viernes, 21 de agosto de 2009

La planeación participativa en Veracruz; el papel del gobierno municipal y la participación ciudadana.

Coloquio Reflexión y crítica a las metodologías empleadas en la elaboración de Programas de Ordenamiento Urbano en General y en Comunidades Suburbanas.


Dra. Beatriz Rodríguez Villafuerte
Facultad de Arquitectura de Córdoba

Ojeada sin premeditación al pasado que demuestra que en estas materias se abordan mil temas porque son sincrónicos, puesto que al ser el urbanismo “el ordenador social por excelencia” es la expresión misma de las condiciones materiales y espirituales de una época.
Le Corbusier



1. Introducción
Hemos presenciado durante los últimos años un interés, fundamentalmente desde la academia, en reflexionar y analizar críticamente las metodologías empleadas hasta el momento en la elaboración de los Programas de Ordenamiento Urbano. Son muchas las propuestas que de este minucioso análisis surgen, sin embargo destacan aquellas que nos llevan a cuestionar ¿cómo pueden abordarse los problemas de los asentamientos rurales, de las comunidades suburbanas e incluso de las zonas indígenas en un marco tan general como el que hasta el momento ofrecen los POU? Debe considerarse adicionalmente que son programas dirigidos a asentamientos cuyas características “urbanas” difieren de manera importante en muchos sentidos, de otras comunidades que se pretende atender. Y no es cuestión solamente semántica o de nomenclatura, encierra una problemática más compleja que alude a la concepción no sólo del programa en particular, sino a la planeación regional en general y a los asentamientos humanos como tema central.

Este trabajo presenta algunas reflexiones en torno a la planeación participativa en el estado de Veracruz, en particular considerando el papel que la propia legislación le concede al gobierno municipal y a la opinión y participación de los ciudadanos, pero que al momento de elaborar los Programas de Ordenamiento Urbano, por diversas razones no son incorporados. Se proponen en consecuencia algunos lineamientos metodológicos que pudieran arrojar luz en el futuro de la planeación urbano-regional en nuestras comunidades y municipios, con un enfoque integral, transdisciplinario e inclusivo, muy diferente al que hasta el momento se ha empleado.

Al abordar el tema de la planeación, debemos reconocer que estamos frente a un problema de poder, es decir, frente al fenómeno de la toma de decisiones sobre el territorio, que a la vez nos remite al análisis de la política urbana y regional y a una reevaluación de las funciones de la planeación de los asentamientos humanos y de las formas de gobernarlos, regirlos y ordenarlos.


2. Fundamentos jurídicos de la planeación participativa.
Se necesita una reforma profunda, una reestructuración general para que (el municipio) deje de ser una simple descentralización por región y se convierta en lo que el Constituyente deseó: la sociedad política primordial, el primer escaño de nuestra democracia, la base y el motor de nuestro federalismo, el gobierno de las pequeñas y medianas comunidades por quienes conocen sus problemas y pueden resolverlos en la forma más adecuada.
Jorge Carpizo, 1985.


Las transformaciones producidas en la vida y en las concepciones políticas durante las dos últimas décadas han echado por tierra la creencia de que la administración local ha de concentrarse sólo en hacer llegar la acción del Estado –con mayor o menor margen de autonomía en la gestión- a los espacios territorial y/o políticamente periféricos. Hasta entrados los años setenta, los politólogos solían atribuir a la política local un carácter residual, propio de ámbitos poco significativos para el poder político y sólo los enfoques procedentes del mundo anglosajón y su área de influencia, advertían la importancia de la dimensión gubernamental en la esfera local (Alba, Vanaclocha, 1997:9).

Debemos considerar, como bien lo apunta Massolo (2003) que el espacio local está indisolublemente ligado a un territorio, contiene un sistema de relaciones sociales, y se concibe como una escala subnacional determinada por la división político-administrativa del Estado-Nación; es la unidad territorial de menor desagregación generalmente asociada en América Latina a alguna forma de arreglo institucional de gobierno local (municipio, comuna, parroquias, etc.). Sin embargo, hay que reconocer que en realidad “lo local”, como dice Sergio Boisier, sólo tiene sentido cuando se lo mira “desde afuera y desde arriba”; así las regiones constituyen espacios locales mirados desde el país, como la provincia es local desde la región y la comuna lo es desde la provincia. Y también el barrio, el vecindario, los conjuntos habitacionales en las ciudades representan espacios locales donde transcurre la vida cotidiana, se conforma el tejido social y se realizan experiencias de participación ciudadana. Se puede afirmar, en consecuencia, que existe una diversidad de espacios locales que contienen la diversidad de sus sociedades locales.

Para el caso que nos ocupa, esos espacios locales están representados por comunidades, por asentamientos que deben ser identificados y definidos con precisión para que pueda hablarse de planeación y ordenamiento territorial.

La gestión de un municipio involucra una gran cantidad de factores, más allá de los meramente administrativos e implica la consideración de una serie de aspectos de carácter jurídico, financiero, político y social que la facilitan u obstaculizan. En los años recientes el énfasis se ha puesto en buscar una planeación a través de la cual las acciones gubernamentales en los espacios federal, estatal y municipal, respondan con mayor rigor a las necesidades reales de su población. Por ello me interesa destacar algunos de los principales aspectos de la gestión municipal en los que debería estar presente la ciudadanía.

En nuestro país existen formas institucionalizadas de participación ciudadana reconocidas en las legislaciones federal, estatal y municipal, sin embargo su eficacia aún es limitada y las prácticas burocráticas y autoritarias obstaculizan su plena operación. Por ello los espacios institucionales de participación se convierten más en instancias de colaboración, de corresponsabilidad en la gestión, que en escenarios para la toma de decisiones en donde los ciudadanos tengan una participación destacada.

En el artículo 26 de la Constitución Federal se estipula que el Estado debe organizar el sistema de planeación democrática, constituida por un conjunto de programas que se establecen entre diversas dependencias y niveles de gobierno y las agrupaciones e individuos de la sociedad; dichas relaciones se conforman según los principios básicos que establece la Ley de Planeación. Desde 1983, el Capitulo Tercero de dicha Ley habla de la participación social en la planeación y en su artículo 20 prevé la participación y consulta a los diversos grupos sociales en la elaboración, actualización y ejecución del plan y los programas.

A partir de las reformas constitucionales de 1983 y 1999 los ayuntamientos han ampliado su campo de acción, tienen ahora una mayor competencia en la elaboración de políticas públicas que les permiten hacer frente a la gama cada vez más extensa de problemas que les afectan.

En la reforma constitucional de 1999 se contempla de manera importante un impulso a la participación ciudadana y vecinal, con la intención de que ésta se convierta en una participación que coadyuve a asegurar tanto la legitimidad de las decisiones como la gobernabilidad en los espacios municipales. Se buscó con ello que sean los gobiernos locales los que creen las condiciones para la existencia de espacios de participación ciudadana e instrumentos que permitan hacerla más efectiva, considerando que la participación ciudadana es “un componente esencial de la democracia, como forma de organización social y de gobierno” (Gadsden, 2002:176).
Se modificó asimismo la fracción V del artículo 115 constitucional, ampliando las facultades del municipio en relación a las materias de desarrollo urbano, ecología y planeación regional. En el inciso c) de dicha fracción se le otorgó la facultad de formular planes de desarrollo regional; en el inciso d) se le permitió manejar y controlar el uso del suelo y en el inciso g) se estableció que el municipio podría participar no sólo en la creación y administración de zonas de reserva ecológica, sino también en la elaboración y aplicación de programa de ordenamiento en la materia (Martí, 2003; Valencia, 2001).

La creación de procedimientos de participación ciudadana y vecinal, en particular los incluidos en la reforma de 1999, se consideran importantes en el desarrollo democrático de la sociedad mexicana, puesto que las leyes locales en materia municipal pueden fijar un marco referencial para que los municipios determinen reglas que atiendan a sus peculiares características.

Pero estas reformas y modificaciones en el marco legislativo no son suficientes; aunado a ellas es urgente establecer una serie de medidas y acciones que, en el corto plazo, permitan tener una ciudadanía mas informada y consciente de la importancia de su participación, así como gobiernos verdaderamente comprometidos con esta postura, dispuestos a establecer en la realidad los elementos que la faciliten y a ser evaluados de manera consistente y periódica por la ciudadanía.

La planeación, en el contexto del proceso de cambios que vive México, pretende ser democrática; sin embargo, ¿cómo lograr una planeación democrática que no sea por decreto sino que tenga una real presencia en la vida cotidiana de los espacios locales y sus ciudadanos?

La planeación urbana no debe ser vista sólo como un conjunto de instrumentos diseñados para resolver técnicamente problemas específicos de una sociedad en un momento determinado; sino que debe expresar la forma en la cual una sociedad está dispuesta a enfrentar los problemas y a actuar para resolverlos. El punto medular estriba en conocerlos, analizarlos y proponer soluciones especificas surgidas del compromiso ciudadano por asumir una responsabilidad compartida con el gobierno local, con la construcción de su territorio y con las relaciones que en él se desarrollan.

Debemos reconocer que las decisiones políticas han contribuido en gran medida a una desordenada distribución espacial de las actividades económicas y de la población en el territorio que nos lleva a cuestionar la forma como se abordan desde la planeación urbana, los fenómenos del crecimiento de las ciudades y de su población. Las exigencias crecientes de los diversos sectores de la ciudadanía, ejercen demandas que dificultan la tarea de gobernar y de tomar decisiones.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el Artículo 26 dispone la planeación democrática de la acción gubernamental, como el fundamento legal que vincula a los ciudadanos con el gobierno. De esta forma, el marco legal establece una línea de continuidad entre el ejercicio de gobierno y los ciudadanos.

Las disposiciones de este artículo han sido replicadas por las constituciones de los estados, las cuales lo han hecho extensivo a los ayuntamientos. Así, la planeación del desarrollo, que es una de las funciones obligatorias de los ayuntamientos (por lo menos establecida jurídicamente), es también uno de los momentos más relevantes de su interacción con los ciudadanos; sus instrumentos y sus tiempos, pueden ser el eje para ejemplificar o promover el encuentro del ciudadano con la gestión pública. Y los programas de ordenamiento urbano no son la excepción.

A través de la planeación democrática se definen los objetivos, metas y prioridades sociales de la gestión pública. El espíritu de la planeación es que la acción de gobierno quede plenamente ordenada y programada; debe establecer una consistencia entre objetivos y recursos, y además retomar las prioridades reconocidas por la sociedad. En este sentido, la planeación es una expresión decisiva de la voluntad ciudadana traducida a instituciones y a las actividades de éstas, nominalmente por lo menos. Pero estamos aún lejos de que este espíritu de la planeación sea real, ha quedado como letra muerta en la mayoría de los discursos oficiales y en las reglamentos que la deben regular.

Si bien la normatividad relativa a la participación ciudadana queda asentada en la Ley General de Asentamientos Humanos, que en su Artículo 48 establece que la Federación, las Entidades Federativas y los Municipios “promoverán acciones concertadas entre los sectores: público, privado y social, que propicien la participación social en la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población,” dista mucho aún de ser llevada a la práctica.

La Ley de Desarrollo Regional y Urbano del Estado de Veracruz-Llave, en su artículo 8º, señala que la participación ciudadana se concibe como una forma coadyuvante de la Administración Pública que deberá promoverse de manera esencial para la consulta, propuestas, elaboración de programas, aportaciones de mano de obra, de recursos materiales y económicos, así como en la ejecución y vigilancia de las acciones de desarrollo regional y urbano previstas en dicha ley. Si bien menciona como forma de participación ciudadana únicamente a los Consejos Consultivos en la materia, en su artículo 9º también brinda la posibilidad de participar a través de la creación de comités u organizaciones análogas, abriendo múltiples posibilidades para participar como ciudadano.


Asimismo, el 30 de agosto de 2002 se crea el Consejo Consultivo para el Desarrollo Urbano del Estado de Veracruz-Llave, que es el órgano auxiliar de asesoría, consulta y participación ciudadana, a nivel estatal, de zona conurbada o municipal, el cual busca definir, jerarquizar y evaluar los programas y acciones de desarrollo urbano y regional, como un mecanismo que coadyuva a la búsqueda de soluciones que aseguren un adecuado desarrollo. Para ello se requiere una participación más activa y directa de la sociedad, así como de las organizaciones civiles, para que actúen como consultores calificados en la asesoría de los programas y políticas gubernamentales. Una de sus principales funciones será la de promover la participación ciudadana en el ordenamiento territorial y el desarrollo urbano de la entidad, en los términos que establezca la Ley de Desarrollo Regional y Urbano.

Para Veracruz, enero de 2007 marca la fecha de publicación de la Ley de Desarrollo Urbano, Regional y Vivienda y con ello el surgimiento del Instituto Veracruzano de Desarrollo Urbano Regional Y Vivienda (INVIVIENDA), dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente del estado; para mayo del mismo año se publica el Reglamento de la Ley de Desarrollo Urbano, Regional y Vivienda para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, creando la figura de “perito especializado en Desarrollo Urbano y Regional”. Si bien con esta figura del “perito urbano” se atiende una parte importante de la consultoría calificada, queda pendiente aún la forma en que la sociedad, los vecinos, los directamente afectados con cualquier decisión, pueden incorporar sus demandas, problemas y necesidades específicas de manera que tengan una incidencia en el ordenamiento territorial y el desarrollo de su espacio más inmediato.

Los planes de desarrollo, junto con los mecanismos de consulta pública, son los instrumentos de planeación en sus diferentes niveles: municipales, estatales y sectoriales. Los órganos responsables de realizar el plan de desarrollo en el caso estatal son los COPLADE (Comités de Planeación del Desarrollo) y en el municipal los COPLADEM o COPLADEMUN (Comités de Planeación del Desarrollo Municipal) . La integración de los ciudadanos o de sus representaciones en dichos órganos les permite participar en la elaboración del plan, además de vigilar su ejecución y evaluación. Esto nominalmente está contemplado en la legislación; sin embargo, son pocos los ciudadanos que conocen la existencia de los COPLADE Y COPLADEMUN; al desconocerlos resulta difícil que puedan involucrarse o integrarse a ellos y quienes son convocados, no siempre tienen los conocimientos o información para elaborar propuestas y presentarlas. Por lo tanto, resulta difícil que intervengan en su elaboración y por supuesto en su seguimiento y evaluación.

Estas son, entre otras, algunas de las causas por las cuales diversos intentos por establecer mecanismos de planeación participativa no hayan cristalizado. En todo caso, debemos reconocer que el marco constitucional, su ampliación y especificación en las leyes locales y sectoriales es favorable a su impulso y por lo menos su vigencia jurídica permite a los ciudadanos la posibilidad de colaborar con la administración municipal. No obstante, es necesario buscar nuevas formas no sólo para difundir esas leyes sino para que los ciudadanos realmente colaboren y participen en la transformación de su propio espacio. Sobre todo cuando se trata de comunidades con características diferentes a la urbana, poblaciones rurales, semiurbanas o indígenas, cuyas condiciones de vida los vuelve quizás más vulnerables y por la misma razón debieran ser considerados con parámetros y metodologías muy diferentes.


4. Fundamentos Metodológicos
Como punto de partida, se concibe que la construcción de las ideas sobre los modos de habitar es parte de un proceso social, en el cual las determinaciones fundamentales las toman los sujetos mismos a través de su participación en las decisiones cotidianas individuales y colectivas. Este principio ha dado pie a diversas manifestaciones que han sido catalogadas genéricamente como diseño participativo.
Gustavo Romero


La evolución del fenómeno urbano está presente a través de sus rupturas y continuidades, en los distintos momentos de la evolución del hombre, entendido en su esencia gregaria, parece mostrarse una voluntad organizativa que toma cuerpo en instituciones, símbolos y formas de conducta social que sólo son posibles en esa forma específica de la asociación humana conocida como ciudad.

Sin embargo, cuando debemos atender aquellas formas de asociación que se traducen en asentamientos fuera de las ciudades, en espacios rurales, en condiciones geográficas y topográficas inhóspitas y difíciles para el desarrollo de las actividades y con el ingrediente adicional de ser individuos y familias de escasos recursos, con ingresos por debajo del salario mínimo si es que tienen ingresos, enfrentamos entonces un problema mucho más complejo.

Durante muchos años y en la tradición más clásica de la planeación urbana, podríamos afirmar que los planes, programas y propuestas sobre el espacio, sobre el territorio, venían desde Le Corbusier y sus Principios del Urbanismo, cuando en “La Carta de Atenas” valora los esfuerzos de los CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna) que desde 1928 habían reunido unas energías hasta entonces dispersas, celebrando sus asambleas en diferentes ciudades de Europa, con una preocupación muy válida en su momento, que lo llevó a afirmar: “La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región (…) Estas constantes psicológicas y biológicas experimentarán la influencia del medio: situación geográfica, topográfica, situación económica, y situación política (…) Las razones que presiden el desarrollo de las ciudades están, pues, sometidas a cambios continuos.” Ciertas circunstancias particulares han determinado los caracteres de la ciudad a lo largo de la historia (…) Posteriormente los enfoques interdisciplinarios en donde la sociología urbana, la geografía, el urbanismo, con autores como Lojkine, Topalov, Levebre, Singer, hablaban del derecho a la ciudad, de la economía política de la urbanización, se analizaba el proceso de lo rural a lo urbano, etc.

Pero en el momento que la planeación debe atender otros espacios que no son las metrópolis, que no son los territorios urbanos, otro debe ser el enfoque y otra la manera de abordarlos, conceptual y metodológicamente. En los años recientes, se han desarrollado diversas herramientas técnicas para planificar y ordenar el territorio, una de ellas son precisamente los Planes de Ordenamiento Territorial, que buscan integrar la planificación física y socioeconómica, incorporando acciones con respeto ambiental. Entre los indicadores que incluyen estos planes están los demográficos, los socioeconómicos, los relativos a los fenómenos meteorológicos y tectónicos como lluvias, sequías y derrumbes, identificando a la población vulnerable o en riesgo. Pero están aún lejos de considerar las características particulares de poblaciones y grupos étnicos, de grupos indígenas.

Me gustaría introducir adicionalmente un elemento más que resulta insoslayable en estas reflexiones críticas en torno a las metodologías asociadas a la planeación, y es el considerar el entorno construido a la manera de Rapoport , como sinónimo del concepto de paisaje cultural desarrollado por los geógrafos, como cualquier modificación humana a la faz de la tierra, “(…) desde construir fogones a ciudades”. Lo que aplica al tema que nos ocupa en el sentido de que el ser humano a través del tiempo ha modificado constantemente el paisaje natural, sin embargo al ser regulada y legislada esta intervención del hombre por parte de un aparato jurídico, genera una serie de problemas ante la dificultad de generalizar la concepción de los espacios y territorios. Éstos deben ser analizados de manera particular para conocer y recuperar los orígenes y características del asentamiento a partir de su organización económica, política, social, cultural, que evidentemente se refleja en la forma de apropiación y definición de un territorio. Las metodologías aplicadas hasta el momento y los enfoques y aproximaciones conceptuales con las que se mira a los territorios deben ser revisadas. En especial aquellas que nos remiten a espacios no urbanos pero que sin embargo son tratados, analizados y planeados con una óptica cuyos fundamentos nacen de entornos y organizaciones espaciales urbanas.

De esa manera el diseño comunitario, o la arquitectura social se convierten en una actitud y una fuerza para el cambio en la creación y gestión de ambientes, de entornos construidos en donde las personas son lo más importante. Su fuerza descansa en ser un movimiento que atraviesa las tradicionales fronteras profesionales. Parte del principio que el entorno construido, el ambiente y los diferentes espacios, funcionan mejor si los individuos afectados por sus cambios están involucrados en lugar de ser tratados como consumidores pasivos.

Sin embargo, la participación comunitaria no es una panacea ni la única solución para el cambio social, debe ser analizada, estudiada, a través de la teoría y la práctica para convertirse en un aspecto integral de la democracia. Para Sanoff, la participación significa la colaboración de personas en la consecución de objetivos que ellos mismos han definido. El diseño participativo, los procesos y las técnicas que propone, se basan en el principio de involucrar a los actores locales en el desarrollo social, la participación implica el trabajo colectivo de varias personas tanto en la determinación de los objetivos como en la definición de los caminos para llegar a ellos.

En este sentido, la participación implica el encuentro de, al menos, dos conocimientos, dos formas de aprehensión de la realidad: por un lado, el técnico que aporta información especializada desde el campo constructivo, espacial, jurídico, normativo y económico; por otro, el ciudadano, el vecino, el usuario, que aporta información en torno a sus necesidades, expectativas y posibilidades.


5. Propuestas y alternativas en el contexto de la planeación participativa.
La participación en los asuntos públicos locales es la mejor escuela de democracia y el mejor medio para construir ciudadanía porque, a través de ella el individuo comprende prácticamente sus derechos y responsabilidades, se familiariza con las reglas del juego democrático y cultiva así el respeto a las instituciones que él ha contribuido a crear.
Alexis de Tocqueville. (1835)


En nuestro país cada inicio de trienio se elaboran los Planes Municipales de Desarrollo, basados en un diagnóstico y estadísticas de la población, de sus recursos naturales, económicos, financieros. Pero en la mayoría de las ocasiones quedan solo en una descripción del municipio y la región sin involucrar a la población, y los planes y programas difícilmente se llevan a cabo. Es preciso conocer mejor a la población, mas allá de la estadística y las cifras, saber no solo cuántos son, sino quienes son, cómo son, qué piensan, qué necesitan, a qué aspiran como ciudadanos, qué esperan de la autoridad, y qué desean para su comunidad. Sólo de esa manera se podrán encontrar los elementos para lograr una continuidad en las acciones, si están apoyadas, soportadas y avaladas por los ciudadanos, por la comunidad.

Existe un desconocimiento absoluto por parte de los ciudadanos en relación a quién deben dirigirse las peticiones, y de las diversas instancias ante las cuales se puede y se debe acudir; muchas veces se ignora que el gobierno municipal no es la única entidad administrativa o de gestión para resolver conflictos cotidianos entre vecinos o para atender demandas derivadas de las múltiples carencias que existen en zonas rurales y suburbanas.

Para que pueda efectivamente iniciarse un cambio, se requiere romper con el esquema paternalista, modificar esa actitud de la población de esperar, de extender la mano para que el gobierno le dé. Es necesario que se adopte otra actitud y el ciudadano aprenda no solo a construir su demanda, sino a estructurar su participación de modo que contribuya positivamente en la construcción de su entorno, de su comunidad.
Se ha escrito mucho y se han propuesto gran cantidad de alternativas para planear y ordenar el territorio, pero se ha dejado desatendida la parte medular de cualquier plan que busque organizar a los hombres, sus actividades y sus espacios. Hay una serie de elementos que deben ser considerados si se pretende consolidar la Participación Ciudadana en un proceso de Planeación Participativa. Entre ellos están:

1. EDUCACIÓN. Un elemento fundamental en este proceso es la educación tanto del ciudadano como de las autoridades, para ello se propone iniciar las acciones tendientes a formar la Escuela de Participación Ciudadana Municipal, Local o Comunitaria. Deberá trabajar conjuntamente con los funcionarios, los académicos y los ciudadanos. Se deben planear, de acuerdo a las necesidades, proyectos y programas a desarrollar en cada comunidad, los cursos necesarios para que todos los interesados cuenten con la información y capacitación mínima para opinar e intervenir en un proceso de planeación participativa. Al mismo tiempo se trabajará con los municipios vecinos, colindantes, territorial y organizativamente, de modo que los programas tengan también un impacto regional. Entre sus acciones específicas estarían:

1.1.Que a través de la Escuela de Participación Ciudadana se difundan, expliquen y discutan las principales leyes, normas y reglamentos que regulan la vida municipal, para que el ciudadano, incluso el de menor escolaridad pueda involucrarse.
1.2.Que a través de la Escuela de Participación Ciudadana se elabore y edite con el apoyo de los académicos, de profesionistas de las diferentes disciplinas una serie de Guías, Notas, o Apuntes sobre temas diversos que ayuden a la difusión y capacitación en temas como: glosario de términos urbanos, de planeación, normatividad y reglamentaciones estatales y municipales, entre otros.
1.3.Se den a conocer y se difundan, explicándolos de manera accesible, tanto por escrito como en pláticas y cursos, los planes y programas nacionales, estatales y locales, que afectan y repercuten en el espacio municipal.
1.4.Se ofrezca capacitación específica, tanto a los funcionarios como a la ciudadanía, con el apoyo de diversas instancias como la Universidad Veracruzana.

2.CAPACITACIÓN Y ASESORÍA A LA CIUDADANÍA Y A LOS FUNCIONARIOS MUNICIPALES EN TEMAS COMO:
2.1. Participación ciudadana y Gestión local.
2.2. Formas de participación ciudadana.
2.3. Planeación participativa.
2.4. Glosario de términos de urbanos y de planeación
2.5. Estructura de los gobiernos locales, sus integrantes y sus funciones.

3. En términos de INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN:
Establecer canales neutrales y efectivos de comunicación tanto al interior del ayuntamiento, entre sus integrantes, como con la ciudadanía, que permitan una comunicación fluida, veraz, constante, inmediata.
3.1. Elaborar un Boletín de Información Municipal o Comunal. Ayudaría a la ciudadanía a estar informada de las actividades, acciones y decisiones del Ayuntamiento sobre el espacio y territorio en el que ellos habitan. Daría cuenta de la gestión municipal, pero sobre todo permitiría difundir y dar a conocer con anticipación las gestiones a desarrollar, los programas y obras que se piensa llevar a cabo, de tal forma que los ciudadanos los conozcan y puedan dar sus opiniones y comentarios.
3.2. El Boletín contendría de manera clara y sencilla, un análisis de las diversas propuestas y acciones realizadas por el Ayuntamiento y la Comunidad; así como propuestas de mejoramiento; escritos y opiniones de los ciudadanos y de la sociedad en general, en torno a los problemas más relevantes en la localidad.
3.3. A partir de los resultados de esta evaluación y análisis, los académicos y la Universidad harían algunas recomendaciones básicas que garanticen la pluralidad informativa y la representatividad política y social de cada municipio y su comunidad.
3.4. Tendría una sección sobre la historia local del municipio para informar, enriquecer y fomentar la identidad local.
3.5. Podría integrarse un Consejo Editorial como órgano asesor de los contenidos generales del Boletín, dicho Consejo estará constituido por representantes de organizaciones sociales, comunales, y académicos, que reflejen la diversidad de opiniones ciudadanas que existe en el municipio.
3.6. Debe vigilarse con sumo cuidado que este Boletín no se utilice para beneficio de ningún partido en especial, que no sea privativo de ninguna tendencia política, sino que exprese la pluralidad de la comunidad.
3.7. Aprovechar el apoyo y asesoría que la Universidad Veracruzana , pueda brindar a cada ayuntamiento, para supervisar, desde una perspectiva académica, la elaboración de los boletines municipales con la finalidad de describir y realizar una valoración de los contenidos que garantice una pluralidad en el seno de los ayuntamientos.


4.CREAR MECANISMOS DE COOPERACIÓN, APOYO Y AYUDA INTERMUNICIPAL.
Es evidente que desde hace tiempo en muchas regiones del país se ha pugnado por que las relaciones entre los ayuntamientos contribuyan a un mayor y más eficiente desarrollo no solo de los municipios sino de la región en la que se ubican. Sin embargo, hasta el momento prevalece el destinar recursos, participaciones, aportaciones que favorezcan a un municipio y su administración, olvidando que si se actúa de forma colectiva y organizada, los beneficios pueden ser mayores y distribuirse mas equitativamente.

En un marco de respeto y colaboración entre los alcaldes, deben buscarse los conocimientos, habilidades y recursos que les permitan tener una mayor articulación de decisiones y la concertación de esfuerzos en beneficio de una ciudadanía cada vez más amplia. Existen obras de infraestructura para el desarrollo social, escuelas, hospitales, centros culturales, deportivos y obras urbanas, que si se planean y proyectan con la mira de un impacto regional, tienen mayores oportunidades de éxito.
Ello desde luego implica que deben aprenderse nuevas modalidades de interacción entre ciudadanos y autoridades, y de manera fundamental, entre los actores políticos del proceso, en una vinculación que no es ajena al conflicto y los intereses particulares, pero debemos comprometernos con un desarrollo diferente, compartido, participativo, en el que juntos autoridades y ciudadanos de municipios vecinos se ayuden y colaboren en ese crecimiento colectivo.

5. En consecuencia ofrecer medios efectivos para participar en:
5.1. la elaboración de proyectos
5.2. la ejecución de los programas
5.3. la toma de decisiones.

6. DIÁLOGO y ACCIÓN. Debe propugnarse por un gobierno dialogante que construya un lenguaje claro y directo para establecer un canal de comunicación abierto y permanente con la ciudadanía. De forma tal que los ciudadanos sepan cómo, dónde, para qué, por qué y en qué participarán. Diseñar, desarrollar, e iniciar de manera conjunta gobierno y población las acciones tendientes a la PLANEACIÓN PARTICIPATIVA. Se debe involucrar y comprometer a la ciudadanía de otra forma, con otros mecanismos y acciones que haga surgir una iniciativa desde las bases para trabajar en coordinación autoridades y ciudadanos, gobiernos locales y vecinos, comunidades y autoridades comunales.

6. Reflexiones Finales
Definir los trabajos de la tribu. Decidir realizarlos para el bien común. La tribu se lanza al trabajo para prevenir la inundación o reparar los daños. De ello puede resultar una obligación de trabajar. La tribu consagra la realización de los trabajos por medio de una fiesta y reposa.
Le Corbusier


En México, y en el estado de Veracruz, existen diferentes niveles, instancias y dependencias encargadas de la planeación, que al descender al nivel local, la mayoría de las veces en lugar de agilizar y favorecer, complejizan y dificultan la organización de los espacios y las personas. Si a ello se añade la escasa tradición y cultura de participación, nos encontramos entonces con escenarios plenos de necesidades pero con ciudadanos que aun esperan la acción paternalista de un Estado, que los acostumbró a esa dependencia y a tomar la iniciativa cuando la cotidiana falta de servicios de infraestructura, vivienda, educación, salud, etc. se vuelve insostenible o en casos extremos cuando se enfrentan a desastres naturales.

Debemos considerar la pobreza en la que vive un importante número de familias de nuestra población, que obedece a otra serie de factores estructurales, de carácter socioeconómico, y que influye de manera importante como un factor que impide muchas veces involucrarse en una acción ciudadana cuando la sobrevivencia cotidiana marca los ritmos de su existencia. En nuestro país la historia de los movimientos sociales se ha construido precisamente a partir de familias y ciudadanos, que desde la precariedad se organizan para intentar buscar soluciones al hambre, a la miseria, al desempleo, a la falta de una vivienda, de un techo, de los servicios más elementales.

En general en los espacios urbanos de nuestro país, el ciudadano espera a que lo llamen, a que lo convoquen, existen, es cierto algunos individuos que toman la iniciativa, que organizan, que son líderes, pero en su mayoría a los mexicanos nos gusta que nos digan qué hacer, a dónde ir, cómo llegar. Debemos rescatar la sabiduría de nuestros antepasados y volver al trabajo comunitario, al tequio, tenemos que reaprender y volver a tomar la responsabilidad de nuestro entorno, -calle, barrio, colonia, pueblo, ciudad, comunidad- en nuestras manos, hacerlo nuestro, como un proyecto propio.

Por ello debe partirse de la iniciativa ciudadana, mas que de programas diseñados y enviados verticalmente desde el centro de la federación o del estado, debe –soportado en la reforma de 1999 al Art. 115 Constitucional - apoyarse al ciudadano y sus ayuntamientos y municipios a tener el rol protagónico que deben jugar, como individuos comprometidos con su entorno, como ciudadanos responsables y conscientes.
Más de setenta años de planeación en el país dejan ver que hemos andado el camino incorrecto, los rezagos y deficiencias no solo en la atención y prestación de servicios, sino en general en el hacer espacios más habitables lo demuestran. Un elemento que ha sido dejada de lado en todo este proceso es precisamente el ciudadano, se le toma como una variable más cuando en realidad es la pieza fundamental de la renovación, rescate y mantenimiento de los espacios locales. Sean estos una gran ciudad o una pequeña congregación.

El principio rector de cualquier trabajo que involucre a los ciudadanos y sus autoridades debe partir del consenso, aunado a la colaboración y la asociación entre el gobierno local, los residentes, las asociaciones vecinales, las distintas organizaciones sociales, que contribuyan a identificar las necesidades de la colectividad. La cooperación social es hoy una necesidad básica para afrontar problemáticas nuevas por su naturaleza o por su intensidad.
Resulta imprescindible en consecuencia:

1. Revisar los fundamentos y principios que rigen la relación entre la acción pública y el desarrollo regional desde un enfoque interdisciplinario.
2. Revisar y redefinir el marco teórico y metodológico para analizar la planeación regional, local y participativa.
3. Definir para contextos locales específicos los diagnósticos que permitan elaborar as agendas, los sistemas de gestión y la planeación desde los gobiernos locales integrando la participación de actores locales clave.
Y a partir de ahí:
a) Definir una nueva aproximación a la planeación participativa y al desarrollo comunitario en áreas y temas estratégicos.
b) Diseñar cuidadosamente los planes de acción prioritarios, de acuerdo al marco legal y de planeación vigentes, pero sobre todo a partir de las demandas específicas de los ciudadanos.
c) Construir canales institucionales para la definición y gestión de las políticas públicas.
d) Capacitar e informar al ciudadano para que su participación sea consciente, conocedora de las normas, regulaciones, posibilidades de su entorno y de las reglas de funcionamiento de la administración municipal y del Ayuntamiento con el que debe colaborar.
e) Integrar sus voces al diseño participativo, a la planeación más eficiente de recursos, población y ambiente en un determinado territorio.
f) Identificar espacios estratégicos en los que se pretenda llevar a cabo las acciones definidas conjuntamente.
g) Identificar comunidades participativas y líderes que contribuyan a agilizar el proceso de planeación participativa, respetando la identidad y subjetividad de los actores involucrados y sus comunidades.
h) Considerar la pluralidad cultural, étnica, de género, de edades y generaciones, que existen en cada lugar.
i) Empezar a desarrollarlos y dar los pasos necesarios para iniciar dicha planeación participativa.

Esta propuesta busca concentrar recursos materiales y humanos en las áreas prioritarias identificadas conjuntamente con el gobierno local (sea éste comunal, ejidal, etc.) respetando las diferencias de organización y jerarquías culturales, étnicas e indígenas y los ciudadanos (la comunidad), con la intención de maximizar el impacto y la efectividad de los programas comunitarios.

1. Primero debe convocarse a la comunidad para diseñar, elaborar y preparar un Plan Participativo Vecinal o Comunal que articule una visión compartida entre los habitantes acerca del futuro de su colonia, manzana, barrio, pueblo, comunidad, que represente el consenso de los residentes de cómo lograr ese objetivo, e identifique los roles y las responsabilidades para lograr las mejoras deseadas.
2. La segunda etapa consiste en desarrollar dicho plan, basados en el apoyo del trabajo compartido, en el que cada uno desempeña la responsabilidad y el compromiso asumidos colectiva e individualmente.
3. Por último, se establece un programa de evaluación para medir el impacto de dichas mejoras en la colonia, manzana, barrio, pueblo, comunidad y entre los vecinos.
4. Gestionar los recursos necesarios para llevarlo a cabo.


Termino con una reflexión de Le Corbusier, quien nos habla de cómo “las ciudades nacieron, fueron creciendo con el paso del tiempo; sufrieron los asaltos de la vida. Una evolución más o menos serena o brusca, según la repercusión de los diferentes inventos. Velocidades de 4 km-hora: el paso del hombre, del buey, del caballo o del asno. En esas obras que se mantienen tan cerca de los cuerpos y de las voluntades humanas persiste, engastada, una auténtica armonía”….que es la que en última instancia debemos buscar, armonizar a través de la planeación participativa, volver a la armonía original, recuperar el sentido que tuvieron desde siempre los asentamientos humanos.

Contribuciones preparatorias para integrarse en el texto: "Experiencias de planeación y desarrollo urbano" a publicarse durante 2009 por la Red de Investigación en Desarrollo y Planeación Urbana, de la Universidad Veracruzana.



Bibliografía.
Le Corbusier. A propósito del urbanismo.1980. pp.13
Publicada el 5 de enero de 1983, señala las normas y principios para llevar a efecto la planeación del desarrollo.
De acuerdo a lo que señalan juristas como Fernández Ruíz, Pérez López, Núñez Mercado y Valencia Carmona (1999), sólo de esa manera se pueden hacer efectivas las fórmulas de democracia participativa (directas, semidirectas o representativas), siempre dentro del esquema democrático que impone la ley fundamental (artículos 39-41 y 115).

IFE. http://www.iglom.iteso.mx/html/lectura/eslabones/eslabon4n.htm
Gaceta Oficial. Órgano del Gobierno del Estado de Veracruz-Llave. Xalapa-Enríquez, Ver, 30 de Agosto de 2002.
Con la firma de un Convenio de Desarrollo entre el Gobierno Federal y los Gobiernos de los Estados, con vigencia de un ejercicio fiscal renovable anualmente, se instituye el Comité de Planeación para el Desarrollo de los Estados (COPLADE) y los Comités de Planeación para el Desarrollo Municipal (COPLADEMUN) que están previstos como los órganos fundamentales para la operación y el desarrollo del Fondo para la infraestructura social municipal previsto en el artículo 35 de la Ley de Coordinación Fiscal.
Romero, Gustavo. La participación en el diseño urbano y arquitectónico en la producción social del hábitat. 2004:56
Lezama, José Luis. Teoría Social, Espacio y Ciudad.1993:31
Le Corbusier, Principios de Urbanismo.1981:6.
Le Corbusier, Ibidem, 1981:21-31.
Rapoport Amos, 1986:164.
Lawrence y Low 1990: 453.
En el sentido de no privilegiar o favorecer a tendencia partidista alguna.
La experiencia en trabajos de planeación participativa, confirma la percepción que se tiene de la Universidad -entidad académica dedicada a la enseñanza, a la investigación científica y a su difusión- como un espacio que no privilegia los intereses particulares de grupos políticos, partidos, individuos, asociaciones, grupos sociales o económicos, sino que efectivamente permite encuentros plurales, participativos y por ende enriquecedores, que benefician a todos los ciudadanos por igual.
Le Corbusier. A propósito del urbanismo. 1980. pp.11
Los Municipios estarán investidos de personalidad jurídica y manejarán su patrimonio conforme a la ley. Los ayuntamientos tendrán facultades para aprobar, de acuerdo con las leyes en materia municipal que deberán expedir las legislaturas de los Estados, los bandos de policía y gobierno, los reglamentos, circulares y disposiciones administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones, que organicen la administración pública municipal, regulen las materias, procedimientos, funciones y servicios públicos de su competencia y aseguren la participación ciudadana y vecinal.

Imágenes: Obra de Teodoro Cano, libre circulación en la red.

sábado, 15 de agosto de 2009

El Análisis de lo Sociocultural en el ordenamiento de los asentamientos humanos

Aplicable a comunidades que NO manifiestan las mismas características que la ciudad.

M. Arq. José Antonio Ochoa Acosta

Preguntas Base
¿Qué características de la cultura influyen en la conformación de los entornos construidos?
¿Qué influencia ejerce el entorno construido sobre la cultura?, y finalmente,
¿Cuáles son los mecanismos que ligan la mutua interacción entre cultura y entorno construido?

Objetivos de la propuesta
Identificar el grado de influencia de los factores; físico geográfico, socioeconómico y cultural en el desarrollo urbano de una pequeña localidad.
Conocer la concepción simbólica de la población acerca de diversos elementos naturales así como su relación con la orientación y distribución de los asentamientos humanos.
Reconocer las prácticas culturales más relevantes que definen a la población indígena o rural, destacando el análisis sobre el significado y uso de los espacios públicos y la vivienda.
Ubicar el tipo de materiales utilizados en la construcción de la vivienda tradicional y del entorno urbano.
Identificar y analizar los principales programas y acciones gubernamentales en materia de ordenamiento territorial, resaltando los alcances y limitaciones de sus políticas en torno a la satisfacción de los requerimientos socioeconómicos y culturales de la población indígena o rural a quien va dirigida.
Generar propuestas y recomendaciones, en términos de política pública, sobre la manera de potenciar las acciones institucionales de ordenamiento territorial en localidades y comunidades indígenas o rurales.

Propuesta 1 - La diferencia entre análisis y diagnóstico
Antes de introducirse en el tema de los rasgos socioculturales, es muy importante distinguir, en una metodología de ordenamiento territorial, la diferencia entre lo que es el análisis y el diagnóstico ¿Por qué? Pues porque cada etapa conlleva acciones completamente distintas y una es consecuencia de la otra. Mientras que el análisis es la separación de las partes de un todo para entender mejor sus manifestaciones, la diagnosis es la acción de diferenciar una situación particular de un modelo ideal o anteriormente establecido. Por ejemplo, un médico examina a una persona (caso de estudio) realizando distintos exámenes (análisis) y la suma de los resultados de cada prueba le permite emitir un diagnóstico conforme a un ideal de salud para esta persona.

En el caso del ordenamiento territorial, únicamente se puede emitir un diagnóstico a la conclusión de varios análisis – geográfico, socioeconómico, urbano y, en su caso, sociocultural. Por ejemplo: El equipamiento urbano que durante la etapa de análisis se debe cuantificar conforme a las UBS, en el diagnóstico deberá reconocerse el déficit o superávit por cada subsistema conforme al ideal de desarrollo que propone la SEDESOL en sus normas de equipamiento. La suma de todas las variables y principales indicadores de cada análisis podrán determinar, entonces, un sólo diagnóstico integrado para el fenómeno urbano en estudio, con base en un concepto ideal de desarrollo.

Propuesta 2 – El análisis cualitativo
Datos e indicadores de estabilidad social y cultural
En 2007 se llevó a cabo un estudio de evaluación socioeconómica para la zona de monumentos de Tlacotalpan, mismo que derivó en la elaboración del programa especial para la conservación y manejo de su zona de valor patrimonial. Cuando se trabajó en la etapa de análisis, se consultaron los indicadores que manejan el INEGI y la CAEV sobre electrificación y agua potable señalando una cobertura aproximada del 97% de cada servicio sin embargo, y con gran sorpresa, mediante un estudio cualitativo se detectó que el agua que llega a las casas es de muy mala calidad, de los cuatro pozos que se reportan, dos no funcionan, otro esta contaminado y el único que se explota ofrece a la ciudad un servicio lleno de tierra y de malos olores. Este estudio permitió reconocer, en el caso de la electrificación, que por las noches, a la hora que la mayoría de las casas enciendes sus luces, la potencia de la iluminación disminuye, presenta altibajos o, en casos, se suspende el servicio debido a que la red, incluyendo sus transformadores, no soporta la demanda del mismo.
Las herramientas del análisis cualitativo (observación participante, entrevistas, encuestas, consultas, cuestionarios, entrevistas a profundidad y reuniones comunitarias) permiten, al estudioso del asentamiento humano, reconocer; la calidad de vida del habitante, los niveles de seguridad y las expresiones de violencia que pudieran existir. La eficacia de los servicios de salud y educación y, en su caso, los grados de interculturalidad que presenta una sociedad.

Los estudios cualitativos se realizan, principalmente, para conocer la opinión de los habitantes sobre la calidad de los servicios que le ofrece su asentamiento. De manera paralela, es de sumo valor la realización de entrevistas a profundidad con diversos actores del desarrollo (representantes de organizaciones, funcionarios locales, estatales y federales) y, así, obtener un panorama integral de la problemática territorial.

Un análisis cualitativo, en algunos casos, humaniza la frialdad de cualquier estudio que sólo aprovecha los datos estadísticos para su integración. Vuelve los ojos a lo más importante que debe atender un urbanista, que no es el color para definir los usos del suelo ni la propuesta de estructura vial, es, mas bien, hacia el habitante común que pocas veces es escuchado con este nivel de acercamiento.

Propuesta 3 – El análisis sociocultural
Introducción
Los pueblos y comunidades indígenas de México están conformados por cerca de diez millones de personas que tienen sus propias culturas y lenguas, sin embargo, en su mayoría no disfrutan aun de condiciones económicas y sociales que les propicien una mejor calidad de vida. La mayoría de las comunidades se caracterizan por contar con altos niveles de pobreza y con una situación de desventaja, en todo sentido, al promedio nacional. Prevalece la escasez de empleos, bajos salarios y altos niveles de desnutrición; una notable tasa de mortalidad y morbilidad materna e infantil, un amplio rezago educativo, dificultades de acceso a una vivienda digna, así como de dotación básica de infraestructura urbana.

El tema del desarrollo urbano y la vivienda en el ámbito indígena es un motivo de atención de los especialistas en las ciencias sociales -antropólogos, sociólogos, etnólogos-, así como de organizaciones e instancias gubernamentales. A pesar de este interés, la documentación existente permite afirmar que hay, por un lado, la anarquía y desconocimiento de la autoridad local para llevar a cabo un correcto desarrollo urbano y, por otro, la imposición de acciones por parte de autoridades de órdenes superiores de gobierno, ajenos a una realidad loca. En el mejor de los casos, y sin estudios previos que garanticen el éxito, en los pequeños asentamientos se intenta replicar las acciones de programas o estrategias que resultaron exitosas en otras latitudes con características socioeconómicas y culturales, sino completamente distintas, ajenas a las de un ámbito de estudio rural mexicano o veracruzano.

Estas líneas han intentado reflexionar sobre ¿Cómo se puede mejorar la calidad de vida en comunidades indígenas o rurales con éxito? ¿Qué parte de un estudio para el ordenamiento territorial permite descender a un ámbito meramente local y comprender sus manifestaciones? Probablemente la respuesta pueda ser conociendo sus manifestaciones socioculturales y su relación con la sociedad.

Las manifestaciones socioculturales
“Las manifestaciones de la cultura permiten establecer los límites del yo frente al otro yo, dando identidad al individuo, al grupo o a la ciudad ya que determinan cuales son las características importantes y validas, útiles y significativas para una identidad; sin embargo es también lo que da diversidad al definir los limites de una región en términos de lo que sé comparte con otros grupos y lo que no se comparte” (Amerlinck y Bontempo, 1994, p. 86). Las manifestaciones socioculturales son el conjunto de factores o características de los sistemas políticos, económicos, sociales y culturales que identifican a un asentamiento humano, una región o un país. Estos factores son, en primer lugar, de orden geográfico y climático, pero se basan en un entorno local productivo y social.

“El entorno construido es un espacio donde convergen factores físicos, sociales y culturales, con un sentido y una característica humana universal que existe desde que el hombre es sedentario. Las viviendas, asentamientos y paisajes son producto del mismo sistema cultural y de la unión del mundo y son, por lo tanto, partes de un sólo sistema” (Rapapport, A, 1972, P.98).

Los factores socioculturales que se recomiendan analizar para la elaboración de un programa de ordenamiento territorial son; Comprensión del entorno (cosmovisión), distribución simbólica del espacio, arquitectura y vivienda tradicional, comunidad con sus costumbres, tradiciones y creencias religiosas.

Comprensión del Entorno - Cosmovisión
Como es sabido, la cosmovisión de una sociedad es el conjunto de sus opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del entorno y del mundo, de donde interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente.
En el ámbito de los asentamientos humanos, conceptos geográficos, como el propio universo, la tierra, el agua, el aire, el fuego, el sol, rayos o cerros pueden ser factores que condicionan su ubicación, morfología, la relación de sus espacios y las conductas humanas.

Por ejemplo: La idea de los nahuas de la Sierra Norte de Puebla respecto a la geografía del cosmos, contempla la tripartición del universo en planos horizontales. “El cosmos es una superficie plana y finita, sobre y bajo la cual se encuentran los otros dos planos del mismo: el cielo, ilhuicac, rodeado por los astros y los fenómenos atmosféricos, y el inframundo, talocan en cuyo interior habitan las fuerzas y seres telúricos que mantienen un comportamiento ambiguo respecto del hombre” (Lupo, 2001, p. 335-389).

Un ejemplo más claro puede darse al analizar los escudos de armas de los municipios en Veracruz que reflejan, en su mayoría, la concepción local del universo. Como en el caso de Xalapa y su relación al cuarto cerro de los aztecas Nauhcampatépetl o Cofre de Perote y al quinto cerro, Macuiltepetl. En los municipios donde la vida económica e, incluso, su consolidación como asentamiento se debe a una actividad productiva especifica y que sin ella podría venir un proceso de deterioro social incluyen, sin dudarlo, el elemento económico vital. En el caso de los municipios de producción agropecuaria, es común encontrar algún elemento vegetal como el elote, la caña, la naranja, el café o una cabeza de ganado. En los industriales no falta el perfil de una fábrica o una torre de petróleo.

Comprensión simbólica del espacio
Aristóteles mencionaba que la ciudad es, por naturaleza, anterior a la vivienda y a cada uno de nosotros porque el todo es necesariamente anterior a la parte.
Un centro de población, en su conjunto, constituye un gran laboratorio para el análisis de las experiencias sociales. La estructura urbana, los cambios en la forma de expresión y estética urbana están relacionados con cambios en el modo de vida y la experiencia social.Diferentes formas de vida, conflictos sociales y nuevos estilos de vida parecen vincularse a los procesos de estructuración de la trama urbana. Esto intenta explicar la relevancia y significación del hecho urbano en la vida social, así como en los modelos de actuación, planificación y desempeño individual. Como resultado hay que subrayar:
1)la importancia de la estrecha y mutua implicación entre el hecho físico de la ciudad,
2)la estructura social que se cobija en ella y
3)las dinámicas personales y biográficas de cada uno de los individuos que la habitan.

La ciudad es el resultado de la confluencia de los parámetros de estos tres tipos: físicos, sociales y personales. En este caso, se les puede responder a las preguntas de inicio que, en la dinámica de la estructura urbana: primero, las personas construyen la ciudad y los edificios; luego, la ciudad construye a las personas, vale decir, determina su manera de pensar, sentir y actuar. Por esto, cualquier incorporación de políticas generales de desarrollo urbano no funcionara, en su totalidad, si está ajena a las realidades sociales.

En el caso de Xico, Veracruz que, cosmogónicamente, ostenta un fuerte vínculo entre el acceso a la ciudad, el templo de la Magdalena y el Cofre de Perote no ha sido bien visto, salvo por los propietarios del transporte público, el cambio de sentido de la vialidad principal (calle Miguel Hidalgo)

En el esquema original, la ciudad se iba abriendo modestamente a la mirada y se mostraba - cuadra por cuadra - hasta los pies del templo. La decisión de hacer esta calle sólo de salida olvida que la concepción urbana de la ciudad es anterior a la incursión del vehículo automotor. Ahora se da la espalda al concepto que originó el desarrollo de esta manera optando por una supuesta mejoría para el transito de vehículos.

Arquitectura y vivienda tradicional
El tema de la vivienda en el ámbito rural o indígena han sido un motivo de atención de los especialistas en las ciencias sociales, de organizaciones e instancias gubernamentales; no obstante, el análisis se centra desde el punto de vista físico constructivo. A pesar de este interés, la documentación existente permite afirmar que no se ha logrado definir un concepto universal de vivienda tradicional y es que, dependiendo de los diversos enfoques con que se aborde, se determina su definición. Se confunde fácilmente, en parte por tratarse de un tema de investigación poco desarrollado y porque al industrializarse la construcción de viviendas, se producen diseños que se repiten en serie para cualquier grupo social, sin tomar en cuenta su especificidad cultural.

Por otra parte, existen factores económicos y socioculturales que inciden en la construcción de la vivienda; para algunos sólo representa el valor de su uso, para otros es un sinónimo de estatus social y, para muchos, representa contar con patrimonio familiar, económico y cultural que preserva su identidad.
Debido a una ausencia real de información sobre las características de la vivienda tradicional en un ámbito ajeno a las ciudades, resulta esencial un análisis que descubra el significado que tiene, para sus moradores, la construcción de la vivienda y su uso. Este estudio seria un buen argumento para elaborar e implementar propuestas de Desarrollo Regional Integral, Sustentable e Intercultural, así como para brindar a las instancias gubernamentales involucradas en la promoción de vivienda, elementos claros para que las políticas públicas atiendan el tema desde una perspectiva local.

En Coacotla, municipio de Cosoleacaque, la poca vivienda tradicional que existe se construye en agrupaciones de 3, 4 y hasta 5 chozas ya que, cada una de ellas, son utilizadas para una función en especial. Una es el comedor, otra el área de estar, también pueden ser las recamaras o, una sola, fungir como dormitorio comunal. Conjuntamente, se edifican piezas accesorias para los servicios como la letrina, bodegas, un espacio para la colocación del lavadero o del fogón.
La mayoría de las chozas se colocan de forma que siempre estén refrescadas por los vientos dominantes del lugar y a la margen de caminos o calles. Debido a las características físicas de los materiales de construcción, la tecnología edificatoria aplicada y el aprovechamiento aislante de las cubiertas, las chozas siempre están levantadas en un solo nivel.

El sistema a base de tierra es utilizado en la región debido a que cuenta con propiedades térmicas que permiten, durante épocas de calor, un ambiente fresco en el interior mientras que, cuando bajan las temperaturas, la vivienda mantiene una temperatura templada.

Es muy importante rescatar la arquitectura tradicional de Coacotla ya que puede ser una alternativa económica para los problemas actuales de vivienda. Se integra perfectamente al paisaje y es biodegradable 100%. Es apta para los climas calurosos y, con la cubierta bien colocada, es resistente a la lluvia.

Comunidad - costumbres, tradiciones y creencias religiosas.
El análisis de la estructura social que se resguarda en la ciudad es determinante para complementar la planeación del desarrollo urbano con el desarrollo social y el económico. De esta manera, es posible sustentar y sostener mejor las líneas estratégicas a proponer.

Como parte de este análisis se mencionan a continuación dos factores importantes a considerarse:
Centros rectores y santuarios regionales.
Los centros rectores son los principales municipios donde se llevan acabo la actividad comercial, donde converge la producción de cada municipio cercano y que pueden ser de perfil: agrícola, artesanal, textil, entre otros. Casos que se repiten a lo largo de Veracruz son los famosos tianguis que se colocan los fines de semana en parques y plazas principales. Este fenómeno ha evolucionado en las ciudades aunque, ahora, en lugar de vender productos de la región, en estos mercados se venden artículos importados y de dudosa calidad. Sin embargo, este tipo de eventos permite una interrelación de ámbito regional que provoca también el intercambio de ideas y conductas, entre otros.

En el caso de los santuarios regionales, estos marcan la movilidad devocional que está relacionada con la visita en las fechas en las que se celebra alguna fiesta patronal. Los santuarios son también puntos de confluencia de diversos grupos. Es conocida por todos, la incidencia de personas que hay en torno a la Candelaria en Tlacotalpan, San Mateo en Naolinco, La Magdalena en Xico y el impacto urbano e intercultural que esto significa.

Tradiciones y costumbres urbanas
En lugar de describir a que se refiere esta parte del texto, viene mejor la incorporación de un caso que sucedió en torno al Parque Zamora del Puerto de Veracruz. En la administración municipal de 2005-2007 hubo el interés de construir un estacionamiento subterráneo por debajo del parque Zamora y proponiendo, como cubierta, un parque de diseño contemporáneo. Si bien el parque actual no cuenta con un patrimonio arquitectónico ni natural digno de preservarse, la propuesta propició fuertes reacciones ciudadanas en su contra. Pero ¿Qué les molestaba? ¡Su parque se iba a remodelar con un beneficio adicional!

De los correos cadena que se reciben recurrentemente, uno contenía una larga explicación en contra de la modernización del parque pero los argumentos utilizados eran bastante endebles. La idea de proteger unos almendros sin valor biótico interesante o la fuente de sodas construida con cemento y herrería no despertaban interés alguno. Sin embargo, un video anexo con imágenes del parque tenia como fondo el danzón número 2 de Márquez y, las últimas imágenes era de gente bailando en medio del parque y, esto, era el quid. El parque contiene la vida social de generaciones practicantes de este baile y todas las relaciones humanas y manifestaciones culturales que le rodean, lo que estaba en riesgo de perderse era esta costumbre urbana y, con ello, el significado que para sus habitantes es.

Propuesta 4 – El análisis de la participación de los actores del desarrollo urbano local
Una adición importante para cualquier estudio urbano debe ser la evaluación de la autoridad en los últimos años y en el presente. Esta valoración comúnmente no es bien vista por las autoridades que promueven los programas de ordenamiento territorial pues pone en la balanza su quehacer y verifica su rendimiento.
Este tipo de análisis permite al proyectista poner los pies en la tierra al realizar sus propuestas de desarrollo pues exhibe los verdaderos alcances y las reales limitaciones de la oferta institucional. La parte estratégica de un programa, como resultado de esta evaluación, deberá presentar, entonces, una serie de reflexiones y recomendaciones de política pública para potenciar las acciones institucionales en materia de desarrollo urbano ajustadas a una realidad.

En el caso de Tlacotalpan, este tipo de análisis nos permitió reconocer que el Gobierno Federal, en los últimos tres años, a través del Fondo para la Infraestructura Social Municipal y de sus diferentes programas y dependencias, invirtió un total de veintidós millones de pesos para la realización de diferentes obras y acciones, más de siete millones de pesos por año. También permitió observar que este recurso se destinó a la construcción y mejoramiento de vialidades, así como para la rehabilitación de espacios educativos.

En el caso del Gobierno del Estado, durante el sexenio de Miguel Alemán se invirtió en Tlacotalpan un promedio de 3.4 millones de pesos anuales. Principalmente en los sectores de comunicaciones y transporte, educación, cultura y desarrollo regional. En los tres primeros años de la administración de Fidel Herrera se gastó anualmente un promedio de 8.9 millones a través de la Junta Estatal de Caminos, la Secretaría de Comunicaciones y el Comité para la Construcción de Espacios Educativos.
La evaluación señaló también que las administraciones municipales recientes no le han dado el seguimiento adecuado a ninguno de los instrumentos de planeación existentes. Tampoco se han coordinado con las instancias federales y estatales en búsqueda de una visión integral de los lineamientos a seguir para el desarrollo local. Además, no han explotado el potencial que significa la inscripción de la ciudad en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y, con ello, gestionar recursos de organismos internacionales dedicados a apoyar estos sitios.

Corolario
La finalidad de estas cuatro propuestas es el aprovechamiento de los factores sociales locales como la base de un ordenamiento territorial exitoso. El desarrollo local parte del estudio y aprovechamiento de estos valores socioculturales. La influencia de estos será definitiva para moldear el diseño de cada pueblo, ciudad o región.


Bibliografía Amerlinck, M. J. y Bontempo, F. (1994). El entorno construido y la antropología: introducción a su estudio interdisciplinar. México, D.F. Casa Chata. Gobierno del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, Actualización del Programa de Ordenamiento Urbano del Centro de Población de Tlacotalpan, Ver. Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente, 2006 Murdock, G. P. (1989). Guía de Murdock Guía para la clasificación de datos culturales, México D. F. Oficina de Ciencias Sociales de la Unión Panamericana y el Instituto Indigenista Nacional de Guatemala, traducción de la Dra. Carmen Siquiera, UAM-I. Serrano, C.E., Embriz, O.A., Fernández, H.P., Coordinadores. (2002). Indicadores socioeconómicos de pueblos indígenas de México. México. INI Rapoport, A. (1972). Vivienda y cultura. Barcelona, Gustavo Gil. Ochoa Acosta, José Antonio et al, Criterios para la Rehabilitación Urbana del Centro de Población de Paso de Ovejas, Veracruz, Tesis para obtener el Título de Maestro en Arquitectura con Especialidad en Restauración de Monumentos, INAH, 2006. Ortiz, E. B. (1995). La cultura asediada: espacio e historia en el trópico veracruzana (el caso del Totonacapan), México, CIESAS-Instituto de Ecología, A.C. Rodríguez Villafuerte Beatriz, Guía para la Participación Ciudadana, CONACYT, 2004. Saldaña, F. C. (1994). Pueblos indígenas de México, México, INI. SEDESOL Políticas de Atención a Centros y Barrios Históricos y Patrimoniales en México, 2006. Evaluación del Estado Socio-económico Actual de la Zona de Monumentos Históricos y su Entorno de la Ciudad de Tlacotalpan, Veracruz, 2007. Proyectos Estratégicos para las Áreas Centrales de las Ciudades Mexicanas, Guía Metodológica, 2006.

sábado, 1 de agosto de 2009

Enfoques, aproximaciones en torno a la planeación urbana

UNIVERSIDAD VERACRUZANA.
Facultad de Arquitectura.
Cuerpo Académico: Arquitectura, Territorio, Ciudad y Economía.
Coloquio sobre Metodologías para la elaboración de estudios de desarrollo urbano

Ponente:
Mauricio Hernández Bonilla
Tema:
Enfoques, aproximaciones en torno a la planeación urbana

Hoy por hoy es necesaria la búsqueda de nuevas formas de aproximarnos a la realidad social, económica, política y, por ende, urbano-territoriales de la sociedad. La dinámica actual de crecimiento poblacional, uso y expansión del territorio, y el desarrollo urbano demandan nuevos enfoques de planificación y de gestión. Además, los resultados poco adecuados de los procesos a través de los cuáles planificadores y gestores urbanos se han aproximado a las ciudades y los pueblos, implican retomar la reflexión sobre los enfoques, metodologías, instrumentación y ejecución de la planeación urbana. Ya se ha mencionado por muchos analistas sobre las prácticas negativas, el fracaso e incluso extinción de la planeación urbana en nuestro país (Castro1999, Pradilla 2005).

Así, la planeación urbana en nuestro contexto ha resultado un ejercicio puramente de compromiso pero no de ejecución. Los planes y programa para el desarrollo urbano no han sido tomados por las autoridades municipales como una guía para la acción; frecuentemente han estado desvinculados de la expectativa ciudadana y solo han resultado en un documento conteniendo un conjunto de buenas intensiones al cual, no se le da un seguimiento continuo entre la realidad y el plan y/o programa. En este sentido la planeación ha consistido en la elaboración de un libro, y que además, no ha sido entendida como un proceso activo y continuo (Pradilla 2005). Este es uno de los problemas más graves al que se enfrenta la planeación urbana en México, como ya se ha comentado, la descentralización de la planeación, transfiriendo la responsabilidad sobre la creación de planes y programas para el desarrollo urbano a los municipios no ha dado resultados positivos, pues los encargados de su implementación no han comprendido la importancia de contar con una guía que incluye lineamientos para el mejor desarrollo. De tal manera dejando a la merced de los diversos intereses privados y/o político-económicos el desarrollo territorial.

De aquí devienen graves problemas que han impactado negativamente al desarrollo urbano-territorial en nuestro país como el desarrollo inequitativo de las diversas ciudades y regiones, la concentración de pobreza y marginación en pueblos, ciudades y regiones que además de encontrarse en un gran aislamiento, carecen de las condiciones mínimas para el desarrollo de sus actividades cotidianas, y muy lejos de contar con un entorno que provea una calidad de vida adecuada de acuerdo a los estándares ideales.

Esto motiva a una gran reflexión sobre como aproximar la planeación urbana pues la planeación realizada desde el urbanismo basada en la estructuración física, enfocada a la zonificación, conformando áreas homogénea o combinadas de actividades, que se expresan en usos de suelo, índices de construcción y ocupación programa de vialidades, programa de infraestructura, equipamientos y áreas verdes principalmente, ha resultado insuficiente para la gestión y desarrollo urbano. Debido a la ineficacia de su aplicación y seguimiento. Por supuesto que, los programas para el desarrollo y ordenamiento urbano realizados desde el urbanismo tiene un gran valor entendiendo estos como un proceso y una estrategia de planificación de carácter técnico-político, a través del cual se pretende configurar en el corto, mediano y largo plazo, una organización del uso y ocupación del territorio, acorde con las potencialidades y limitaciones del mismo, las expectativas y aspiraciones de la población y los objetivos sectoriales de desarrollo (económicos, sociales, culturales y ecológicos).


Así, nos referimos a la planeación que se concreta en planes que expresan el modelo territorial a largo plazo que la sociedad percibe como deseable y las estrategias mediante las cuales se actuará sobre la realidad para evolucionar hacia dicho modelo. (Palacio-Prieto, Sánchez-Salazar, et al. 2004). Sin embargo, en nuestro medio la planeación urbana es una moda política y no una necesidad social, ni tiene como fin último generar el bienestar social, cada gobierno cambia su interés y enfoque en la planeación urbana y, por lo tanto, no hay una continuidad en las propuestas espaciales ni congruencias en programas de acciones y de manejo de recursos dentro de la ciudad a lo largo del tiempo (Bazant 2001: 225)
Los planes y programas, podrán estar elaborados de la manera correcta, de manera consensuada, a través de la participación de la ciudadanía y los diversos sectores sociales y gubernamentales, con diagnósticos reales y estrategias pertinentes. En diversos casos, los PDOU se realizan con una incipiente participación de los actores principales, lo cual inhibe los resultados positivos De tal manera que si no existe voluntad política para implementarlos y finalmente llevar a cabo un seguimiento, la planeación urbana no tendrá impactos sólidos y duraderos.

La planeación urbana es inherente a la planeación económica, social, ambiental. Si no existe una concurrencia de acciones de manera colaborativa e integrada que conduzcan al desarrollo, los programas para el ordenamiento y desarrollo urbano, seguirán siendo instrumentos que no cumplen con su objetivo; ya que, los planes y programas para el desarrollo urbano-territorial desligados de estrategias para el desarrollo social y económico, no pueden, por sí solos, conseguir el desarrollo integral de las poblaciones. Es el programa de ordenamiento la guía que contribuye al alcance de un equilibrio territorial del desarrollo, pero no el responsable único del desarrollo. Al respecto Bazant (2001: 228) argumenta “la planeación urbana sería la expresión espacial del proyecto nacional de desarrollo social y económico. Por ende, la planeación urbana no es un mecanismo que funciona aislado, sino que está integrado y responde a un consenso político entre gobierno y sociedad”
Así debemos, entender que, la planeación urbana es un componente principal, parte de un conjunto de estrategias y acciones (sociales, económicas, políticas) que convergen en pro de una mayor calidad de vida. De tal manera, la planeación resulta ser detonante del desarrollo, a través de la provisión de una base física-territorial consolidada que contribuya al fomento de mejores oportunidades para la población que habita un espacio específico. Esto ha sido demostrado en el contexto Latinoamericano, en casos como el de Bogotá, Colombia en donde, una implementación de la planeación con mayor continuidad, ha dado lugar a avances significativos en la calidad de vida; y por supuesto, el ya conocido caso de Curitiba, Brasil, han demostrado ser ejemplo más paradigmático de una planeación urbana adecuada y bien implementada en nuestra región.

A partir de estas reflexiones, surge la pertinencia de aproximarnos a la planeación del territorio a través de metodologías incluyentes, de consenso, con indicadores adecuados para el desarrollo y con una continuidad e implementación a largo plazo.

Para el caso de las poblaciones del país con alto grado de marginación y aislamiento, resulta insoslayable acercar una planeación urbano-territorial que responda realmente a las necesidades de la población y su territorio. Existen aspectos sociales, económicos y ambientales particulares de estos contextos, que marcan la gran diferencia con las grandes poblaciones urbanas. Partiendo de esta premisa surge la discusión dentro del ámbito académico, sobre la pertinencia de las metodologías, indicadores y/o lineamientos establecidos para la planificación y ordenamiento para centros de población en el estado de Veracruz, y su aplicación en localidades con características rurales, pero con demandas y necesidades propias de las poblaciones urbanas.

Así podemos decir que en las localidades ubicadas en la Sierra de Huayacocotla, en el norte, o en la Sierra de Zongólica en el centro, o en aquellas localizadas en la cuenca del Rio Papaloapan más al sur del Estado de Veracruz , contextos analizados a través de nuestra experiencia en los trabajos de planeación urbana realizados por la Universidad Veracruzana, pudimos identificar situaciones y problemáticas que requieren de un proceso metodológico de planeación más adecuado, pensando en indicadores de diagnóstico y estrategia apegados a la realidad de dichas regiones.

Por otro lado, recordemos que los casos exitosos de planeación urbana ha introducido una planeación urbana más estratégica caracterizada por una visión global e intersectorial del sistema urbano a largo plazo ; identificando tendencias y anticipando oportunidades; formulando objetivos prioritarios y concentrando recursos limitados en temas críticos; estimulando el diálogo y el debate; generando consenso y compromiso comunitario para la acción, fortaleciendo el tejido social ; promoviendo la coordinación entre administraciones, e integrando a la iniciativa privada en el proceso de planificación (fernánadez, 1997). Ahora la pregunta que surge es, ¿cómo llevar este tipo de planeación a un contexto de alta marginación, aislado y subdesarrollado?. Donde no existe inversión para el desarrollo económico, la población tiene niveles educativos muy bajos, en donde las localidades cuentan con índice de marginación de los más altos del país e incluso del mundo, y en donde una de las expectativas de la población joven y económicamente activa es encontrar oportunidades más allá de los límites territoriales del país.

Planeación Urbana + desarrollo económico:
Para estos casos, la planeación no puede seguir siendo un ejercicio tecnocrático; debe sr fundamentalmente, el campo de acción de las decisiones políticas estratégicas y tácticas, lo que nos lleva a tener que asumirla como un conjunto estructurado de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo, con efectos territoriales y ambientales, que deben desbordar ampliamente lo morfológico y lo físico, para adentrarse en amplios campos económicos, culturales, sociales, ambientales, mutuamente relacionados y condicionados que es necesario integrar estructuralmente (Pradilla 2005). Sin una integración y congruencia entre los diversos factores internos y externos y de manera intersectorial será muy complicado para un documento que contiene un programa de desarrollo urbano, desde el punto de vista físico, realmente contribuir al desarrollo real de un asentamiento humano.
De tal manera, que resulta ocioso, realizar la planificación desde una visión aislada y separada de los problemas que aquejan a localidades suburbanas y rurales, como la migración, bajos niveles educativos, desempleo; o una planificación aislada y separada de percepciones e identidades socio-culturales, valor a la tierra-naturaleza, religión, la lengua o grupo étnico. Así toda nueva propuesta e instrumento para la planificación del desarrollo, debe contemplar estos aspectos internos, y por supuesto, los aspectos y actores externos que inciden en el desarrollo y en la implementación pertinente de estrategias y acciones, como programas y actores gubernamentales, sector privado, economía- inversionistas y el sustento normativo. Para esto, es de suma importancia, la existencia de redes entre la gran escala y la pequeña escala, a fin de transitar de lo local a lo global a lo regional; y la conducción del proceso entre todos los gobiernos que deban estar involucrados, y finalmente planear redes dinámicas (Green 2004:30) De esta manera, es crucial ver la planeación no como un producto terminado, sino como un producto en proceso en donde también son indispensables liderazgos de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo.

Así, paralelamente a los planes de ordenamiento territorial, es de suma importancia pensar en planes de desarrollo económico-urbanos (Iracheta 2005: 90) pues es en el territorio donde se aprecian los impactos positivos y negativos de las acciones e inversiones públicas, privadas y sociales encaminadas a generar desarrollo. Como se mencionaba anteriormente, no es posible un desarrollo territorial si un desarrollo económico, pues este último es el principal motor de cambio y desarrollo. Paralelamente, al ordenamiento urbano-territorial, en las localidades más marginadas de Veracruz, se hacen necesarios programas de desarrollo económico y social, incluir en los programas de desarrollo, la identificación de proyectos detonantes para un desarrollo económico local, tomando en cuenta, redes reales entre ciudadanía, iniciativa privada y gobierno que de manera colaborativa, se asocien para obtener una implementación e impactos verdaderos y tangibles, de lo contrario, los esfuerzos de una planeación puramente territorial y física, no tiene mucho futuro.

Propuesta de integración de nuevos indicadores para el diagnóstico y estrategias en la elaboración de programas de ordenamiento urbano
Con el fin de crear una planeación más adecuada a los contextos en transición urbano-rural y de alta marginación en el estado de Veracruz, se proponen modificaciones a la metodología para la elaboración de programas de ordenamiento y desarrollo urbano, específicamente en su aplicación a localidades menores a 10000 habitantes. La Universidad Veracruzana, a través de sus facultades de Arquitectura de las tres regiones, llevo a cabo elaboración de programas de ordenamiento y desarrollo urbano, con la metodología vigente y se inició la discusión dentro del ámbito académico sobre la modificación de la metodología de acuerdo a su mayor pertinencia en los contextos que se mencionan.


Reflexiones finales:
Es de gran valor que se continúen impulsando los procesos colaborativos transdisciplinares y multiprofesionales, para avanzar e ir más allá de una planeación urbana tradicional, solamente elaborada por arquitectos y con un enfoque de diseño físico. De tal forma que, nos dirijamos a una planeación y ordenamiento urbano y territorial adecuado, que atienda a la complejidad urbana, ambiental, social, económica, tecnológica, y que así, se contribuya a un desarrollo urbano más integral.

Además de modificar el contenido del los programas, es pertinente mencionar que, para la viabilidad de la implementación de un programa de desarrollo y ordenamiento urbano, debe existir un seguimiento real, por parte de las autoridades oficiales encargadas de la planeación urbana a nivel estatal e incluso nacional. Sabemos que es en la administración municipal, en la que recae la responsabilidad de implementar y dar seguimiento la ejecución de los PDOU, también es conocido que en muchos municipios (sino es que la mayoría y más si son de alta marginación) se carece de la experiencia y la capacidad técnica y profesional para llevar a cabo la planeación urbana. Por lo tanto, es importante, que las entidades a nivel gubernamentales encargadas del ordenamiento territorial (ej. SEDESOL y/o INVIVIENDA) asuman una mayor responsabilidad en torno al seguimiento de la planeación urbana establecida en los PDOU. Generalmente estas instituciones impulsan la realización de programas de ordenamiento urbano, sin embargo ya obtenido el producto, usualmente abandonan el seguimiento a los programas, dejando en el olvido y en los cajones de los escritorios de los ayuntamientos un producto que bien entendido y comprendido es clave en el desarrollo y en la gestión municipal.

Bibliografía:
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Castro Castro, L. 1995. Prácticas negativas en la planeación. Ciudades 42. Red Nacional de Investigación Urbana (RNIU), Puebla, México.
Fernandez Guell, J. 1997. Planificación estratégica de ciudades.G. Gili, Barcelona.
Green Castillo (2005) Consideraciones fundamentales para la elaboración de planes de desarrollo urbano. En Fernando Green Castillo (coord.) Urbanismo y Vivienda. Universidad Nacional Autónoma de México. México. DF.
Palacio-Prieto, Sánchez-Salazar, Casado Izquierdo, et al. 2004. Indicadores para la caracterización y ordenamiento territorial. Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Instituto Nacional de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México, Secretaria de Desarrollo Social. México.
Pradilla Cobos, E. 2005. La extinción de la planeación urbana. Ciudades 66. Red Nacional de Investigación Urbana (RNIU), Puebla, México.