sábado, 31 de octubre de 2009

México y el Derecho a la Vivienda


Imagen. Inequidad social y urbana. Imagen de libre circulación en la Internet

Daniel R. Martí Capitanachi.

Introducción
El tránsito de los valores asociados a la vivienda, desde el utilitario hasta su concepción económica como mercancía, pasando por el refinamiento estético y la función social, es prácticamente el mismo camino seguido por la arquitectura a través de la historia, al menos en la historia occidental. Si bien desde la revolución industrial europea el tema habitacional se convierte en una preocupación social, sobre todo citadina, es durante el siglo XX cuando escapa a la estricta acotación arquitectónica y se convierte en un asunto de interés jurídico a través de su reconocimiento como prerrogativa del individuo y la familia frente al poder del Estado.

Efectivamente, la vivienda se asume desde la segunda mitad del siglo pasado como un derecho humano; como una necesidad insoslayable de atención por parte de las políticas públicas estatales a fin de aproximarse al estado de bienestar al que toda sociedad aspira. Y es justamente esa condición, irónicamente, la que parece influir en que la resolución del problema habitacional y la proyectación de la vivienda escapen del ámbito de la arquitectura y atraiga a profesionales ajenos a la disciplina, sobre todo a especialistas financieros, cuya misión es hacerla llegar a las mayorías, sacrificando en el camino la esencia misma de la vivienda para convertirla en un producto sujeto a las leyes del mercado.

En el presente ensayo se narra en forma breve el tema del derecho a la vivienda en México, considerando para ello un sucinto antecedente de la historia reciente, la inclusión de la prerrogativa en el texto constitucional, el rumbo de la política pública habitacional de nivel nacional y, finalmente, una serie de reflexiones sobre este tema de cara al futuro, tomando como referencia las conclusiones vertidas por el reciente informe del relator de Naciones Unidas sobre la materia en México. El ensayo se realiza a propósito del Segundo Seminario Taller Arquitectura y Ciudad organizado por la Universidad Veracruzana a través de sus Facultades de Arquitectura y parcialmente se alimenta por un trabajo elaborado en forma previa por el autor para los Cuadernos Electrónicos de Derechos Humanos auspiciados por la Universidad de Alcalá de Henares.

1. Breve evolución histórica
El tema del refugio y la vivienda ha sido una de las primeras ocupaciones del hombre y el arquitecto. Ya desde Vitruvio se percibe la intención de explicar la evolución arquitectónica a partir de la habitación, considerándola antecedente a los templos y de la gran mayoría de las edificaciones simbólicas. Durante el Renacimiento, las villas palatinas son ejemplo de que la búsqueda del supremo valor arquitectónico, la venustas o belleza, encontraba su más significativo recipiente justamente en la habitación.

El valor utilitario y social de la vivienda fue sin duda consignado en el pensamiento occidental con mayor claridad partir de las reflexiones socialistas de Hannes Meyer a mediados del siglo pasado. En efecto, para el segundo director de la Escuela Bauhaus, la arquitectura debía apartarse de la búsqueda única de la belleza y el refinamiento para dar paso a valores distintos, incidentes en la composición y la estabilidad social.

La primacía de la fórmula eficiencia por economía que guió su pensamiento y acción se relacionó necesariamente con el tema habitacional, al considerar como imprescindible para la seguridad del Estado alemán la dotación al pueblo de un satisfactor básico e ineludible: la vivienda. Se pretendía continuar la idea de la familia como célula de una sociedad igualitaria, en la que la recepción de satisfactores era, además, motor de la economía y base del trabajo. Así, la vivienda se consideró más que un satisfactor, un producto industrial que daba respuesta a un reclamo justo de la sociedad.

En un concepto moderno Le Corbusier calificó a la vivienda como una máquina para vivir. Tal referencia, duramente criticada en su época y aclarada por su autor en el texto Mensaje a los estudiantes de Arquitectura en relación al sentido de su perfecto funcionamiento y no respecto de la deshumanización o mecanización de la producción habitacional, parece haber trascendido al tiempo y ser referente permanente para contrastar las políticas habitacionales públicas de la mayoría de los países occidentales, o al menos algunos latinoamericanos, que se afanan por reducir superficies habitables en el afán de conservar el índice de las ganancias comerciales, siempre hospedados en el argumento de brindar vivienda asequible a las mayorías pobres.

Nada más alejado a esa realidad guiaba a aquella célebre frase. Era intención del autor que la juventud conociera que, desde su concepción personal, debía ser la vivienda el centro de toda preocupación arquitectónica, ya que es posible considerarla, respecto de la ciudad, como la célula es a un tejido humano. En abono a ello, se reafirmaba tal posición a través de la Carta de Atenas, documento en el que participó en la proclamación de reglas para humanizar el arte de edificar y el urbanismo.

Para Le Corbusier, la arquitectura consistía en el arte de construir mediante la técnica y la conciencia y consideraba a la vivienda como el elemento primado en el orden social y urbano. Exaltó ante la juventud el carácter privado, íntimo y personal de la vivienda enfatizando el cobijo y la paz que ella representa para su usuario, contraponiendo esta visión a la de quienes consideraban a la misma como a una mercancía sujeta a las fuerzas del libre mercado.

Estas ideas, al parecer distantes a nuestra realidad nacional, y surgidas en Europa por motivo de las debacles originadas por las guerras mundiales, son mucho más cercanas de lo que parecen. No debe olvidarse el contacto de Mario Pani y Teodoro González de León con el Movimiento Moderno y con Le Corbusier, pero sobre todo, la presencia de Hannes Meyer en México, simpatizante de la vertiente social de nuestra forma de organización constitucional y el respeto y privilegio concedido a la propiedad mixta, privada y comunal.

Hannes Meyer llegó a México en 1938 a solicitud del Presidente Lázaro Cárdenas. Un año después, se instala a radicar en nuestro país dedicándose tanto a la vida docente como a la actividad pública gubernamental. Desde ambas trincheras logró que sus ideas en algo permearan en la conciencia nacional en lo concerniente a la vivienda y a su papel fundamental en la integración de una sociedad armónica, en la que la riqueza pública habría de tender a ser equitativamente distribuida.

A pesar de su gran prestigio académico, Meyer fue casi excluido de la escena nacional arquitectónica por sus inquebrantables ideas izquierdistas de inspiración rusa. Permaneció en México hasta 1952 y entre sus proyectos habitacionales destaca el de la Colonia Obrera Lomas de Becerra, en el Distrito Federal, para 2 mil familias de trabajadores de 1941. En su texto El arquitecto y la lucha de clases, Meyer expresa con claridad sus ideas refutando un esteticismo anacrónico y una necesaria búsqueda tecnológica que colocara a la arquitectura y sobre todo a la vivienda, al nivel de un satisfactor social. Para Meyer:
“La nueva casa es una unidad prefabricada que debe montarse sobre el lugar y, como tal, es un producto industrial, y, por lo tanto, obra de especialistas… La nueva vivienda es una obra social. Elimina el desempleo parcial en la industria de la construcción durante las temporadas de poco trabajo y el odio hacia los proyectos de emergencia para aliviar el desempleo… La nueva vivienda es prevalentemente una obra social porque es el producto industrial estandarizado de un grupo anónimo de inventores.”

Dicha posición, criticada como la de Le Corbusier, perseguía economizar mediante mecanismos de estandarización de la producción. La idea de industrialización llevaba la intención de generación de trabajo y riqueza. La sustitución del proyectista por un equipo de trabajo y el anonimato del usuario se justificaban por la función social a cumplir por una habitación, en la que el estado, como oferente, habría de buscar la satisfacción de una necesidad básica de cobijo y no el deseo estético o comercial.

Sin embargo, igual que con Le Corbusier, las propuestas hechas por Lázaro Cárdenas a través de Meyer en otro tiempo para saldar una deuda social derivada de la Revolución Mexicana, significaron a la larga un discurso para avalar una política pública habitacional en la que la vivienda se constituyó en un objeto de mercado barato y de mala solución espacial, justificado siempre en la necesidad del pueblo por disponer una habitación propia.

Aunque en la segunda mitad del siglo XX se llevaron a cabo en México grandes proyectos habitacionales de alta calidad, implicando notables avances arquitectónicos y urbanísticos de firma netamente nacional, sobre todo en agrupaciones de vivienda en bloque y en altura, también es cierto que hacia la década de los años 1970 el fenómeno migratorio campo ciudad generó en la mayoría de las urbes, enormes cinturones de miseria, espacios depauperados en los que la acción gubernamental no hizo presencia.

El reconocimiento del problema habitacional nacional hizo variar la política pública. Se instrumentaron manuales de autoconstrucción, se ensayaron tecnologías alternativas con expectativas de mano de obra popular, se impulsaron los programas de mejoramiento de vivienda existente y de arrendamiento. Pero fue hasta la década de los años 1980 cuando en el campo de lo jurídico se consagró el derecho a la vivienda como garantía constitucional.

Con el reconocimiento de tal prerrogativa se abrió una nueva época, en la que es parte de las obligaciones del Estado Méxicano velar para que toda familia disponga de una vivienda digna. El concepto de dignidad de la habitación ha sido largamente discutido y aunque existen diversas opiniones, se dice que refiere a la propiedad del inmueble, la disponibilidad de servicios básicos de infraestructura y a la buena calidad de sus materiales. Las referencias a calidad del proyecto o la métrica espacial son asuntos incómodos en referencia a la dignidad.

2. Inclusión en el texto constitucional
El derecho a una vivienda digna y decorosa se elevó a categoría de garantía constitucional en 1983, formando parte del Artículo 4 Constitucional. Antonio Azuela señala que probablemente no se trate de una garantía en sentido estricto, sino de un objetivo de política gubernamental y su afirmación refiere a que algunas corrientes doctrinales jurídicas insisten en que el llamado derecho a la vivienda en México es en realidad una “norma programática”, sin reales posibilidades de aplicación a corto plazo, sólo orientadora de la acción pública hacia la constitución de un determinado objetivo.

Tal derecho en su caso, fue propuesto en 1982 por un partido político de izquierda, el Popular Socialista, y perseguía la no exclusión de los grupos menos favorecidos económicamente al satisfactor suelo y vivienda. Esto es, que los no propietarios del suelo urbano contaran con el debido acceso a la habitación, haciendo uso de la prerrogativa otorgada por la función social de la propiedad. Consecuencia de ello fue la promulgación en 1984 de la Ley Federal de Vivienda, la cual estableció el conjunto de instrumentos para promover el concurso de las instancias de gobierno y los sectores social y privado para dotar a las familias mexicanas de una vivienda digna y decorosa, señalando las disposiciones de ley como de orden público e interés social.

La protección a la propiedad privada y la escasa positividad del contenido de los programas de desarrollo urbano dejaban en esa época sin acceso real a la gran mayoría de la población a los programas habitacionales públicos. Por otra parte, la acción particular consentida por el Estado Mexicano estaba dirigida a población de clase media, capaz de erogar el pago de una vivienda regulada más por las leyes del mercado que por alguna política de tipo institucional.

En función de lo anterior, aún cuando una de las búsquedas de la política social era la ordenación de los asentamientos humanos a través de la creación de nuevas zonas habitacionales hechas bajos los lineamientos de la ley, la realidad urbana implicaba, y aún implica, la creación de zonas habitacionales irregulares tanto desde el punto de vista jurídico –imposibilidad de titulación por ocupación de áreas ejidales; invasión de propiedad privada sin consentimiento del propietario; parcelamiento de predios sin las licencias respectivas, entre otras causas– como desde la óptica funcional: ocupación de zonas dictaminadas como de conservación ambiental, áreas de riesgo, espacios sin posibilidad de conexión a servicios básicos de infraestructura. La realidad es que más del 50% de las áreas urbanas crecían al margen de la ley y las áreas habitacionales allí situadas se alejaban en mucho a las previsiones de la ley viviendística originada por la garantía constitucional.
En el reconocimiento de dicho fenómeno, el Estado implementó herramientas subsidiarias relacionadas con cartillas de apoyo técnico para la autoconstrucción, la dotación de paquetes de materiales para el mejoramiento de vivienda, la introducción de servicios mínimos básicos de infraestructura y una incipiente compra de suelo para la constitución de reservas territoriales.

En 2006, dicha ley fue abrogada y sustituida por la Ley de Vivienda, la cual actualiza el contenido de los apartados relativos a Suelo y De la Calidad y Sustentabilidad de la Vivienda, en el reconocimiento de que la base de una sana política habitacional se compone de la disposición de suelo apto para el desarrollo urbano y de mejores índices de calidad constructiva, así como de mecanismos que permitan la empatía con lo natural y el ahorro de energía, se rediseña la acción pública y su concertación con los sectores social y privado para posibilitar el acceso al mayor número de mexicanos a una vivienda regulada en precio, calidad proyectual y de materiales que sea equiparable al término digno y decoroso señalado por la Constitución.

Miguel Carbonell, invocando al relator especial de la ONU en esta materia señala al menos tres deberes de los Estados en materia de vivienda:
1. El deber de procurar por cualquier medio que todos tengan acceso a recursos habitacionales adecuados para su salud, bienestar y seguridad;
2. El deber de facilitar medios de reclamo oponibles al Estado para quienes carezcan de una vivienda o cuenten con una deficiente, y
3. El deber de adoptar en un tiempo razonable, las medidas necesarias para procurar un marco jurídico que asegure el derecho a la vivienda de los gobernados.
Desglosa el entendimiento del derecho a la vivienda desde sus acepciones negativa y positiva. En el primer caso, señala la inviolabilidad de la vivienda por parte del Estado a efecto de asegurar el disfrute de la misma por su morador. En el opuesto, positivo, la responsabilidad estatal de construir un entorno urbano adecuado, ordenado, provisto de servicios básicos, que conlleve a la posibilidad real del aprovechamiento habitacional. “Es decir, el derecho de la persona no se agota con el disfrute de la vivienda hacia dentro de su vivienda, sino que requiere de un ambiente externo que también sea adecuado. En este sentido se habla de un derecho al entorno urbano o derecho a la ciudad” .

3. Política pública habitacional
En México las políticas públicas se consignan en el documento denominado Plan Nacional de Desarrollo (PND) el cual se elabora sexenalmente y prevalece como primer documento de planeación a nivel federal. De él derivan los diferentes programas sectoriales que especifican las políticas públicas y los instrumentos diseñados para alcanzar los objetivos del desarrollo. La presentación del PND por parte del Ejecutivo es una obligación derivada del Sistema Nacional de Planeación Democrática establecido constitucionalmente.

Se reconoce en el Plan Nacional de Desarrollo 2012 que los retos del desarrollo nacional son multidimensionales y por ello plantea una estrategia integral de política pública basada en cinco ejes. A saber:
• Estado de derecho y seguridad.
• Economía competitiva y generadora de empleos.
• Igualdad de oportunidades.
• Sustentabilidad ambiental.
• Democracia efectiva y política exterior responsable.

La política social encuentra su sustento en el tercer eje, relativo a la igualdad de oportunidades. En materia de vivienda las estrategias corresponden a la previsión del incremento de la disponibilidad de suelo apto para el desarrollo habitacional; creación de mecanismos financieros para la compra de suelo apto; ordenación de los asentamientos humanos con certidumbre jurídica y factibilidad de introducción de servicios básicos; reaprovechamiento de la infraestructura y equipamiento urbanos disponibles, así como participación recíproca de los tres órdenes de gobierno, federal, estatal o local y municipal, a efecto de modernizar y compatibilizar sus marcos jurídicos e incentivar la producción de vivienda, atendiendo a las diferentes condiciones regionales de cada uno de los emplazamientos geográficos de las distintas entidades federativas.

El Programa Nacional de Vivienda 2007-2012 Hacia un desarrollo habitacional sustentable fue presentado como parte de las obligaciones de la Administración Pública Federal con el ánimo de integrarlo al Sistema Nacional de Planeación, a fin de especificar las políticas económica y social del actual gobierno federal. En seguimiento al espíritu Constitucional de concurrencia, se ordena así el trabajo conjunto de los tres órdenes de gobierno para fomentar el desarrollo sustentable, en el reconocimiento de los graves problemas que han abatido al país por motivo de fenómenos naturales que habían sido omitidos parcial o totalmente, de la mira de quienes hacen ciudad.

Además menciona la imperante necesidad de modificar el paradigma habitacional unifamiliar que ha caracterizado al panorama nacional, altamente demandante de suelo urbanizable y de servicios básicos, para dar paso a desarrollos habitacionales verticales, en alta densidad, mismos que provoquen una menor huella edificatoria y en oposición, generen mayor cantidad de espacios públicos abiertos, congregantes de todos los estratos sociales de población y articuladores incluyentes del total de la sociedad.

Dicho modelo habría de implantarse lo mismo para moderar crecimiento de las ciudades a través de la redensificación, como respecto de suelo de nueva incorporación al desarrollo que, a través de una normativa ajustada a las nuevas necesidades, tienda hacia un desarrollo urbano armonioso con el entorno natural y provoque una mejoría en la calidad de vida urbana.

Se visualiza a la vivienda, a la vez que un satisfactor imprescindible para la familia, como una fuente muy importante en la generación de empleo y riqueza, equilibradora de los beneficios que conlleva el desarrollo. Al acumular el rezago histórico y prever las necesidades futuras, se especifican en el Programa cifras a largo plazo en materia de demanda habitacional que dan pauta al Programa en la materia para definir sus objetivos y estrategias:

“En el horizonte de 2005 a 2030, se estima que a los 24.8 millones de hogares existentes se agreguen alrededor de 16 millones que patearán vivienda, con lo que el número de hogares llegará casi al doble de los registrados para el año 2000. Su ritmo de incorporación oscilará por los 650 mil por año.”

Ante tales previsiones se reitera la necesidad de modificar el modelo de desarrollo tradicional de crecimiento urbano por expansión como solución única provista por el Estado, para dar paso a agrupaciones verticales de vivienda que impliquen menor consumo de suelo, optimización de la infraestructura y el equipamiento, mayor cantidad de espacios públicos y además, redunden en un menor costo de vivienda. La problemática nacional en materia de desarrollo urbano y vivienda ha generado una visión del Estado Mexicano que ha sido incluida como una de las prioridades de la agenda del gobierno federal. En ese tenor, el Programa define sus compromisos para alcanzar la garantía constitucional relativa a la vivienda.

“Impulsar un desarrollo habitacional sustentable exige acciones básicamente en tres direcciones: por un lado, la corrección paulatina de las distorsiones del crecimiento anárquico, mediante mecanismos como la redensificación de espacios urbanos, así como el impulso del mejoramiento y ampliación del parque habitacional que lo requiere; por otro, el fomento de conjuntos habitacionales que privilegien la verticalidad, el adecuado aprovechamiento de la infraestructura existente, la racionalidad en la explotación de la energía, el cuidado y reciclamiento del agua y la provisión de espacios verdes. Por último, el impulso de nuevos centros urbanos con plena sustentabilidad en tierras adquiridas para ese fin, a través de la participación conjunta de los tres órdenes de gobierno y los sectores privado y social, que permita la optimización de inversiones y el aprovechamiento de experiencias exitosas en materia de desarrollo regional.”

Un verdadero reto para una nación con un alto índice de crecimiento demográfico y grandes zonas de pobreza, tanto rural como urbana. La labor de los arquitectos al respecto debería ser reivindicada en consonancia con las ideas que en el pasado resultaron positivas, al menos alentadoras y devolver a la arquitectura su función social.

4. Rumbo y perspectivas
Para Gregotti el proyecto en arquitectura es el modo de organizar y fijar arquitectónicamente los elementos de un problema, habiendo sido seleccionados, elaborados y cargados de intención subjetiva durante el proceso que implica la proyectación.

Ello es importante de mencionar porque en arquitectura, a diferencia de otras disciplinas, la fase proyectual, es decir, el lapso que media entre la intención y su consecución, representa el proceso de ideación de la obra misma. El autor acertadamente señala que el proyecto ha llegado a convertirse en un fin, además de ser un medio para la construcción de edificios. Así, el proyecto sustraído como parte autónoma de la actividad arquitectónica, puede incluso constituirse en hipótesis de investigación y medio para el planteamiento de utopías ligadas a una cierta realidad histórica, ya que su finalidad se torna en ideal, más que en práctica.

Para Gregotti la arquitectura es la forma de las materias ordenadas en consonancia con el hábitat y el concepto de hábitat rebasa a la vivienda y a la ciudad, refiriéndose a toda forma habitable y de transformación del ambiente físico que es proyectado y construido de acuerdo a un objetivo. El problema central del autor es, precisamente, el hábitat como territorio de la arquitectura. Y tal parece que las ideas de este teórico sobre lo que hábitat es coinciden con las de Miloon Kothari , relator especial de la ONU para el tema de la vivienda en México.

Apenas en 2008, en la entrega del informe respectivo dicho relator definió el derecho a la vivienda como el derecho de todo hombre, mujer, joven y niño a tener un hogar y una comunidad seguros, en el que puedan vivir con paz y dignidad. Y no sólo eso, sino que señaló que el problema de la vivienda no se restringe a la habitación edificada, sino que incluye el conjunto urbano y el territorio en que se ubica.

Contrastó los dos Méxicos. El de las grandes urbanizaciones particulares auspiciadas por el Estado, apegados a la norma y lejanos al bolsillo de la mayoría, frente a vastas zonas de habitación irregular, creadas mediante la invasión de predios muchas veces de escasa aptitud urbana, pero con precios ajustados a una población desafortunadamente en pobreza.

Señaló las inadecuaciones de las políticas públicas, que, lejos de dar frente a un problema social de falta de oferta de vivienda, criminalizan las iniciativas populares. Criticó la protección y amparo dado a los promotores de vivienda y la falta de apoyo real a organizaciones ciudadanas. Pero más que nada, criticó la escasa, escasísima participación de la sociedad en la toma de decisiones para abordar de manera asertiva el incumplimiento estatal a su derecho a la vivienda.

Como señala Gregotti, se trata en principio de un problema de arquitectura, porque el proyecto es medio para el planteamiento de utopías ligadas a una cierta realidad histórica, ya que su finalidad se torna en ideal. Es también un tema de arquitectura porque, como explica Meyer, ella se realiza sólo cuando cumple una función social. Concierne a la Arquitectura porque a ésta le atañe proporcionar el cobijo del individuo y la familia y como bien señala Le Corbusier, es la vivienda el elemento primado en el orden social y urbano.

Corresponde a los arquitectos integrarse a grupos de trabajo transdisciplinarios y con visión social que permitan transformar nuestra realidad a fin de acercarnos a ese México justo, seguro y progresista al que todos aspiramos. Nos corresponde mayormente trabajar en zonas de pobreza rural y urbana para devolver a nuestra profesión su pertinencia y verdadera esencia.

Las guerras dejaron en Europa como herencia ciudades renovadas producto del esfuerzo de hombres idealistas, muchos de ellos arquitectos. No es necesario en nuestro país esperar un conflicto armado para iniciar una transformación urbana y rural. Lo que sí es imprescindible es apelar a la imaginación, al talento, a la habilidad y al proyecto para proporcionar nuevas alternativas de lo que podría considerarse una vivienda digna, un hábitat digno, calificando dicha dignidad con la pericia para la delimitación del espacio y la creación de ambientes que es materia de la arquitectura. El problema habitacional no lo es sólo de cantidad, lo es también de calidad.

En consecuencia, ésta es una invitación a reivindicar el derecho a la vivienda.


BIBLIOGRAFIA
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Tesis Doctoral
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CONCHA , Miguel.
El derecho a la vivienda en México. La Jornada. Sección de opinión. 15 de noviembre de 2008.

sábado, 24 de octubre de 2009

Berlín New Architecture

Introducción del Libro
Berlín New Architecture
A guide to new buildings
From 1989 to today

MICHAEL IMHOF Y LEÓN KREMPEL.
Traducción al español: Dr. Arq. Fernando N. Winfield Reyes


La presente traducción corresponde a la “Introducción” del libro de Michael Imhof y León Krempel (2004, 4a. edición actualizada): Berlin New Architecture. A guide to new buildings from 1989 to today traducida al inglés por Stefanie Woyth-Gutberlet, páginas 5 a la 13. El texto de Imhof y Krempel fue publicado originalmente en el año 2002. Versión al español de Fernando N. Winfield Reyes. Con especial gratitud a la revisión de esta última por Sergio Amante Haddad


Hoy, en el décimo tercer año posterior a la caída del muro, Berlín es aún el mayor sitio de construcción de Europa. La ciudad es también, sin embargo, algo mucho más grande que eso, y ahora cumple su papel como la capital de la Alemania unificada en un modo que pudiera conducir a pensar que siempre había sido de esta manera.

En menos de una década, el gobierno y sus ministerios han establecido su residencia aquí, a los que se han unido embajadas y asociaciones. Distritos urbanos completos han cambiado su apariencia y su composición, innumerables edificios han sido restaurados, reconstruidos y construidos sin duda un cambio asombroso ha sucedido. Berlín vale más que un viaje. Una selección de los edificios nuevos que a la fecha se han concluido se presentan así en esta guía tanto en palabras como en imágenes.

La arquitectura de Berlín después de 1989 difícilmente podría ser entendida sin mirar en la manera en la que la historia de la post-guerra dejó su marca en la planeación urbana en la ciudad. Después del final de la Segunda Guerra Mundial muchas partes de Berlín, particularmente en el centro de la ciudad, se habían convertido en expansiones de escombros. Tres cuartas partes de los alojamientos de la ciudad habían sido destruidos o no eran rehabitables de manera inmediata. El número de habitantes, muchos de los cuales eran refugiados, se redujo de 4.33 millones antes de la guerra a alrededor de 2. Esta tabla rasa provocó atrevidas decisiones de planeación urbana, las cuales, por la sola razón de propiedad inmobiliaria, no pudieron ser implementadas, pero paradójicamente tendrían un efecto estimulante para el crecimiento futuro. A grandes rasgos, el plan mejor conocido Kollektivplan (Plan Colectivo), esbozado bajo el liderazgo del arquitecto Hans Scharoun en 1946, concibió espacios urbanos verdes y un perfil urbano menos monótono siguiendo el curso del Río Spree como un borde, con una red de vías para vehículos libre de cruces. Con el Plan Marshall, que fuera firmado por las potencias de ocupación a excepción de la Unión Soviética en 1948, la reconstrucción en los sectores de la ciudad controlados por los Aliados Occidentales sentaron sus bases políticas.

El bloqueo de la parte Oeste de Berlín (1948/49) y la fundación de la República Democrática Alemana (RDA) teniendo al Este de Berlín como su capital, impulsó todavía más el proceso de división, el cual se fundó en aspectos ideológicos y tristemente alcanzó su punto más alto con la construcción del Muro de Berlín (1961).

En las dos partes de Berlín se persiguieron conceptos de desarrollo urbano enteramente diferentes, e incluso derivaron en una competencia abierta entre las dos mitades de la ciudad. El distrito de gobierno de la RDA se dispuso para ser construido en el centro histórico de Berlín en la isla de Spree. Hacia finales del año de 1950, el castillo de la ciudad, que había sido severamente dañado en el curso de la guerra, fue demolido y su sitio sirvió inicialmente como una plaza para desfiles. Siguiendo el ejemplo de las ciudades ruso-soviéticas un eje excesivamente ancho fue trazado a través del Este de Berlín, partiendo desde la Puerta de Brandemburgo a lo largo de Alexanderplatz y hacia el distrito recientemente construido denominado Stalinallee, caracterizado por sus bloques monumentales de departamentos denominados “palacios de los trabajadores”. Con su paro, los trabajadores de la construcción en Stalinallee desencadenaron la huelga general de la RDA que se sumiría en los anales de la historia como el 17 de Junio de 1953.

A pesar de que el proceso de reconstrucción en el Oeste de Berlín no tuvo lugar en las mismas condiciones forzadas como en el Este, el paisaje urbano devino en no menos que una transformación. Mientras que el primero fue dominado al principio por un estilo nacional de corte neoclásico, el último se caracterizó por intentos de retomar la tradición de la arquitectura de la Bauhaus, la que había sido interrumpida por la dictadura y la guerra a no ser que los arquitectos hubieran sucumbido al modo Nierentisch, el estilo de una mesa en forma de riñón, el cual se había convertido en una moda. Las calles para desfiles en el Este se encontraron por el Senado del Berlín del Oeste con el concepto de un anillo de vías de alta velocidad urbanas conforme al modelo norteamericano. Las primeras vías de alta velocidad que se extendían entre Halensee y Hohenzollerndamm se inauguraron en 1956. La reconstrucción del Hansaviertel (Distrito de Hansa) en el borde oeste de Tiergarten, área que había sido destruida en la guerra, fue percibida como una oportunidad única para crear un contra-ejemplo para la expansión de la Stalinallee. De acuerdo a una decisión del Senado de Berlín en 1953, cuando un primer concurso de ideas estaba todavía en proceso, la Exposición Internacional de Edificación y Construcción tuvo lugar allí en 1957 con la participación de renombrados arquitectos como Alvar Aalto y Walter Gropius. Los diferentes sellos de los arquitectos, quienes no obstante se subordinaron a un concepto común y quienes se comprometieron con un estilo arquitectónico moderno, así como con un modo menos monótono de construcción con edificios multifamiliares y casas unifamiliares en baja densidad emergiendo en el escenario de Tiergarten, querían significar valores políticos como libertad y pluralidad. Además de ello, el Gobierno Federal y el Senado de Berlín anunciaron un concurso internacional de ideas bajo el lema “Berlín, la capital”, el que provocativamente ignoró los límites de distintos sectores urbanos, puesto que comenzó del supuesto de que Alemania sería reunificada. En su momento esto fue respondido por un “concurso de ideas para la remodelación socialista del centro de la capital de la RDA, Berlín”, anunciado en 1958, el que fue precedido de un modelo delineado a grandes rasgos por el colectivo Kosel, Hepp y Martins que sugería un centro urbano en forma de un rascacielos como sede del gobierno.

Comparada con las contribuciones del concurso, algunas de las cuales hubieran cambiado el paisaje de la ciudad drásticamente, el nuevo diseño del centro de Berlín (Este) como de hecho se hizo fue comparativamente moderado. Los edificios para alojar el Consejo de Estado de la RDA (1962) y el Ministerio de Asuntos Extranjeros (1963-66, demolido en 1995) fueron construidos alrededor de la plaza del castillo. Este fue también el sitio para el Palacio de la República (1974-76), el cual, como el asiento del Congreso del Pueblo y como un centro público de actividades recreativas, habría de convertirse en un símbolo de la adaptación de la RDA a un toque más popular. Después de un largo periodo de planeación, el edificio central fue integrado finalmente en la torre de televisión en la Plaza Alexander (1965-76).

Estilísticamente hablando, la arquitectura en el Este de Berlín se fue aproximando a un uso de formas las diferencias, si se compara con la arquitectura del Oeste de Berlín, que había sido tan distinta en su inicio, fueron cada vez menos. Una característica particular del Este permaneció como el Plattenbauwise, el edificio de monótonos departamentos en bloque construidos con losas de concreto una consecuencia de la industrialización del sector de la construcción propuesta durante la primera conferencia de edificación en 1955 y experimentada en 1959 a lo largo de un área residencial en la zona de Prenzlauer Allee/Ostseestrasse para el Este de la ciudad y la república con los efectos conocidos.

En el Oeste de Berlín, el Kulturforum (Foro Cultural) se había venido desarrollando desde 1960, el cual puede ser considerado en cierto modo como un legado de la Guerra Fría y en cuanto se refiere al desarrollo urbano, y el cual es de trascendencia en términos de la historia de la arquitectura, puesto que prácticamente todas las principales tendencias del periodo de la post-guerra pueden ser estudiadas en él como si fuera un libro de patrones. Fue construido como sustitución del Museumsinsel (Isla de Museos), el conjunto mundialmente famoso de edificios museográficos, que había sido ubicado hacia la parte este de la ciudad, no lejos de la muralla en medio de un espacio de terreno baldío donde las residencias de alcurnia se localizaban antes de que el distrito fuese demolido para hacer sitio a favor del anillo norte-sur que fuera planeado por Albert Speer.

Anticipando la futura reunificación de Alemania, sin embargo, fue considerado una parte del “lazo cultural” extendiéndose más allá de los límites con localizaciones alrededor de Charlottenburger Schloss (Palacio de Charlottenburgo) y la ínsula de museos en sí misma. La concentración de edificios culturales en un solo lugar, su disposición suelta y el paisaje correspondían a la visión para el desarrollo urbano que Hans Scharoun tuvo, a quien se atribuyó el concepto original que fue revisado en varias ocasiones y quien creó dos de los edificios más espléndidos del siglo XX en Berlín la Sala para la Filarmónica de Berlín (1960-63) y la Biblioteca del Estado (1966-68). La Neue Nationalgalerie (Nueva Galería Nacional), el único trabajo emprendido por Mies van der Rohe en Alemania después de la guerra y el segundo edificio de museo más importante de la ciudad después del Museo Antiguo del arquitecto neoclásico Schinkel, fue construido en el periodo intermedio entre los edificios de Scharoun antes referidos (1965-1968). Los diseños de Rolf Gutbrod para el Foro Cultural combinaron la tradición de Scharoun con los estilos del brutalismo y estructuralismo tan en boga en aquellos años, los que fueron ganando aceptación desde la década de los años 1960.

Siguiendo los planes iniciales en 1966, el Museo de Artes y Artesanías de Gutbrod no se llevó a cabo sino hasta 1978-85, cuando ya no satisfizo los últimos requerimientos museográficos. Fue por ello criticado tan vehementemente que la fundación (Stiftung Preussischer Kulturbesitz) para la cual el museo había sido construido, retiró la comisión para continuar la planeación del área por parte del arquitecto. En consecuencia, los otros edificios que había comenzado a construir, la Biblioteca de Artes y la Colección de Grabados en Cobre, así como el hall con una plaza enfrente quedaron inconclusos. Mientras tanto, con el Centro de las Ciencias, un hito de la arquitectura postmoderna fue emplazado en Berlín por James Stirling y Michael Wilford (1984-88), en tanto que Heinz Himmler y Christoph Sattler fueron contratados para la Galería de Pintura y para “mejorar” los edificios que había dejado Gutbrod. Con su conservadora aproximación a la galería, parecieron estar cambiando el rumbo de retorno hacia un estilo más clásico, como si la obra de Mies van der Rohe significara más para ellos que Scharoun para el Foro Cultural. Sin embargo, en una maniobra típicamente postmoderna de hecho enriquecieron el edificio (1988-98) con sus interpretaciones poco convencionales de citas arquitectónicas.

Otros desarrollos arquitectónicos en Berlín desde la década de los años 1960 sólo pueden ser brevemente descritos en un recorrido: en la parte Oeste de la ciudad, esquemas de vivienda masiva como el Gropiusstadt (1962) y el Märkische Viertel (1963) no mejoraron particularmente lasa condiciones habitacionales en los distritos urbanos en crecimiento. En 1968 se levantaron las primeras protestas contra la especulación inmobiliaria, seguidas por la progresiva ocupación de casas de 1979 a 1984. A lo largo de un extenso periodo de tiempo el gran número de escándalos contribuyó a la imagen negativa del asentamiento provincial subsidiado. Aquellos nuevos edificios que valía la pena mencionar parecían estadísticamente inconsistentes, aunque esta impresión podía ser disminuida por una carencia de distancia temporal. El sacrificio del Centro Internacional de Congresos (1973-79) apenas podía ser comparado con el Centro Pompidou de París. Menos conocido pero más grande en relevancia para los tiempos por venir fue el área residencial “Block 270” de Josef Paul Kleihues (1975-77) en Vineta Square en Wedding, el primer bloque de edificios que respeta el alineamiento tradicional de manzana en Berlín después de la Segunda Guerra Mundial y un ejemplo temprano de una cuidadosa rehabilitación urbana. Después de todo, la densidad de la ciudad, que había ido incrementándose desde aproximadamente 1970, difícilmente permitía mayores extravaganzas arquitectónicas en lugar de ello, soluciones más individuales eran requeridas.

El tipo resurgido de la “ciudad villa” retó la creatividad de los arquitectos. Propuestas imaginativas y poco convencionales tuvieron la posibilidad de ser implementadas, como los edificios para vivienda de Hinrich e Inken Baller o la superestructura de tráfico Schlangenbader Strasse (1976-1982). Los años 1980 fueron dominados por la Exposición Internacional de Construcción.

Decidida por el Senado en 1978 y planeada originalmente para 1984, la conmemoración del 750 aniversario de la ciudad se celebró hasta 1987. No sólo incontables edificios fueron esbozados para esta ocasión algunos de los cuales sólo fueron concluidos después sino que además importantes posturas teóricas fueron formuladas y en las cuales se pudo posteriormente confiar después de la caída del muro. El IBA para nuevos edificios, que fue encabezado por Josef Paul Kleihues e incluyó las áreas al sur de Friedrichstadt, sur de Tiergarten, Prager Platz y Tegel, recomendaron el principio de una “reconstrucción crítica”, de acuerdo al cual las normativas y reglas históricas como el desarrollo de un bloque o manzana hasta el borde del alineamiento y una prescripción de la altura de aleros, debían ser obedecidos para beneficio de una imagen urbana consistente sin copiar los detalles decorativos. El IBA para edificios antiguos, encabezado por Hardt-Waltherr Hämers, con Kreuzberg como su área de competencia, tomó en cuenta las necesidades de los inquilinos así como la preservación de monumentos históricos al promover el principio de un “desarrollo urbano cauteloso”.

En la parte Este de la ciudad, los problemas de vivienda, por ejemplo, el estancamiento de las reparaciones, se volvió evidente sólo después de la caída del muro. La conservación de edificios antiguos fue descuidada para favorecer a los nuevos. La ciudad satélite de Marzahn, iniciada en 1975, tuvo como propósito crear espacio habitacional nuevo para miles de personas a la vez. La modernización de Nikolaiviertel, cuya terminación fue celebrada con el 750 aniversario de Berlín por la RDA, sólo ostensiblemente representa una excepción, puesto que no fue realizado para los inquilinos sino para los visitantes a la ciudad.

Cuando las cosas comenzaban a ponerse cómodas, el muro cayó el 9 de Noviembre de 1989.Una fase de desarrollo urbano comenzó, la que simplemente hubiera desarrollado la parte recuperada del Gran Berlín de la era anterior a la guerra, si no hubiera sido por la necesidad de encarar las siempre visibles consecuencias de la guerra y su división, frente a las nuevas condiciones de un mundo globalizado. Después de un inusualmente apasionado debate, una estrecha mayoría del Parlamento decidió trasladarse de Bonn a Berlín. El 30 de Octubre el comité asesor parlamentario escogió el edificio del parlamento anterior como su sede. En 1996 el Bundesrat votó para trasladar su residencia a Berlín también. Siendo la capital, Berlín con más razón exigió una dignidad en la arquitectura capaz de cumplir con las expectativas más altas. El enorme volumen de construcción y la diversidad de edificaciones hicieron desde entonces de Berlín la Meca para los arquitectos, dándoles la oportunidad de participar en la creación de una metrópolis europea en el umbral del siglo XXI. A diferencia de sus hermanas en el Sena, el Támesis o el Tíber, cuya apariencia difícilmente puede ser cambiada aun más, la ciudad sobre el Spree todavía parece permitir experimentos arquitectónicos a pesar de las restricciones impuestas por la protección de monumentos históricos.

Los desarrollos urbanos se concentraron primero en las siguientes áreas: los edificios gubernamentales asentados en el Spreebogen y en Bezirk Mitte en el área donde Unter den Linden y Friedrichstrasse se unen. El Ministerio del Interior se mudó a un edificio nuevo en Moabit. Para ahorrar costos y prevenir que la ciudad se hiciera rígida por un distrito de gobierno auto-contenido, los edificios existentes fueron transformados en su función, en la medida de lo posible. El Palacio Bellevue barroco permaneció como el asiento de la Presidencia de la República de Alemania y se expandió en un edificio administrativo encajando discretamente con el escenario de Tiergarten. La mayoría de las embajadas fueron establecidas en la porción sur de Tiergarten entre Klingelhöferdreieck y el Foro Cultural.

La reconstrucción modernizante de Bezirk Mitte en el área de Unter den Linden y Friedrichstrasse que había sido iniciada por la RDA continuó de acuerdo a los principios de la “reconstrucción crítica”. La Pariser Platz en frente de la Puerta de Brandemburgo, el emblema de la ciudad y un símbolo de reunificación, le fue dada su forma original.

Postdamer Platz, que antes de la guerra era el espacio público con mayor intensidad de uso en Europa, era ahora sólo un área llana limítrofe después de que fuera demolida por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Se encontraba cerrada hacia el oeste por edificios altos que formaban una especie de entrada o corredor urbano dirigida hacia áreas por desarrollar en el margen que aparentemente había evolucionado hacia un área residual donde actualmente existe el Sony Center (Centro Sony).

A diferencia de los rascacielos de las ciudades de los Estados Unidos, los edificios altos se construyeron aquí para acentuar el perfil del paisaje urbano, a semejanza de las dos torres residenciales en la Entrada Frankfurt (1957-60) o buscando una identidad con las torres puntiagudas de la Iglesia en Gendarmenmarkt.

Los usos mixtos propuestos para vivienda, trabajo y áreas comerciales corresponden a esta intención. Una respuesta a los nuevos edificios conceptualizados en la parte este de Friedrichstrasse y alrededor de Postdamer Platz se logra en el oeste alrededor de la Estación del Zoológico (Bahnhof Zoo), sobre Kurfürstendamm y sobre Tauentzienstrasse mediante un número significativo de oficinas y espacios para negocios, los cuales, como en el caso del Kanzlereck de Helmut Jahn, todavía aparecen como extraños dentro de la sobreposición de edificios desde el inicio de Gründerzeit (los años de la rápida expansión industrial después de 1871) y los de la década de los 1950.

Aparte de las áreas centrales ya mencionadas en las inmediaciones de Tiergarten, nuevos edificios y alojamientos se han desarrollado virtualmente por toda la ciudad. En este punto debe hacerse referencia al proyecto Wasserstädte (Urbes de Agua) en el Lago Spandau o al de Rummelsburger Bucht, los que se concibieron con la finalidad de prevenir la sobreexplotación de la periferia, así como para hacer posible en particular para aquellas familias con niños, para que vivan en entornos naturales.

Gigantescos esquemas de construcción han sido planteados para una mayor reconstrucción de la ciudad y hacia un término preliminar en la presente y la siguiente década. El trabajo en edificios que son vitales para la infraestructura como la Estación Lehrter siguen en proceso. La reconstrucción de Potsdamer Platz se acerca a su conclusión. En el futuro predecible grandes excavaciones iniciarán en torno a Leipziger Platz y Alexanderplatz. El proyecto más importante, sin embargo, probablemente lo constituye la reconstrucción de los edificios históricos en la Isla de los Museos, de acuerdo a los principios de preservación de monumentos históricos, y la disposición de un acceso común a través de un edificio moderno concebido por la firma británica David Chipperfield.

En el presente, no hay probablemente otra ciudad en la cual tantos estilos arquitectónicos tan diferentes hayan sido ensayados como en Berlín, contribuyendo por lo tanto a la diversidad de la metrópoli. El eclecticismo posmoderno ha jugado también su parte en este proceso. El tono ha sido asumido por las tendencias neoclásicas y deconstructivistas. Asimismo, de interés general son las soluciones de gran innovación técnica, en particular en lo que se refiere la construcción ecológica. El principio de la “reconstrucción crítica” representado por Josef Paul Kleihues, que ha sido adoptado ampliamente por la planeación urbana, ha contribuido en un grado considerable a una especie de estilo local, el cual, sin embargo, ha quedado de algún modo inmerso en el concierto de otros estilos. El margen de desarrollo obligado en cada manzana mediante una ocupación de bloque perimetral, que prohíbe que los edificios individuales queden aislados, favorece entre otras cosas los impactantes edificios en esquina típicos de Berlín, sea que son redondos o equipados con una torre, conteniendo frecuentemente la entrada. La Casa Mosse de Erich Mendelssohn (1921-23) ha sentado un precedente para ello. Los logros de los mejores arquitectos no pueden ser sintetizados en un solo estilo, puesto que ellos se han estado inspirando en diferentes tradiciones al igual que creando nuevos rasgos expresivos. Arquitectos como Axel Schultes, Daniel Libeskind o Helmut Jahn tienen sus estilos personales, los cuales pueden ser apreciados sólo si uno observa a la totalidad de la obra del artista y no sólo a sus edificios de Berlín. Sin embargo, las actitudes divergentes de los arquitectos con frecuencia producen resultados similares. Lo más impactante de la nueva arquitectura de Berlín es la suma de sus cualidades miméticas, las cuales no encuentran su peor expresión en la exageración de lo afectuoso, no siempre en el uso irónico de sobrenombres con los que se les designa bajo términos tales como “limón”, “armadillo”, “amiba” o “culebra”. En el sentido de una “arquitectura parlante”, muchas de las fachadas explican la función del edificio, como lo ha demostrado el Centro de Suministro de Agua de Berlín o la tienda departamental Peek & Clopenburg.

La existencia de modelos como la fábrica de sombreros en Luckenwalde de Erich Mendelssohn o, en un ejemplo más reciente, la Biblioteca Nacional de París de Dominique Perrault no alteran el hecho de que la arquitectura contemporánea tiende a aceptar los elementos escenográficos. En Berlín esta tendencia ha culminado en las formas simbólicamente políticas del Reichstagkuppel (domo del edificio del Parlamento) que eleva a la gente por encima del parlamento, y el “Band des Bundes” que visiblemente reúne al Este y al Oeste de nuevo. Aparte de lo pictórico, se observa también una cierta afinidad con lo escultórico. Las cualidades plásticas y esculturales son elementos distintivos de los edificios que difícilmente podrían ser más diferentes. Sería posible comparar la “forma relampagueante” del Museo Judío de Libeskind con el Memorial de los Soldados muertos en Marzo de Walter Gropius (1920), y desde una distancia el domo de contorno de construcción futurista del Sony Center recuerda a uno de los diseños para el Monumento de la 3ª Internacional Socialista de Wladimir Tatlin (1919-20). En sus proyectos escultóricos a gran escala Axel Schultes comprueba ser una especie de Miguel Ángel contemporáneo, y Frank O. Gehry evoca/hace aparecer construcciones arquitectónicas de un enorme efecto plástico con el auxilio de programas especiales de dibujo asistido por computadora.


Por lo general, las tendencias arquitectónicas tienden a estar abiertas hacia otras artes, hacia la literatura y la filosofía, y a ser más modesta con respecto a sus logros. Arquitectos franceses como Jean Nouvel con su arquitectura de vidrio y luz, que le fueron permitidas colocar en efecto en una tienda departamental de todos tipo de edificios, y Dominique Perrault, cuyos edificios para deporte que habían sido planeados para el fallido proyecto olímpico en Berlín, nos dan ejemplos de una arquitectura invisible, como posibilidad de esto.

La arquitectura high-tech o de alta tecnología de los arquitectos británicos Foster, Grimshaw y Wilford, quienes tuvieron como modelo el Centro Pompidou de París, diseñan exponiendo la estructura interna de los edificios y los hacen parecer inteligentes máquinas habitadas por seres humanos semejantes a las hormigas.

Lo que hace que la arquitectura de Berlín sea destacada no es para nada su constante esfuerzo por reconciliar la historia con el presente. Aquí, un edificio nuevo es considerado exitoso sólo si muestra consideración por otros edificios anteriores, los que en algunas ocasiones habían sido sacrificados por el beneficio de uno nuevo, y si acaso ello no destruyera su “aura”. Para algunos arquitectos como Kleihues esta consideración para la situación específica de un lugar requiere además un conocimiento histórico íntimo, por ejemplo, de los residentes originales de un determinado distrito. El edificio de Libeskind es un caso al respecto, al probar que es posible crear arquitectura a partir de la identidad del sitio o genius loci con nuevos edificios, los que, a pesar de que aparentan brotar como elementos ajenos en su contexto, parecen más bien derivar de una topografía de la ciudad que revela mucho y de un modo ejemplar el destino individual con la ayuda de referencias imaginarias o simbólicas.

Bibliografía
Imhof, Michael y León Krempel (2004, 4a. edición actualizada): Berlin New Architecture. A guide to new buildings from 1989 to today. Traducción al inglés de Alexandra Gärtner, Peter Norwood y Stefanie Woyth-Gutberlet. Grafisches Centrum Cuno: Calbe.

jueves, 15 de octubre de 2009

Arquitectura vernácula casa-patio


Mtra. Arq. Ana Aurora Fernández Mayo.
Dra. Arq. Eva Acosta Pérez.


Resumen
Dentro de los diferentes estilos y tipos de vivienda existen aquéllos llamados regionales que se determinan por el contexto en el que están inmersos. De ellos se desprende la arquitectura vernácula como una muestra muy peculiar de composición y funcionamiento al integrar en los materiales de construcción elementos arquitectónicos que la definen.

La arquitectura vernácula refleja las tradiciones transmitidas de una generación a otra y que generalmente se ha producido por la población sin la intervención de técnicos o especialistas, siempre ha respondido a las condiciones de su contexto y a las formas de vida de cada comunidad en donde se encuentra, de ahí que este tipo de arquitectura responde a la cultura del o los grupos sociales que identifican a un pueblo, por lo que también este tipo de cultura es llamada cultura popular. Esta cultura popular conserva materiales y sistemas constructivos regionales de gran adecuación al medio, por lo que constituye un patrimonio enorme y de vital importancia que deberá ser protegido y conservado.

Lo anterior nos lleva a reflexionar acerca de la llamada arquitectura regionalista, cuya acepción más conocida es la correspondencia al conjunto de edificaciones realizadas en ámbitos regionales específicos como el caso aquí presentado, la ciudad de Coatepec, Veracruz.

1.- Antecedentes de la arquitectura vernácula en México
La arquitectura vernácula en México, desde sus orígenes, reconoce una mezcla de culturas indígena e hispánica que se manifiesta en cada una de las regiones del país. Esta mezcla cultural marca las directrices de un nuevo mundo influido por las formas de vida indígena y las técnicas hispanas en donde surge el estilo vernáculo con características mestizas que definen la identidad de los pueblos.

1.1 La arquitectura prehispánica
Desde el descubrimiento del nuevo mundo se cree que la ciudad es un ente organizador del espacio donde se van conformando diversos elementos que integran un sistema de relación para su funcionamiento. Desde el siglo XVI, se ha producido de manera constante y permanente la fusión de los diferentes componentes culturales indígenas, hispanos y africanos que ha definido el desarrollo del pasado y presente de México.

Los primeros vestigios de chozas y habitaciones muestran el asentamiento de grupos humanos que determinaron su residencia en la configuración de sus componentes como la casa, el adoratorio, los graneros y fuentes de agua como surgimiento de las primeras aldeas. Algunos patrones de habitación en la época prehispánica atienden aspectos muy específicos de los materiales empleados en su construcción.

El modelo residencial de la capital azteca marca dos tipos de patrones en el conjunto urbano: las zonas con chinampas adjuntas y las zonas sin chinampas. En las zonas residenciales se describen posiciones de las habitaciones con respecto a calles, iglesias y características topográficas. Las habitaciones estaban ligadas directamente con un espacio abierto o patio interior y raramente tenían acceso directo a la calle o canal.

Las construcciones civiles se clasifican de acuerdo a los criterios de techos, los cuales se agruparon en cónicos y dos aguas; muros, cuatropeados de diferentes materiales: ladrillos, adobes o piedra; elementos complementarios como dinteles y jambas ornamentados y pintados con diferentes colores; y los basamentos, que eran sencillos o de dos o tres cuerpos. Lo anterior se complementaba con la pintura mural en templos y palacios cuya representación señalaba la vivienda indígena.

1.2 La arquitectura de la colonia
La cultura hispana fijó las directrices del desarrollo del nuevo mundo, pero la cultura indígena fue la base y la fuerza que determinó los modelos utilizados en el periodo de la colonia.

En el área urbana, se implementó el criterio de ortogonalidad reflejado en la traza reticular como modelo de los centros urbanos. Los cambios se dieron en la sustitución de los antiguos adoratorios por la iglesia, la alcaldía y la casa del gobernante y caciques, sin embargo, en lo referente a las casas del pueblo, permanecieron sin cambio alguno. En este sentido, lo que resaltaba era la sustitución de los símbolos del orden anterior.

En el agrupamiento viviendas en núcleos urbanos, se observa que las casas se encontraban alineadas al paño de la acera y todas contaban con un patio interior. La arquitectura doméstica tiene características indígenas: poseen techo de paja o zacate y son pequeñas en proporción con la arquitectura religiosa, que en la época de la colonia destacó por su importancia .

El mestizaje trajo consigo una transformación radical del contexto sociocultural en toda la Nueva España lo que permitió el nacimiento de otra forma de expresión cultural, las artes plásticas, como la poesía y la arquitectura promovieron modelos peninsulares de expresión culta con una libre composición que no estaba definida por los códigos establecidos.

Sin embargo, la arquitectura vernácula de la época continuó respetando los patrones establecidos pero integrándose en cada uno de los contextos en los que estaba inmersa, lo que permitió una transformación en sus formas a lo largo de los siglos como parte de una cultura y como una manifestación de las tendencias y cambios que la consolidaron.

1.3 El contexto
La rápida transformación de los conjuntos de arquitectura vernácula en el ámbito nacional e internacional ha llamado la atención del dominio público, más allá del campo educativo y académico de diferentes ramas del conocimiento.

Es de esperar la aportación de elementos de discusión y solución en torno a lo vernáculo o tradicional, su relación con procesos de modernidad o modernización y la idoneidad de propuestas de conservación, problemática que demanda distintos enfoques disciplinarios que aborden el tema de la vivienda y los conjuntos tradicionales que la conforman y especialmente de los procesos sociales y culturales.

Los diversos contextos en los que se desarrolla la arquitectura vernácula nos lleva a replantear su definición cuya acepción se refiere a aquélla que nace y se desarrolla en contextos rurales que conforman las regiones de cada país y utilizan materiales locales que llegan a significar un bajo costo por el empleo de la autoconstrucción. Este tipo de vivienda refleja en su composición la forma de vida de sus moradores, la cultura popular a que pertenece y con una plena integración a la naturaleza.

Sin embargo lo anterior y dentro del contexto histórico de su proceso, la arquitectura vernácula no sólo se encuentra en las comunidades rurales, sino también en ciudades con antecedentes prehispánicos que desarrollaron una cultura mestiza en la época de la colonia.

Es por su origen que a este tipo de arquitectura se le ha llamado rural, pero sus características formales, su uso y materiales manifiestan que la arquitectura vernácula es aquélla que manifiesta identidad cultural en una región específica.

2. Casa-patio en la ciudad de Coatepec, Ver.
Coatepec como caso de arquitectura vernácula mestiza refleja en mucho la preocupación que los arquitectos y constructores de antaño tuvieron en mente para construir una ciudad adaptada a los factores climáticos y fisiográficos del paisaje natural y casas que no solamente les diera comodidad a sus moradores en su interior, sino que protegieran al caminante como es el ejemplo de las amplios aleros que permiten al caminante transitar cómodamente sin mojarse o sentir los rayos del sol sobre su cuerpo.

La ciudad de Coatepec está asentada en un fértil valle en la vertiente oriental del Cofre de Perote –elevación montañosa de 4, 200 m.s.n.m- y dista aproximadamente 13.75km de la ciudad de Xalapa ; se le identifica en la porción centro-golfo de México, a los 19°27´ de latitud norte y 96°58” de longitud este; su altura con relación al mar es de 1, 252 m.

El nombre de la ciudad deriva de las voces náhuatl: “cóatl” o serpiente y “tépetl” cerro, lo que da lugar a Cerro de la Culebra. En esta ciudad, como en el resto de la República Mexicana, la mayoría de las casas que datan del siglo XVIII, el tipo común novo hispana fue la “casa de patio” donde se dan variaciones de acuerdo a la diversidad regional, por las características socioeconómicas, por ubicación y por la conformación familiar, dándose casas de una o más plantas, de uno o más patios, diferencias en el dimensionamiento de los espacios así como en el cambio de la distribución de los mismos.

Esta composición da lugar a la presencia del patio claustral, en donde le partido de la casa o palacio se extiende cuadrangularmente sobre todo el predio procurando continuar con sus fachadas el alineamiento general de las calles.

Estos espacios libres generan un microclima a la casa, adaptándose a los diversos contextos de México por medio de la creación de aleros y sus diversos dimensionamientos, orientación de acuerdo a las actividades de cada local, sistema de canales para aguas pluviales y todos aquellos elementos necesarios para apoyar a las actividades de los usuarios.

2.1 Arquitectura regionalista
Conocida también como una corriente arquitectónica cercana al eclecticismo que glosa y sintetiza algunos aspectos de las distintas arquitecturas regionales de España o de otros países

La arquitectura regional, especialmente la Coatepecana, ofrece este tipo de estructura en donde el patio juega un papel protagónico, actuando como sistema de ventilación y asoleamiento para lograr el confort ambiental, y creando un espacio integrador de los elementos construidos así las habitaciones se establecen alrededor del patio o patios, el primero de forma regular, al que se abre al acceso principal generalmente con zaguán y corredor o galería como espacio de liga, el segundo patio puede ser irregular y está destinado a los servicios.

La estructura de los patios coatepecanos es significativa por ser parte de la economía familiar. La casa generalmente cuenta con 2 patios, en donde el principal (central), sirve para climatizar y ambientar con plantas ornamentales, predominando las orquídeas, azucenas, camelias, tulipanes y gran variedad de follaje verde así como helechos y palmas. Para este fin algunos cuentan con elementos ornamentales formando arriates o guarniciones en jardineras marcando diseños geométricos radio-concéntricos remarcando la fuente o en algunos casos pozo de abastecimiento de agua.

Las dimensiones varían de acuerdo al número de espacios que lo rodean, generalmente son rectángulos en proporciones 1:2, 1:3 y 1:4. los andadores del patio son de piedra, ya sea de textura lisa con losas de piedra rectangulares o rugosa de piedra bola o de río.

Los traspatios son espacios abiertos destinados en todo momento al servicio, donde históricamente se realizaban actividades del campo, criadero de animales, secado de café (principal actividad de la región), almacenamiento de herramientas y productos de cosechas.

En Coatepec, la herencia cultural arquitectónica es rica en cuanto a sus valores que ostentan expresiones que van desde el neo-estilo de principios del siglo XVIII a principios del XIX; también denominado barroco tardío por sus adiciones del neoclásico. Los monumentos históricos ornamentados de las escuelas del neoclásico, neogótico y algunos edificios atípicos que no impactan la tendencia de mediados del siglos XVIII a mediados del siguiente siglo.

Los monumentos artísticos, derivados del academicismo romántico y de la escuela nacionalista, de la época floreciente del Porfiriato, con sus fuertes concepciones afrancesadas.

Al hablar de un patrimonio cultural es importante incluir las obras que emanan de lo tradicional de las regiones, tanto en los sistemas constructivos, como por su valor de arquitectura de acompañamiento; la obra civil y la arquitectura industrial, que en su conjunto dan origen a la imagen histórica, derivada de la fusión primigenia de variadas escuelas artísticas con expresiones arquitectónicas.

Es necesario acotar que a pesar de la delimitación del ámbito de estudio para este programa, y en el espíritu de no entorpecer la salvaguarda del patrimonio histórico, en el siguiente listado, se enuncian las edificaciones consideradas como monumentos dentro del Centro Histórico de Coatepec.

Casonas por lo regular de uno a dos niveles, desplantadas en grandes predios, que contienen construcciones de lindero a lindero con patio central y traspatio. En el acceso principal exhiben un portón de madera con trabajo de ebanistería, de dimensión propicia para el acceso de carretas; el vestíbulo o corredor tipo terraza, alberga una estancia informal que dirige al patio central ajardinado en torno al cual se desarrolla la zona habitacional de la vivienda en sistema de crujías, conformando claustros dispuestos en: “O”, “U”, “C”, “L” o “I” según el predio.

El tamaño de los espacios se caracteriza por su amplitud, tanto física como perceptiva, situación que propicia por la altura de sus plafones o “cielo razo”. La construcción es sólida con predominio de arcadas, teja, mangueterías de madera y pisos policromos, todas estas características directas de la vivienda tradicional española de la clase dominante.

La fachada está formada por el portón y los vanos de ventanas generalmente verticales con protección de herrería pocos ornamentados.

La edificación se sustenta en un sistema constructivo de muros de mampostería de 0.60a 1.00 ms. de espesor con acabado final enlucido constituido con mortero de cal y arena y aplicación de color –cal y canto-; su cimentación es de muro enterrado. La cubierta está asentada en los cabezales de los muros con inclinación a dos aguas de 25 grados y constituida de vigas de madera y alfajías perpendiculares a éstas, con media tabla o ladrillo en acomodo de “petatillo” constituyendo una cama conocida como bóveda plana sobre la cual se desplanta teja de barro. La proporción entre vanos y macizos es de 1:11/2. Los vanos tienen una proporción menor de 1:2; la viguería de madera de pino presenta por lo regular una sección de 10 x 4 pulgadas con un entreje de 75 cm para cubrir claros de 3 a 6 metros con tablas de madera de pino o piezas de barro recocido.

Esta categoría de viviendas se vincula al grupo dominante y regularmente exhiben en sus fachadas aplicaciones estilísticas del Neoclásico, Neogótico o Academicismo con la intención de seguir las modas que se han sucedido en la región, pues el partido arquitectónico corresponde en lo general a la estructura dispuesta desde el dieciocho. La vivienda típica producida por los grupos medio y popular, posee variantes tanto en su partida como en su composición y ocasional ornamentación llevando a clasificarle en tres tipos distintos de acuerdo a sus características, a saber: regional, popular y ornamental.

El patrón se repite a nivel elemental –de las casas habitación con su jardín interior con ubicación central, y la construcción a manera de crujías- y al interior de las manzanas del damero. Hacia el interior de las manzanas convergen patios, traspatios y jardines, y alineados a la banqueta, los paramentos de los inmuebles se alinean en geometría arquitectónica, constituyendo el perímetro construido.

El esquema de la casa de la clase dominante, es imitado y adaptado a las posibilidades del pueblo en general, pero siempre conservando la esencia de la misma, y es así, que la casa española sirve como prototipo para la casa típica coatepecana en donde las variantes solo se dan en el detalle, en mayor o menor esplendor en el tratamiento de las ornamentaciones, en la reducción del programa arquitectónico, o en la belleza de sus acabados, pero sin embargo, los conceptos esenciales se repiten una y otra vez.

Básicamente el recorrido se inicia mediante el portón o puerta de la calle, conduce a un zaguán que remata en una segunda puerta interior decorada con vidrios de colores a la manera de vitral, o un portón traslucido de madera calada o herrería, que más que ofrecer seguridad es un cerramiento visual para delimitar el ámbito privado de la casa, respecto al público de la calle. El interior se dispone siguiendo un corredor que remata en el solar, pasando por dos patios, el uno ornamental y el otro (si lo hay) de servicio. Las alcobas se ordenan también linealmente y están unidas por otro corredor más privado, paralelo al primero. El comedor y la sala, ocupan un lugar privilegiado, el primero en el centro de la casa sobre el patio ornamental, la segunda a un costado de la entrada y posee ventana a la calle.

La casa es también una construcción cuidadosamente dispuesta para que el sol: el acogedor y festivo de la mañana, el del tedio de medio día o el nostálgico de los atardeceres, pueda entrar a la casa a voluntad de sus habitantes, penetrar plenamente en el comedor, en los corredores y en el espacio de recibo para las visitas informales; o tímidamente colarse a las alcobas a través de las puertas entreabiertas y de ahí al corredor interior. Así estas casas coatepecanas son estructuradas a partir del patio, herederas de la volumetría española de influencia árabe, en donde el origen llega más lejos por tratarse de elementos llevados de generación en generación con una antigüedad aproximada de 5000 años.

2.2 Orígenes de la casa-patio
El origen de la casa con patio se remonta a los comienzos de la historia de la humanidad., los más antiguos que se conocen están en China e India (3000 a.C.) en Cnosos Creta (2000 a.C.) Las casas romanas solían estar estructuradas en torno a un patio porticado o peristilo con jardín o estanque en el centro, al que se abrían las estancias más representativas.

Perteneciente a la casa decorada con pinturas o a una segunda vivienda, pues, dado lo parcial de lo descubierto en las excavaciones no puede determinarse, se conservan en la "cripta" unas columnas pertenecientes a uno de estos peristilos. Los fustes, lisos, de mármol blanco, están coronados por capiteles toscanos. En la parte central se sitúa el estanque que, con pavimento de mortero, repite el mismo esquema que otros ejemplos de la propia "cripta".

El Patio aparece en las ruinas de la antigüedad griega y romana pero el antecedente inmediato en México, de generalizado empleo en nuestras obras coloniales se encuentra en la arquitectura hispano-arábiga. Este jardín interior de la casa árabe, se caracteriza por ser rico en agua y vegetación, crea, una depresión térmica que facilita el cambio de aire en los diferentes ambientes de la casa y climatiza todo el interior. El patio de la casa española es un derivado de la arquitectura doméstica árabe.

El arte hispanomusulmán, tras la etapa cordobesa, de filiación omeya, durante la que se han utilizado básicamente la piedra sillar y el mármol, irá a partir de la época de taifas configurando una. La arquitectura mudéjar va a entrar en clara competencia con el sistema de materiales pobres de la arquitectura occidental cristiana.

En definitiva, la capacidad del arte mudéjar para asimilar elementos formales y estructurales del arte occidental europeo, no es otra cosa que la pervivencia de un modo de comportamiento del arte musulmán, el de la asimilación y transformación de las culturas con las que entra en contacto, modo de comportamiento corroborado desde la formación del primer arte musulmán, y del primer arte hispanomusulmán.

Los romanos edificaron sus viviendas siguiendo tres tipologías: domus, insula y villa. En Pompeya se han conservado muchas domus, vivienda urbana o suburbana unifamiliar que ha llegado hasta nosotros como la más representativa de la cultura clásica.

Estas viviendas suelen estar situadas junto a la calle que les sirve de acceso. Después de atravesar el vestíbulo se llega a un espacio semicubierto llamado atrio, mezcla de sala de estar y patio, en cuyo centro se encuentra el impluvium o pequeño estanque para recoger el agua de las lluvias. Desde el atrio se accede a todas las estancias de la casa y, por la parte del fondo, a un jardín conocido como hortus o peristilo si está rodeado de galerías de urbanas habitadas por las clases más humildes.

La altura de estos edificios oscilaba entre tres y cinco pisos y solían responder a complejos programas funcionales. Las villas se pueden entender como casas solariegas de las familias más columnas. Las insulae eran los equivalentes a los bloques de apartamentos, viviendas plurifamiliares poderosas, y en ocasiones se convirtieron en auténticos complejos residenciales que ocupaban varias hectáreas entre jardines, pabellones y residencias. Véase Arte y arquitectura de Roma.

El clima tuvo mayor difusión de la casa de patio en las regiones templadas. Las casas romanas solían estar estructuradas en torno a un patio porticado o peristilo con jardín o estanque en el centro, al que se abrían las estancias más representativas. Perteneciente a la casa decorada con pinturas o a una segunda vivienda, pues, dado lo parcial de lo descubierto en las excavaciones no puede determinarse, se conservan en la "cripta" unas columnas pertenecientes a uno de estos peristilos.

Los fustes, lisos, de mármol blanco, están coronados por capiteles toscanos. En la parte central se sitúa el estanque que, con pavimento de mortero, repite el mismo esquema que otros ejemplos de la propia "cripta".

El edificio urbano compacto, con poderoso frente en la alineación de la calle , plantas diferenciadas , simétrico respecto a un eje transversal a la calle, organizado en torno a un patio central en el que se resumen las circulaciones. Convierten al tipo de esos palacios familiares durante el Renacimiento, herederos de la casa-patio de la antigüedad, en el principio generador de los grandes edificios públicos de la ciudad europea.

“El claustro también representa una parte esencial de la evolución del patio, pues todos los monasterios poseen patios de gran interés. Los monasterios eran reflejo de la casa romana.”

En México uno de los principales objetivos en la época virreinal era insertar el Catolicismo, en el cual la principales construcciones fueron los monasterios e iglesias realizadas por las órdenes eclesiásticas, arquitectura que se ve reflejada más tarde en la de tipo civil tanto habitacional como en las de Servicio Social como colegios, mercados, ayuntamientos...etc.

“No sabemos cómo fueron los primitivos conventos levantados en Nueva España. Por los relatos de los frailes y las quejas de los virreyes, se sabe que fueron construidos sin ninguna regla, y que los frailes se excedieron muchas veces construyendo obras desmesuradas aprovechándose de la gran cantidad de indios y de la abundancia de material que existía.

... No fue sino a mediados del siglo XVI, cuando la arquitectura monástica ya uniformada, de acuerdo con las autoridades del virreinato y con las eclesiásticas, produce la gran serie de conventos.”

El patio colonial, de forma generalmente cuadrada o rectangular modulado por intercolumnios aporta al espíritu independencia, tranquilidad y disfrute de la parte de la atmósfera no afectada por las actividades humanas.

Las características que hacen del patio interior un extraordinario espacio acorde con nuestra tendencia a la introversión y que permiten individualizar los edificios dentro del conglomerado urbano, han desaparecido bajo la influencia de la cultura
anglosajona al sustituir el patio por el hall cubierto como núcleo central de los espacios habitables.

Hoy, igual que antaño, el patio es el centro donde gravita la vida de la casa y donde confluyen todos los sentidos. La vista con la que se aprecia el colorido. El oído con el que se escucha el suave murmullo del agua y las melodías populares que ambientan el patio. El olor que emana de las flores. El patio, es un espacio para el encuentro.

El patio, como centro, convoca todos los ambientes de la casa al tiempo que evoca la presencia urbana de la plaza". Las habitaciones están dispuestas como compartimientos cerrados y privados, que se asoman a los espacios públicos "pudorosa y controladamente" .

Por otra parte, los jardines están dispuestos tanto en la planta alta, como en la baja, y proponen un espacio circular y equivalente, en el que lo interno y lo externo se entremezclan en un continuo propio de la domesticidad tropical.

Debido a esta disposición de sus elementos, la percepción de los elementos ajardinados no es posible desde el exterior de los inmuebles, por lo que la imagen urbana se torna necesariamente homogénea en cuanto a su arquitectura monumental, reflejando una identidad dominante sobre el entorno en su conjunto, no así integradora del mismo, ya que sus edificaciones se cierran al paisaje exterior, recreando el suyo propio en su interior.

El patio nació como complemento inseparable de la casa, lugar de secretos, que está negado por la ciudad contemporánea ya que actualmente no se cuenta con el espacio suficiente para albergarlo. Estos cambios se dan con mayor aceleración día a día.

“La naturaleza humana del jardín representa, en primer lugar, un homenaje monumental a la base primaria de la economía, la agricultura.

Sus leyes organizativas imponían un tiempo que era un tiempo cíclico de modificaciones y retornos, y que ensayaba un dialogo diáfano con la misma casa construida. Era fácilmente legible la alternancia de lo sólido y de lo efímero que ésta relación encarnaba, además de ser interesante por su continua reciprocidad y reversibilidad: en el verano, la prosperidad de las plantas que agreden con sus hojas y sus troncos una casa que se ha vuelto improvisadamente pequeña e indefensa; en el invierno, la gracilidad de ramos y pedúnculos despojados que son abrumados por la potente tridimensionalidad de la casa, creando no obstante una textura que continúa las líneas que ésta hacia lo no construido.”

El patio es uno de los espacios más antiguos, un espacio descubierto de un edificio, configurado por espacios construidos internos o simplemente muros. En esencia el patio es la apropiación en una obra arquitectónica de una parte del espacio externo como fuente de aire, luz y sol convirtiéndolo en espacio interno enmarcado en líneas arquitectónicas del edificio pues está aislado del espacio circundante ajeno, proporciona a sus habitantes la ilusión de una zona de dominio figurado.

La pretensión hacer pública la preocupación existente por la lamentable situación de este patrimonio y trasladar la necesidad de adoptar medidas tendentes a su conservación, restauración y promoción a todas aquellas instituciones y organismos públicos o privados (Gobierno, colegios de arquitectos, restauradores, propietarios, Ayuntamientos, Técnicos Culturales, etc.) que puedan tener relación con esta cuestión.



LÓPEZ, MORALES, FRANCISCO JAVIER. LA ARQUITECTURA VERNÁCULA EN MÉXICO. PP 15-16
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GARCÍA MORALES, SOLEDAD. “ COATEPEC” VERACRUZ: IMÁGENES DE SU HISTORIA PP.41-44
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