto, propone en su ensayo “Cuatro paradigmas para un curso de ética urbanística” (2005) un cambio de paradigma en la cuestión de principios urbanísticos. Señala que estos principios deben ser más laicos y más inciertos:
a) Identidad.- Una identidad entendida como la forma de relacionarse de un pueblo hacia su interior, pero más aun hacia su exterior. No una identidad empeñada en defender a toda costa las huellas del pasado, sino una identidad que reconozca la realidad presente del pueblo, sus características locales que la hacen única frente a la globalidad contemporánea. “En la identidad está la capacidad de seducción de las ciudades”
b) Sensualidad.- “El gran territorio como el rincón de la calle son experiencias totales para los sentidos” . El ambiente creado a partir de emociones y sensaciones, el espacio de la vivencia a través de todos los sentidos, no solo de la vista, como el espacio primordial del urbanismo. Comprender, interpretar, vivir e intervenir la ciudad a partir de la experiencia, del disfrute y el aprecio. Se confronta aquí el razonamiento urbanístico aséptico, de la cuantificación, la objetividad y la coherencia; frente a otros valores que “trabajen en cambio por la cualificación del espacio como experiencia de las relaciones sensibles de los cuerpos humanos”.
c) Equidad territorial.- Entendida no como una medida para homogeneizar el territorio, no como un procedimiento en el que se da a todos lo mismo, no, Equidad como la actitud de dar a cada uno según sus peculiaridades. Así, el reconocimiento de las diferencias es primordial para lograr la equidad territorial, se trata de reconocer las desigualdades para trabajar contra ellas, acerca de ellas, a partir de ellas.
d) Diferencia.- Lo materia prima con la que se hilvanan los tres anteriores conceptos. La diferencia como uno de los valores principales ante la homogeinización global (Castells 2000), como campo de experimentación hacia nuevas preguntas acerca del urbanismo y la arquitectura (Koolhaas 2000). En la búsqueda de convertir los espacios en lugares, la identificación de las diferencias nos puede llevar a proponer objetivos de superposición y ambigüedad, de promiscuidad y de contraste; donde nuevos modelos de planificación y diseño urbano podrían construirse.

De esta forma, Solá Morales propone la discusión sobre una nueva forma de actuar urbanísticamente, con otra conciencia y con una nueva serie de procesos. Se cuestiona, como ya se han cuestionado desde hace sesenta años los teóricos del urbanismo italiano y español, la vigencia y la pertinencia de la planeación, referida más a soluciones de tipo funcional y estructural que a respuestas acerca de la vivencia de sus habitantes.

Refuerza la idea de trabajar sobre segmentos de ciudad, a diversas escalas; invita al viaje de lo macro a lo micro a través del Proyecto Urbano.

“Hay que romper la opacidad metodológica de planes y estudios urbanísticos y fracturarlos en acciones parciales, artísticas en sentido estricto, abiertas a imaginaciones del territorio más amplias y profundas que las delimitaciones planimétricas”.

Es precisamente en las comunidades suburbanas y en las zonas rurales, donde es más factible la aplicación de estos nuevos paradigmas (aunque en esos lugares no son tan nuevos); ya que la experiencia de vida de quien los habita, está todavía relacionada intrínsicamente con su entorno de una manera casi simbiótica, con unos significados muy potentes que sólo están a la espera de ser identificados y traducidos en espacios sensuales, identitarios, equitativos y diferentes.




Del plan urbano al proyecto de los lugares diferentes
Como ya se ha dicho, la discusión acerca de la pertinencia del Plan en relación a la del Proyecto Urbano no es nueva; se ha generado desde los inicios de la determinación del urbanismo como disciplina y se ha dado en los últimos dos siglos de manera más frecuente y contundente.

En el siglo XX, en los años 50 y 60 concretamente, la escuela Italiana de Venecia (Muratori, Aymonino y Rossi) empieza a realizar estudios urbanísticos relacionados con la forma y la estética de los espacios urbanos: principalmente dirigidos a la morfología, la tipología y los imaginarios sociales en relación a su entorno urbano. Estudios en los que se hacía evidente la relación entre el paisaje urbano (o rural), el cultural y el natural; y se señalaba que la evolución de estos paisajes responde más bien a una inercia propia, y que no se deriva de los programas económicos y políticos de los gobiernos que generan los Planes Urbanos.



A este respecto Han Meyer (profesor de Diseño Urbano, teoría y Método en la Universidad de Delft Holanda) señala que: “El plan, y también, por lo tanto la planificación son un fenómeno típico del siglo XX, basado en el supuesto de que las autoridades son capaces de comprender por completo las tendencias sociales y de que este conocimiento permite a esas mismas autoridades guiar con precisión dichas tendencias.” No hace falta decir que la crisis de la planificación urbana en México (foro Aproximaciones Urbanas 2008), cuestiona este supuesto.

Por otro lado, es Luigi Mazza, precisamente un Italiano el que hace la siguiente observación en relación a Planes y proyectos urbanos: “En Italia, el término urbanística incluye habitualmente al menos tres actividades diferentes: La planificación de usos del suelo, las políticas locales para el desarrollo y la proyectación urbana. Sin embargo, ocurre que gran parte de la cultura profesional y académica se resiste a distinguir entre ellas e insiste en la suposición de que exista una continuidad teórica y metódica entre las tres actividades.”
Si bien es cierto que las visiones planteadas en este apartado surgen desde el ámbito europeo, en México la realidad es muy similar.

Dentro de la metodología de trabajo para realizar los planes de ordenamiento urbano, se maneja un apartado en la etapa de estrategia llamado “Metas y proyectos específicos” , que es en donde debería aplicarse el Proyecto Urbano. Sin embargo, el análisis que se da en la etapa de diagnóstico, corresponde más a la evaluación de disposición de usos del suelo y densidades que al análisis morfológico, social y de paisaje necesario para generar proyectos urbanos que contribuyan a la identidad del lugar, que generen espacios de vida y que además sean bellos. Como resultado, estos proyectos, suelen ser sólo aproximaciones al planteamiento del proyecto, y dentro de la totalidad de la etapa de estrategia se ven opacados y reducidos contra las acciones específicas y extensamente descritas en los casos de usos del suelo o densidad, por ejemplo.

Existen los programas de Diseño Urbano para zonas de nueva creación en zonas conurbadas o centros de población, existen los Planes Parciales en los que la escala permite (desde la óptica de los planificadores) llegar a criterios primarios de diseño urbano, pero lo que no existe, al menos en el Estado de Veracruz, es una metodología del Proyecto Urbano para la totalidad de un asentamiento existente ya sea urbano o rural. Es decir, el Proyecto urbano se aplica desde una escala de una zona de la ciudad, o bien desde un sector o enfoque específico: llámese plan de movilidad, o plan de turismo sustentable, o plan de infraestructuras. Pero nunca como solución integral.

Prueba de una Estrategia Integral de Proyectos Urbanos que ha resultado en la recuperación de una ciudad para sus habitantes y que ha aportado notables acciones para la afirmación de la identidad local es el llamado “Modelo Barcelona”, encabezado en esa ciudad por el arquitecto Oriol Bohigas desde la década de los 70; y que se ha estado diseminando por todo España y Europa en los últimos 30 años.

Los planes de ordenamiento urbano señalan leyes, normas y parámetros que deben cumplirse para lograr una ciudad ordenada, sin embargo la ley y la vida cotidiana, no siempre se corresponden.

En palabras de Mockus, “la armonía de ley, moral y cultura podría definirse como la conjunción entre la desaprobación moral o cultural de comportamientos ilegales, y la aprobación moral y cultural de las obligaciones legales. Por otro lado, hay divorcio cuando comportamientos ilegales son aprobados por la moral o la cultura, o cuando las obligaciones legales son censuradas por la moral o la cultura.”
Sin embargo, el proyecto urbano y la arquitectura misma sí que se presentan diariamente en la vida de los habitantes de un asentamiento, y siguen actitudes y procedimientos que son más naturales y que emergen del comportamiento contemporáneo de la sociedad, o bien, cuando la arquitectura o el proyecto urbano no son coherentes con su realidad cultural, las personas del lugar acaban modificándolos, rechazándolos o dándoles otro sentido.

Un ejemplo claro: Cuando se crea un “libramiento” para alguna localidad, el proceso natural urbano que se genera a su alrededor es el crecimiento de unidades comerciales y vivienda aledaños a la carretera (Ing. Manuel Herce, Barcelona 2003). Es bien sabido que existen leyes que prohíben que estos acontecimientos se den, pero finalmente se dan.

En la localidad de Castell Playa de Aro, en la Costa Brava española, creó un parque inundable, en una zona en la que quería evitarse el crecimiento urbano, aledaña a una carretera; ofreciendo así a la ciudad un espacio de convivencia y evitando el emplazamiento de zonas comerciales o de vivienda.
Así, el proyecto urbano responde materialmente a estos procesos naturales y culturales; y aclaro, que no siempre está peleada la respuesta proyectual con la de la planeación, más bien, se complementan.

Una vez más puede surgir el cuestionamiento acerca de que si las estrategias europeas aquí mencionadas pueden ser aplicadas en el contexto mexicano, y más aún en territorios suburbanos o rurales; la respuesta seguramente es que no, que tendremos que buscar un modelo propio, acorde a nuestra ideología e identidad; sin embargo sí que pueden ser un punto de partida para la generación de una propuesta.
Precisamente siguiendo este interés por generar una propuesta encajada en el contexto veracruzano actual, defino a continuación las características del Proyecto Urbano (a diferencia del plan) que aportan alternativas estructurales, funcionales y estéticas para los territorios urbanos y rurales.

El proyecto urbano:
1.- Actúa en aquellos espacios estratégicos en donde la complejidad (entendida como la superposición de cualidades importantes tanto espaciales, como sociales y ecológicas) se concentra -calles, espacios públicos, límites y fronteras entre el asentamiento y su entorno, transiciones entre espacios de vivienda, puertas de la ciudad o asentamiento, paisaje natural-.
2.- Resuelve con un solo proyecto varios problemas a la vez -un parque lineal que genera un espacio público de convivencia y que a su vez genera sistemas sustentables de captación y aprovechamiento de agua de lluvia, por ejemplo-
3.- Trabaja y funciona a distintas escalas -Un mismo proyecto puede resolver situaciones en lo regional, en la totalidad de lo urbano o lo rural y en lo barrial-
4.- Condensa los factores estéticos, emotivos, narrativos y simbólicos con los que los habitantes del núcleo urbano o rural se puedan sentir identificados.
5.- Pone a disposición de la comunidad, un espacio activo y tangible, en el que ésta pueda manifestarse y hacerlo propio.
6.- Hace evidente y materializa la relación entre el asentamiento y los valores del paisaje que lo rodea.

Es así como desde el proyecto urbano, se propone que se generen las propuestas que atiendan a la totalidad de las necesidades fundamentales (Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Identidad y Libertad), que se trabaje en la búsqueda de territorios más sensuales, equitativos, afianzadores de identidad y diferentes; cambiantes y polifacéticos, y más aun, que se involucre a la comunidad para generar una ciudad o núcleo rural que sientan suyo, que por consecuencia protejan, valoren y promuevan.

El papel del arquitecto/urbanista en el proyecto urbano con perspectiva estética, simbólica y narrativa
“Las calles de Buenos Aires ya son mi entraña”Jorge Luis Borges

Es el arquitecto el que tiene la formación para identificar problemáticas y potencialidades espaciales, definir intenciones, pensar territorialmente, ubicarse mentalmente en una realidad tridimensional mediante la comunicación gráfica, relacionar los ámbitos de la percepción humana con las características de los espacios, solucionar varios problemas a la vez, manejar distintas escalas, pero sobre todo, traducir de un lenguaje verbal a un lenguaje espacial.

Sabemos que es innegable que la generación de intervenciones urbanas y rurales debe darse desde la multi-inter-transdisciplina; que no basta con una sola mirada de un objeto tan complejo como lo es la ciudad o el campo, para darle respuesta. Así pues, los equipos de trabajo destinados a las intervenciones en estos territorios deben estar compuestos por profesionales de distintas áreas: sociólogos, antropólogos, biólogos, ingenieros, economistas y por supuesto, arquitectos; además de la medular participación de la comunidad, los gobiernos, la iniciativa privada y la sociedad civil.

Sin embargo, dentro de este universo de actores que participan ya sea en la elaboración de Planes o Proyectos urbanos, es precisamente al arquitecto a quien le corresponde la tarea específica de atender los aspectos espaciales, estéticos, formales y por consecuencia simbólicos del territorio, y son precisamente estos aspectos los que han estado quedando fuera de la metodología de intervención.
Por otro lado, también el arquitecto está formado para construir y decodificar lenguajes espaciales. Dentro de esta construcción y decodificación, se da la narración de historias, o por lo menos de situaciones. El arquitecto (y el urbanista) genera el escenario para la vida (Julio Sánchez Juárez 2006) y por lo tanto, debe entender de narrativa.

Reforzando esta idea el Profesor de Política Cultural Urbana J. Mark Schuster señala: “Cada lugar debe tener su propia identidad proyectada, para ofrecer alguna experiencia o cosa temática diferente a las demás, pero al mismo tiempo lleva a cabo su contribución única a la narración general. El desarrollo de un plan territorial para un paisaje cultural no difiere de redactar el guión de una película. En ambas acciones están involucradas las mismas aptitudes.”

La narrativa espacial, así como la de la literatura, está sustentada sobre una estructura, en la cual aparecen unidades básicas (Aristóteles) sobre las cuales se ejerce la mayor fuerza de una narración. Estas unidades son los acontecimientos más importantes que tendrán que irse conectando para dar a la historia coherencia y fuerza. Espacialmente es lo mismo. Dentro de un asentamiento o territorio, existen lugares que concentran la historia y el valor simbólico más representativo para la comunidad y que necesitarán ser conectados por otros lugares complementarios que conformen al espacio urbano (o rural) como un todo heterogéneo. Es difícil en este sentido separar las partes del todo, sin embargo, es precisamente en las individualidades, es decir, en la arquitectura y los “hechos urbanos” (Rossi) en donde se sustenta el sistema de permanencias de la ciudad (que serían las unidades básicas de la narración).

Las permanencias son entonces, las huellas del pasado, sin embargo no están exentas del presente, ya que continúan vigentes en la ciudad o el territorio, y de hecho, son sus principales elementos constitutivos.
Estas permanencias están dadas por: El valor constitutivo dentro de la ciudad, la historia y el arte, el ser, y la memoria (Rossi).



Muchas veces estas permanencias, que pueden ser monumentos, el trazado de las calles, o el mismo trazado de la ciudad; son consideradas como hechos aislados, como sistemas del pasado, sin reconocer su importancia en la vida de la ciudad en el presente, y sin reconocer precisamente que pertenecen a estos dos tiempos: presente y pasado.

A su vez, cada uno de estos espacios-permanencias de manera individual, encierran también otra narrativa con sus propias unidades básicas, a otra escala.
Así pues, se trata de una cuestión de flujos y lenguajes, de conexiones e interpretaciones, de legibilidad del espacio urbano y territorial y de entendimiento de los imaginarios colectivos principales. Así que es importante reconocer la relación entre el lugar y los ciudadanos, dentro de esta memoria colectiva urbana.

Al igual que el arquitecto se pone “en los zapatos del cliente” para entender sus deseos a propósito de su solicitud de arquitectura; de la misma forma el arquitecto y el urbanista tendrían que convertirse por un momento en un habitante de la colectividad con la que están trabajando, para interpretar en carne propia la visión de la localidad, del paisaje y del universo que ahí se tiene.
Pero ¿Cómo lograr esta interiorización del territorio? ¿Cómo entender de manera adecuada los deseos, los miedos, las actitudes y la visión de la comunidad?
Seguramente existen muchas respuestas a estos cuestionamientos, pero esta propuesta expone principalmente tres: La observación, la convivencia y los procesos de diseño participativo.

Como ejemplo de estos tres ejes, está el caso del análisis de Xalitic (en Xalapa, Veracruz), hecho por estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UV en el año 2001, coordinados por la arq. Laura Mendoza Kaplan (México) y el arq. Toshio Kitahara (Japón). En esta ocasión, los estudiantes literalmente “acamparon” en la zona, por más de 24 horas. Observaron el sitio en todos los momentos del día, los acontecimientos físicos, estéticos y culturales que ahí se daban, convivieron con los integrantes del barrio a través de comidas colectivas y juegos y establecieron un proceso de participación con ellos, en el que, colgaban camisetas de un extenso tendedero a lo largo de la plaza inferior de este espacio público, en las que los vecinos y ciudadanos iban “pintando y escribiendo” sus deseos, anhelos y solicitudes para ese lugar. Al final, los estudiantes estaban tan involucrados con el sitio que lograron interiorizarlo y sentirse parte de ese barrio.

Sin embargo también existe otro recurso de central importancia en el proceso de interpretación y traducción: el conocimiento de la historia del lugar.
Comprender a través de la documentación y la entrevista con la comunidad, su historia, es medular para lograr una propuesta proyectual coherente. Así lo señala nuevamente J. Mark Schuster “Los recuerdos son recursos culturales importantes… la historia del recurso es más importante que sus características físicas. La historia del recurso debe desarrollarse para que los componentes se muevan en la variedad de escalas y, por lo tanto, la historia sea legible.” Aldo Rossi también habló en su momento de esta idea: “...la ciudad misma es la memoria colectiva de los pueblos; y como la memoria está ligada a hechos y lugares, la ciudad es el locus de la memoria colectiva.”

Alguna vez se me cuestionó el porqué anteponía la visión del estudiante de arquitectura a la percepción de la comunidad que es atendida en términos de urbanismo; contesté que no era así, que prevalecía la visión del grupo poblacional sobre la del proyectista, pero ahora pienso que no es necesariamente cierto.
En un proceso de proyectación, o de diseño si se quiere llamar así, es imposible dejar de lado la mirada del Traductor, del Interepetador, del proyectista. El proceso creativo involucra inevitablemente el sentir, pensar y actuar de quien proyecta; y eso precisamente es lo que le da la riqueza a la obra física, la combinación de las dos miradas, la de la sociedad y la de quien traduce sus deseos.


La propuesta

Más que hablar de una metodología preferiría señalar esta propuesta como un proceso, un proceso no lineal, un proceso que se retroalimenta a sí mismo, en el que en la etapa de análisis puedan surgir las primeras respuestas para el proyecto; y a su vez, sea en la etapa del proyecto donde surjan los cuestionamientos clave para la etapa de estudio del lugar.

Es importante aclarar que este “proceso” integra principalmente el enfoque del Proyecto Urbano a través de una perspectiva Estética, Simbólica y Narrativa; lo que no quiere decir que deban dejarse fuera los aspectos funcionales y estructurales (infraestructura, movilidad, usos del suelo, reservas, etc.) manejados ya por los planes de ordenamiento actuales. Ni tampoco quiere decir que con las soluciones formales y estéticas no puedan darse también soluciones funcionales, al contrario, el proyecto urbano debe satisfacer a todos estos aspectos.

Así pues esta propuesta intenta complementar el camino ya recorrido por la Planeación urbana en el Estado de Veracruz, pero en ningún momento intenta sustituirla ni quitarle valor. La estrategia de Proyectos Urbanos que se plantea aquí como proceso debe dialogar, cuestionar y trabajar en conjunto la Planeación, para lograr un proyecto integral y pertinente.

Esta propuesta no estaría completa si no se mencionan los medios de representación, ideación y presentación de cada una de las etapas; se presenta entonces a continuación un cuadro en donde se “sugieren” el tipo de herramientas de comunicación gráfica y verbal para cada caso, sin embargo se apunta que cada proyectista puede generar y presentar los medios a través de los cuales le es más fácil y efectiva su labor.

PROCESO DE INTEGRACIÓN DE LOS FACTORES ESTÉTICOS, EMOTIVOS, SIMBÓLICOS Y NARRATIVOS Y SUS MEDIOS GRÁFICOS.

Diálogo con el sitio Talleres de participación ciudadana
Observación e interiorización del sitio Esquemas, dibujos y perspectivas, fotografía, texto, audio y video. Maqueta
Identificación de los aspectos medulares que componen la identidad y cultura del lugar A partir de narrativas, A partir de recursos sensitivos, A partir del estudio de la forma urbana o territorial
Cartografía de los lugares diferentes, croquis, perspectivas, esquemas.
Interpretación Creación del plano de Zonas de intervención
Definir el relato de la comunidad
Concepto rector (más allá de la imagen objetivo)
Criterios de intervención Texto narrativo, dibujos, cartografía y esquemas. Maqueta de trabajo.
Comprobación de la interpretación 2º momento de talleres de participación ciudadana
Definición de la estrategia general de proyectos Fotografía, video y dibujos, cartografía de la estrategia general de proyectos.
Texto
Traducción Proyectos urbanos en los ámbitos de:
Paisaje, agua, vivienda, lugares de vida (espacios públicos), bordes, patrimonio y comunidad. Cartografía, perspectivas, dibujos, fotomontaje y video. Maqueta de presentación.


En primera instancia, se plantea un “Diálogo con el sitio”, ya no hablando así de un análisis en el que hay distancia entre el objeto estudiado y el investigador; sino que hay una correspondencia y un ir y venir de mensajes entre el sitio y quien lo estudia. Sus componentes serían los siguientes:

A. Diálogo con el sitio:
a) Aspectos formales:
• Conformación morfológica del asentamiento en relación a su entorno natural
• Factores de la forma física: Ritmo, repetición, escala, morfología, perspectivas, llenos y vacíos,
• La forma del territorio, el patrimonio y sus actividades
• Fachadas naturales, urbanas y sky line
• Sistemas de continuidades y fracturas
• Bordes, heterotopías y espacios singulares
• Vocaciones simbólicas del paisaje

b) Aspectos emotivos y sensitivos:
• El clima y el uso del espacio
• Los valores emotivos de la flora y la fauna
• Espacios sensitivos
• Uso del espacio y temporalidad (día y noche, estacional)
• La percepción de la vida en la vivienda
• La percepción de la vida en el espacio público

c) Aspectos narrativos y simbólicos:
• Historia e identidad
• Economía, equidad y diferencias
• Relaciones de vida culturales y de paisaje
• Caminos y memoria
• El agua como base narrativa
• Elementos primarios
• Los deseos de la comunidad

Como ya se ha dicho, la fase de Interpretación o traducción de los mensajes del sitio es angular en el proceso del proyecto de ciudad o territorio, así que éste se propone integrado por los siguientes aspectos:

B. Interpretación:
• El relato de la comunidad.- Aquí se contestará a la pregunta ¿Qué y para quien?, hablando de dar una respuesta a las necesidades de la comunidad, sus deseos y visión del sitio. Como síntesis de la etapa de diálogo con el sitio, en este apartado se intentará concentrar de manera gráfica y textual el relato (espacial y verbal) de la comunidad y su territorio, haciendo uso de técnicas como “el relato colectivo” y una “cartografía de las unidades básicas espaciales, o permanencias del territorio” .
• Zonas de intervención.- Como parte medular del proceso de proyecto habrá que contestar a la pregunta ¿Dónde? Y se identificarán aquellas zonas de mayor complejidad en donde se entretejan espacios, situaciones y fenómenos culturales, ecológicos y urbanos más representativos del sitio.
• Base conceptual.- Esta es la primera parte para dar la respuesta a la pregunta ¿Cómo? Tomando en cuenta que una de las partes fundamentales de esta propuesta es la narrativa, el proyecto general de la ciudad o el territorio debe partir de una base conceptual clara, en la que se hable de un mensaje general y en la que el imaginario colectivo cobre fuerza.
• Criterios e intenciones de intervención.- El segundo momento de la solución del Cómo. Aquí se definirán las maneras en las cuales se dé respuesta a los objetivos de la estrategia de Proyectos, a las solicitudes de la comunidad, y a las interpretaciones de su manera de ver su propio territorio. Estos criterios deberán de expresarse en sistemas arquitectónico-urbanos claros y gráficamente comprensibles para después ser llevados a su materialización en la etapa de Proyecto. Se enfatizará aquí el planteamiento espacial de los aspectos simbólicos, estéticos y narrativos ya mencionados.
• Estrategia general de proyectos.- Es donde se concentran las respuestas a ¿qué? ¿Para quién? ¿Dónde? y ¿Cómo? , en una cartografía y esquemas síntesis que definen concretan y nombran cada uno de los proyectos principales que habrán de dar respuesta a lo estudiado en “diálogo con el sitio”.

Finalmente, se llega a la etapa de Traducción, donde se ponen a prueba las capacidades del proyectista, y donde la labor del arquitecto y urbanista cobra más valor y fuerza. Esta propuesta sugiere la intervención de una serie de 7 aspectos proyectuales, a fin de que se resuelvan de manera detallada, a fin de conformar ya definitivamente el Proyecto de la comunidad.

C. Traducción:
1) El proyecto del paisaje.- Entendido en sus tres acepciones: paisaje natural, paisaje urbano y paisaje cultural; donde medio ambiente e interpretación del mismo se concentran en una sola propuesta.
2) El proyecto de la vivienda.- Centro de vida de la comunidad, en donde habrán de volcarse las líneas del proyecto que resuelvan las necesidades (todas las fundamentales: Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Identidad y Libertad) y mejoren la calidad de los espacios íntimos, privados, individuales y colectivos, con toda su carga simbólica y narrativa.
3) El proyecto de los lugares de vida.- Donde habrá de materializarse la potencialidad de las permanencias o unidades básicas del relato del territorio, donde habrá de buscarse el acercamiento y la proyección de la identidad local y donde la comunidad debe sentirse identificada principalmente.
4) El proyecto de los bordes.- Donde se atienda al principio de Equidad territorial, difuminando aquellas zonas donde se establecen fracturas físicas y consecuentemente culturales (y viceversa); solucionando la transición entre ciudad, naturaleza y campo o potencializando la que ya exista.
5) El proyecto del agua.- Este aspecto del medio natural se ha dejado como un ámbito especial dada su importancia simbólica, estética y también funcional y económica en la vida de los pueblos tanto antiguos como contemporáneos, así que esta propuesta sugiere que sea el Agua misma un elemento protagónico del Proyecto de la comunidad.
6) El proyecto del patrimonio.- Atendiendo al patrimonio tangible e intangible y dando una respuesta física para cada uno de éstos. Hilvanando y conectando cada uno de estos espacios que representan la especialidad de la memoria y los imaginarios colectivos y dándoles un valor contemporáneo para su conservación y continuidad en el presente y futuro.
7) El proyecto de la comunidad.- Éste serpa para cada caso distinto, por lo cual es difícil especificarlo de manera general en un proceso de proyectación, sin embargo, habrá aquí de darle especial relevancia a lo que hablando de espacios y fenómenos urbanos, puedan contribuir a la realización de una ciudad o ámbito rural más agradable, amable, bello y significativo para sus habitantes.

Este como todos los procesos no representa un inicio y un fin en sí mismo, es sin embargo el articulador con otra serie de procesos en los que se pueda complementar la actividad urbanística surgida de las escuelas de arquitectura, es un proceso que puede y debe ser cuestionado, que busca más generar dudas que respuestas, a través del cambio y la dinámica en la investigación del urbanismo y del proyecto, y sobre todo el enriquecimiento y la valoración de las comunidades urbanas y rurales a las que esta propuesta ha estado dedicada.

“Arar ciudades sembrar las nuevas
que esperemos crezcan en armonía con la calidad del terreno,
los deseos de la gente, el pasado y el futuro.”
Mariano J. Strasslus