lunes, 20 de julio de 2009

La participación ciudadana en asentamientos rurales; suburbanos o con rasgos indígenas.


M. Arq. Laura Mendoza Kaplan.

Quisiera partir de un breve análisis del estado de la cuestión en materia de participación ciudadana, primero dentro de las metodologías actuales, dirigidas al desarrollo urbano en general, para pasar luego a las particularidades de lo que pareciera plantearse como casos atípicos: asentamientos rurales, suburbanos o con rasgos indígenas o mestizos.

La Ley de Desarrollo Regional y Urbanos del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave plantea como uno de sus 4 principales objetivos, incentivar la participación ciudadana, como medio indispensable de gestión, promoción ejecución y supervisión de las acciones de desarrollo urbano y regional, y define a la misma como:
“Una forma coadyuvante de la administración pública que deberá promoverse de manera esencial para la consulta, propuestas, elaboración de programas, aportaciones de mano de obra, de recursos materiales y económicos, en la ejecución y vigilancia de las acciones de desarrollo regional y urbano previstas en esta ley. Dicha participación podría ser a través del Consejo Consultivo…”

En su última reforma , delega a la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente (SEDESMA) la definición de los mecanismos para “participar en estas acciones, de forma libre y directa” y de llevar un “registro de los comités de ciudadanos u organizaciones análogas que se constituyan para participar en el desarrollo regional y urbano del estado”

Sin embargo, la labor práctica de la SEDESMA en materia de participación ciudadana está más dirigida a la transparencia, servicios y difusión , que a la ingerencia en los estudios urbanos en general, mismos que en el estado de Veracruz no están claramente reglamentados.

En algunos Estados de la República, como Nuevo León, ya existen reglamentos para la “participación ciudadana en la elaboración de los planes de desarrollo urbano municipal”; en ellos se específica entre otras cosas, que, una vez elaborado un anteproyecto, se le presentará a la ciudadanía, entregando copia impresa a los representantes de las agrupaciones que lo soliciten, mismos que tendrán un plazo de 15 días para emitir cualquier disconformidad “...en aspectos de carácter general”.


Es obvio que la ley confiere a la participación ciudadana un espectro muy limitado de acción. Sin embargo, como dice Alicia Ziccardi , paradójicamente en los últimos años, “…los límites y el desencanto por la democracia representativa han otorgado un nuevo y mayor interés por la participación ciudadana”, y mucho se debate a favor o en contra de la misma, de cómo, cuanto y quienes la deben conformar. La diversidad de ideas en torno a ella hace pertinente definir diferentes tipos de participación ciudadana.

Ziccardi distingue 4 tipos de participación ciudadana:
• Participación institucionalizada es a la que nos hemos referido hasta este momento, que está contenida en el marco legal y normativo cuya finalidad es que la ciudadanía participe en los procesos de decisión del gobierno local.
• Participación autónoma es aquella en la que la ciudadanía participa a través de algún tipo de asociación civil, organizada desde la propia sociedad, por lo general, cuando siente afectados sus intereses.
• Participación clientelística, en la que la autoridad y los individuos o grupos se relacionan con las instancias de gobierno a través de un intercambio de bienes o favores (votos). Y
• Participación incluyente o equitativa, en la que se promueve la participación de toda la ciudadanía, independientemente de la pertenecía o identidad partidaria, religiosa o de clases social.

Es a este último tipo de participación al que quiero referirme, al que quisiera que mi propuesta fuera encaminada ya que he constatado primero como estudiante, luego como miembro de una Asociación Civil y en los últimos 8 años como docente, que los ciudadanos tenemos necesidad de manifestarnos y de intervenir al menos nuestro entorno inmediato, pero también de que no lo hacemos, o no de manera muy efectiva la mayoría de las veces. Sobre esta aparente apatía es lo que quisiera invitarlos a reflexionar: ¿Cuál es el ingrediente ausente? ¿Qué causa el desencanto del que habla Ziccardi, que perméa no solo a la academia sino a la sociedad en general?

En las ciudades contemporáneas uno de los temas es, a mi parecer, la falta de identidad, sin embargo, en los medios que ahora nos atañen: asentamientos periféricos, rurales y/o indígenas o mestizos, por lo general la identidad es un rasgo que los caracteriza y fortalece, pese al cual tampoco se da este tipo de participación incluyente, equitativa, tan necesaria para la elevación de la calidad de vida cotidiana.


¿Cómo revertir el desencanto, la desesperanza, la falta de fe en nuestra capacidad de influir en el destino de nuestro entorno? ¿Cómo enfrentar el constructo de certeza apabullante del poder omnipotente y omnipresente de nuestros gobernantes, quienes hacen y deshacen en nuestra ciudad, sin más brújula que su empoderamiento económico personal o de grupo? ¿Qué podemos y debemos hacer como universitarios para devolvernos a los ciudadanos la esperanza de poder cambiar nuestra ciudad, nuestro modo de vivirla y por tanto la calidad de nuestras vidas y las de nuestros descendientes?

La propuesta
Propongo realizar urbanismo integral, a partir del dialogo y de la participación conciente y razonada de los ciudadanos en todas las etapas y escalas del proceso, bajo un marco teórico incluyente, y una metodología que integre experiencias en torno al diseño participativo de las diferentes disciplinas que lo han manejado, sistematizándolas para su aplicación en una planeación comprometida con la otredad, tendiente a mejorar las condiciones de los ciudadanos y del ambiente natural y creado, en una cultura, espacio y tiempo específicos.

A riesgo de parecer inocente, la propuesta es la participación misma; es una reglamentación clara que re-signifique la participación ciudadana a través de la acción, de retornar a las acciones pequeñas y cotidianas que surgen de la convivencia; de generar la convivencia a través del acompañamiento al proceso de elaboración del estudio urbano desde el principio y a lo largo de todo él. Que contemple, bajo estricto reglamento, al menos, 3 momentos:

El diagnóstico, en el que el equipo consultor, junto con la comunidad, elabore o acompañe una actividad concreta que permita la comunicación estrecha que permita detectar los problemas profundos de la comunidad. Esto, si es necesario en la ciudad, que forma parte de nuestro imaginario como profesionistas-urbanos, es aún más importante cuando pretendemos intervenir en una comunidad con valores y visiones tan diferentes como las de las diferentes etnias de nuestro Estado. Despojarnos de nuestro modo de ver el mundo, de nuestro concepto de desarrollo y de bienestar, anular el juicio y tratar de ver con sus ojos, es un ejercicio que requiere entrenamiento, pero que es decisivo si nuestro objetivo es contribuir desde la inclusión y la equidad y no desde la demagogia y el poder.

La elaboración de las propuestas. Por medio de diferentes técnicas provenientes algunas de la psicología social, como la narrativa comunitaria , y de otras propias de la arquitectura y el urbanismo, como elaboración de maquetas de trabajo, en las que se representen espacialmente los problemas detectados con ellos y en gabinete, mediante reuniones de discusión por grupos afines, se plantean las posibles soluciones.

La confrontación con la propuesta. Mediante las mismas técnicas, se presentarían las propuestas en maquetas, y con la misma narrativa o mediante círculos de discusión llegar a un consenso, mismo que contemple la socialización de los procesos de gestión y genere las bases para la implementación y el seguimiento.

Concretamente planteo un proceso de investigación-acción por medio de talleres comunitarios multidisciplinarios, en la comunidad a intervenir, llámese una ranchería, un pequeño pueblo o un barrio de un ciudad, del que se extraigan, paralelamente al estudio teórico (plan de desarrollo), prácticas, modestas quizás, que refuercen en sus habitantes, sus habilidades para responder a la adversidad, para soñar con mundos mejores, y para ponerse en acción por una mejora sustancial de su entorno, desde SU perspectiva, devolviéndoles la esperanza de vivir en la ciudad que siempre desearon tener.

El Plan de desarrollo debería incluir dos momentos más: la gestión y el seguimiento o mantenimiento, ofreciendo, primero, a los gobiernos locales, las herramientas e insumos para la gestión de recursos, proveyéndolos de un directorio de instancias, apoyos y requisitos específicos para el campo, y encontrando, junto con las agrupaciones sociales existentes (llámense como se llamen), los mecanismos para la implementación y seguimiento de los proyectos y programas de manera compartida ente gobiernos y patronatos u otras instancias debidamente reguladas.

Finalmente nos propongo elaborar este “Reglamento para la participación ciudadana para el medio suburbano y rural”, que incluya un marco teórico basado en la o las culturas mestizas de mayor impacto en la comunidad en cuestión.

miércoles, 15 de julio de 2009

Primer aniversario



Cumplimos un año desde que iniciamos los espacios virtuales Ciudad y Derecho, Urbanistika y Arkitectonica.

La labor ha rendido frutos comprobables a partir del testimonio de más de 25 mil visitas, lo que implica que el propósito de difusión del conocimiento y la crítica se ha alcanzado mas allá de lo esperado.

Ha sido un período muy gratificante, pleno de cooperación académica y de retroalimentación intelectual. A quienes participaron con sus ensayos, críticas y opiniones y a quienes de manera constante o eventual nos siguieron como lectores curiosos, muchas gracias.

A partir de los blogs se han abierto fronteras, se han conocido distintas formas de pensar y entender la arquitectura y el urbanismo, pero sobre todo, se han conocido nuevos amigos. Esperamos seguir el mismo rumbo y de ser posible, saludarlos en otro año por venir. Nuevamente, muchas gracias a todos.

Daniel R. Martí Capitanachi.

sábado, 4 de julio de 2009

Programa de Desarrollo Urbano: visión multi e intercultural

Ma. Guadalupe Noemi Uehara Guerrero

El presente documento es resultado de un camino sinuoso de investigación y de trabajo in situ con diversos grupos sociales del medio rural para articular proyectos que mejoren las condiciones de habitabilidad de las poblaciones objeto de estudio con proyectos productivos comunitarios que promuevan a la vez el desarrollo local. La búsqueda de herramientas teórico metodológicas útiles a la arquitectura para concebir, planear y diseñar proyectos asertivos, contundentes y propios a cada contexto me ha acercado a la Antropología. Si partimos de que las relaciones sociales se despliegan sobre espacios físicos concretos, apropiados y transformados de diversas maneras, resulta imprescindible para el área de conocimiento que crea espacios para el hombre, conocerlos, interpretarlos y traducirlos. Para lograrlo se requiere de técnicas para analizar al hombre y su entorno in situ como razón de ser de la propia disciplina. La función eminentemente social, obliga a ir más allá de una simple traducción del entorno social al quehacer específico de la arquitectura para realizar propuestas seguras que no excluyan y distorsionen aún más la vida de los grupos sociales minoritarios y diferenciados. Por exigencias nacionales a la academia y para ser partícipes del desarrollo, debemos ser capaces de hacer propuestas innovadoras y novedosas que coadyuven a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones que así lo demandan.

El propósito general de este trabajo consiste en realizar una propuesta para introducir formalmente en las metodologías para la elaboración de programas de ordenamiento urbano, epígrafes que contemplen programas de ordenamiento territorial comunitario donde se aplique, en el diagnóstico y pronóstico, la investigación cualitativa, por ser un tipo de investigación formativa que ofrece técnicas especializadas. Asimismo proporciona una mayor profundidad de respuesta y por lo tanto mayor comprensión de las que pueden obtenerse mediante técnicas cuantitativas. Es necesario subrayar que la investigación cualitativa, aunque se conoce, a menudo se aplica de forma inadecuada pues se analiza como si fuera un estudio cuantitativo, lo que conlleva a conclusiones sólidas y rápidas con resultados a priori ajenos a la cultura del grupo social en estudio; en vez de hacerlo mediante hipótesis para obtener una mejor comprensión de las respuestas. Una o tres visitas a la localidad no son suficientes, como tampoco lo son dos o tres talleres participativos y/o grupos focales para emitir un diagnóstico y pronóstico confiable.

Se requiere de un trabajo más fino para entender la realidad social que se aborda. Las diferencias de cada sociedad (obtenidas en la investigación cualitativa) son las que pueden garantizar el éxito de cualquier proyecto de intervención comunitario. Por lo tanto, es preciso aplicar técnicas que permitan actuar a la luz del conocimiento local. De acuerdo con Kottak (1994), pasar de la teoría a la práctica no es tarea fácil. Para describir densamente acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales de manera inteligible se requiere del oficio del lugar: la etnografía.

Hacer etnografía dice Geertz (1996) es obtener una información densa de la realidad (metodología cualitativa-interpretativa). El flujo de la acción social da articulación a las formas culturales, conforma las relaciones intrínsecas entre unos elementos con otros. Se entiende así que la descripción como discurso, sea interpretativa del flujo de la acción social, y que el objeto de las descripciones deban ser los acontecimientos; mismos que deben registrarse in situ en interacción con el grupo social objeto de estudio. En etnografía, el análisis de la información no es un proceso diferente al de la investigación. Se inicia en la fase anterior al trabajo de campo, en la formulación y definición de los problemas de investigación, y se prolonga durante el proceso de sistematización de los resultados. Formalmente, empieza a definirse mediante notas y apuntes analíticos; informalmente, está incorporado a las ideas, intuiciones y conceptos emergentes del etnógrafo .

De acuerdo con Velasco (1997), cuando hemos pisado el campo como etnógrafos nos orientamos en él y solemos volver al proyecto y al diseño para terminar de perfilar la viabilidad de las aspiraciones iniciales de la investigación. La descripción etnográfica siguiendo el discurso teórico de Geertz (1996) es interpretativa. Lo que se interpreta en un trabajo de investigación es el flujo del discurso social y la interpretación consiste en rescatar de ese discurso “lo dicho” por los actores sociales entrevistados para fijarlo posteriormente en términos susceptibles de consulta. Además, la descripción etnográfica es microscópica, hay que encontrarla, está en el ambiente y en lo que la gente dice. Por medio de prácticas y conversaciones con los informantes se va conociendo el espacio social, a través de una penetración que debe ser gradual y repetitiva.

Se requiere entonces de imaginación científica para entrar en contacto con la vida de las gentes extrañas. Cualquier proyecto externo concebido para el desarrollo local de una determinada población tiene que responder a necesidades percibidas en la localidad. De acuerdo con Villoro (2006: 117), para que una cultura se realice cabalmente es menester que la comunidad que la sustenta tenga la capacidad de decidir sobre los fines y valores preferibles, los medios para realizarlos, la justificación de sus creencias y sus formas de expresión. Por lo tanto, es necesario que en los programas de desarrollo urbano u ordenamiento territorial comunitario rija el deber de no imponerles a los pobladores fines y valores ajenos a su cultura. El principal objetivo debe ser respetar su autonomía para no crear un instrumento de dominación interna que altere drásticamente sus modos de vida actuales.

En ocho años de trabajo de campo in situ con poblaciones de diferentes regiones del estado de Veracruz; cinco en Catemaco (clima trópio-húmedo), quince en Tierra Blanca (clima cálido), cinco en Calcahualco (clima de montaña) y actualmente cinco en Miahuatlán he encontrado gente noble que trabaja la tierra con fines de autoconsumo y la precariedad y la confusión aparecen como componentes identitarios. Ningún territorio es igual a otro y mucho menos el grupo social integrado por individuos de comportamientos y pensamientos diversos con condiciones contextuales diferentes también. Las diferencias entre las sociedades no pueden explicarse con el argumento de que están constituidas por distintas clases de individuos o porque todas son rurales con un clima igual. Cada sociedad se comporta y se organiza de manera diferente por lo tanto, las culturas establecidas en un mismo territorio son diversas, plurales y multiculturales.

La diversidad se refiere a que cada uno de nosotros como individuos, somos originales e irrepetibles. En una sociedad hay grupos diversos, conformados por personas diferentes, con motivaciones, pensamientos y puntos de vista distintos. La diferencia conduce a la desigualdad cuando la identidad no se vive como un proyecto de vida libremente elegido, sino como la posesión de una propiedad exclusiva que nos singulariza frente a los otros. El análisis de la sociedad de la que somos protagonistas tiene que hacerse desde la perspectiva multicultural para evidenciar la realidad de lo múltiple y lo diverso. Esto supone, entre otras cosas, que debemos abrirnos a la comunidad y reconocer nuestros derechos; abrir paso a los cambios estructurales y a la modificación de actitudes de los diferentes actores involucrados para establecer líneas que conlleven al desarrollo de un país intercultural.

La concepción que cada comunidad tiene en torno a su territorio ha inducido a muchas de ellas a establecer sus propios mecanismos de regulación, acceso y uso de los recursos naturales a causa de que no poseen un reconocimiento formal dentro de la política ambiental, estatal y nacional como unidades de gestión, a pesar de poseer propiedad legal de su territorio. Es necesario analizar particularmente cada asentamiento con una visión multi e intercultural ya que cada grupo social es diferenciado de los demás. Se requieren técnicas y métodos que permitan identificar las características ecológicas, económicas, políticas, culturales y sociales de cada localidad para planear espacialmente actividades que mejoren las condiciones de vida de los pobladores rurales. Tales aspiraciones conducen a un cambio en las prácticas políticas del Estado las cuales deben reorientarse en programas de desarrollo urbano partiendo de los principios de la sustentabilidad y de la autonomía de los grupos minoritarios. De acuerdo con Leff (2002: pp17), el principio de la sustentabilidad emerge en el contexto de la globalización como la marca de un límite y el signo que reorienta el proceso civilizatorio de la humanidad. La sustentabilidad ecológica aparece así como un criterio normativo para la reconstrucción del orden económico, como una condición para la sobrevivencia humana y un soporte para lograr un desarrollo durable, problematizando las bases mismas de la producción.

La reconstrucción del orden económico mencionado por Leff, está lejos de alcanzarse si las instituciones generadoras de conocimiento no aportan ideas claras que conlleven a lograr el desarrollo local de los grupos sociales minoritarios. Desde esta perspectiva, estamos frente a un trabajo inter, mutli y transdisciplinar, donde es preciso conjuntar esfuerzos, pasar de los supuestos teóricos a prácticas sustentables y establecer metodologías para lograr un orden económico y ecológico en correspondencia con un orden cultural. Es obvio que para obtener resultados cualitativos es necesario utilizar un marco que incorpore las coordenadas de las ideas, los contenidos y los procesos. De acuerdo con Toledo (2003), en la construcción de una teoría y una práctica hacia la sustentabilidad, estamos obligados a deslindar un modelo societario alternativo al de la actual civilización industrial y sus actuales políticas neoliberales. Coincido con su visión totalizadora al afirmar que toda sociedad sustentable debe fomentar la autosuficiencia. Luchar por comunidades autosuficientes significa un pensamiento y un actuar diferente.

A continuación expongo un caso digno de mencionar. Lo he analizado para identificar los factores que han llevado a tres poblaciones asentadas en tierras improductivas a ser capaces de sobrevivir y de ser autosuficientes realizando a la vez prácticas de conservación y preservación de su medio ambiente. El proyecto derivó de un programa de ordenamiento territorial elaborado por un grupo de investigadores denominado Proyecto Sierra de Santa Marta (PSSM) en 1991 estructurado como medida urgente para detener la destrucción de la mayor extensión continua de selvas en la región de Los Tuxtlas. En la fase de planeación y gestión del proyecto de ecoturismo, Paré aplicó en las localidades Adolfo López Mateos, Las Margaritas y Miguel Hidalgo del municipio de Catemaco, Ver., (que hoy conforman la RECT), técnicas cualitativas apoyadas en la etnografía. Esto permitió identificar conjuntamente con los habitantes, la alternativa económica conveniente según las características culturales, la organización social y el potencial ecológico del territorio. De esta manera, la subsistencia y bienestar de los habitantes que participan en la Red de Ecoturismo Comunitario de los Tuxtlas (RECT) quedó ligada a la naturaleza forestal del paisaje y a la biodiversidad. A través de un trabajo participativo, habitantes y comunidad científica, los campesinos han generado empleos en sus propias localidades. Las poblaciones conformadas por mestizos adquirieron sus tierras en el reparto agrario de los años 70´, por lo que la propiedad de la tierra es de tipo ejidal con dotaciones oficiales y su respectivo decreto presidencial, tal situación les ha permitido edificar la infraestructura turística en áreas comunales pasando a formar parte de la propiedad del ejido, lo cual garantiza dividendos iguales para todos los pobladores socios del proyecto y retribuciones económicas para los que no lo son.

Los primeros indicios para que se conformaran proyectos de esta naturaleza fueron cuando Guevara, Sánchez-Ríos y Rosario Landgrave realizaron la descripción detallada de la deforestación de la región de los Tuxtlas debido a la colonización y desmonte con fines agrícolas y ganaderos del período 1972-1993. El SIGs (Sistema de Información Geográfica) les permitió estimar con precisión los cambios de la superficie forestal entre los intervalos del período estudiado (S. Guevara et al 2004; 233). Así mismo el análisis territorial y de deforestación dio paso al trabajo de investigación del PSSM para realizar propuestas contendientes a frenar el deterioro ambiental causado por las necesidades de sobrevivencia de los pobladores mestizos asentados en la Reserva de la Biósfera de Los Tuxtlas . Las técnicas cualitativas y cuantitativas bien aplicadas permitieron identificar capacidades humanas y territoriales en cada población para implementar proyectos económicos alternativos.

El proyecto de intervención realizado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana en las comunidades de la RECT desde el año 2005 a la fecha, requirió de igual manera de estudios etnográficos previos. No es fácil interesar a los miembros de una comunidad a desarrollar programas o proyectos que provienen de agentes externos. Se recogieron las inquietudes de los socios del proyecto de ecoturismo. Hombres y mujeres plantearon sus necesidades de espacio; manifestaron tener como prioritario resolver el servicio de hospedaje para recibir a más turistas; aunque parar nosotros lo era implementar sistemas de saneamiento en la localidad. En Adolfo López Mateos los habitantes acordaron construir una tercera cabaña “parecida” a las otras dos que ellos mismos edificaron.

Era evidente que las tecnologías y los materiales convencionales estaban lejos de la economía local. La auto-construcción con arcilla demostró ser el sistema más apropiado por su bajo impacto. Todo inició con charlas informales con habitantes de diferentes viviendas que visitamos según el rol de comidas, actividad que realizábamos profesores miembros del CA-UV-146 con un grupo de estudiantes asumiendo el rol de turistas “culturales”. Los jefes de familia mostraron siempre interés por retomar prácticas pasadas manifestando su deseo de capacitarse en la fabricación de materiales constructivos con máquinas que debían ser transportadas hasta su localidad. La legitimación del proyecto de intervención fue a través del órgano máximo que regula las actividades de los ejidatarios. En Asamblea Ejidal se discutió y analizó la factibilidad de implementar nuevamente el adobe como material constructivo. Una vez realizado el consenso y su aceptación surgieron nuevas ideas: el sistema constructivo alternativo serviría como un atractivo más para los visitantes ya que ellos mismos ofrecerían al turismo la técnica asimilada.

Actualmente los campesinos han asimilado la técnica y con ello han logrado la autosuficiencia constructiva asumiendo el rol de capacitadores a habitantes de otras poblaciones. La tradición no es necesariamente anticuada ni es sinónimo de estancamiento. Tan pronto enfrentan problemas, comunitariamente deciden cómo vencerlos. No hay pautas establecidas para el desarrollo de los grupos sociales que radican en el campo rural pero las tendencias seguidas aseguran éxito si se incluye a gran parte de la población en nuevos proyectos productivos. Ha quedado comprobada la importancia de estudiar la cultura de cada grupo social; no son homogéneos, habrá similitudes pero nunca un patrón cultural que les generalice. Las diferencias de cada sociedad son las que se necesitan para garantizar el éxito de cualquier proyecto de intervención comunitario y éstas sólo se obtienen a través de la etnografía.

Por lo tanto, el éxito para la realización de diagnósticos ambientales locales integrados a propuestas de desarrollo encaminadas a obtener un uso de los recursos de forma sustentable, de acuerdo con Ruz et al (2002) , depende de que en su evaluación y realización participen los habitantes de las comunidades implicadas tomando en cuenta sus expectativas de desarrollo. Según Gama L., et al (2004), un paso fundamental para lograr el desarrollo rural e impulsar actividades productivas con carácter sustentable es conocer a fondo el espacio geográfico mediante cartografía temática a diferentes niveles de detalle; aprovechar los avances tecnológicos (SIGs); a través de métodos científicos, conocer y analizar los diversos aspectos ambientales conjugados con las características de los sistemas de producción, las características de las unidades de manejo y los diferentes objetivos de apropiación de los recursos de las unidades familiares.

El 83% de los casos estudiados son congregaciones de menos de quinientos habitantes, cifra muy por debajo de lo que el INEGI considera como localidad rural. Por lo tanto no hay documentación disponible en cuanto a datos socio-demográficos, formas de organización, cultura y economía de estas poblaciones. Sin embargo, son núcleos de poblaciones conformadas que requieren propuestas viables para transitar hacia formas de vida de calidad, justicia y equidad, dentro de los límites permitidos por la naturaleza. La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LEGEEPA), concibe el ordenamiento ecológico como una herramienta que establece líneas estratégicas para adecuar las actividades del uso del suelo, en función de las características propias de cada una de las regiones, por tipos de población, vegetación, fauna, etc. Sin embargo, la amplia normatividad ecológica escrita es letra muerta si no encara seriamente su aplicación.

Es evidente la marginación y pobreza del ámbito rural, en él coexisten territorios productivos, improductivos, explotados y otros con alto grado de biodiversidad sin prácticas de conservación y preservación. El territorio representa para muchas comunidades no sólo la base de producción y alimentación, sino el sitio que asegura su desarrollo y bienestar. Un paso fundamental para lograr el desarrollo del medio rural e impulsar actividades productivas, es conocer el espacio geográfico y los comportamientos culturalmente significativos de cada localidad y/o congregación (éstas son poblaciones menores de 2, 500 habitantes) a través de una metodología que incluya el análisis territorial (apoyado en SIGs) y estudios etnográficos (trabajo de campo in situ). Esos conocimientos en binomio permitirán sin duda establecer diagnósticos ambientales locales integrados a un plan estratégico de desarrollo específico para cada grupo social.

El producto construido está condicionado por la realidad social, cultural, étnica; compleja y contradictoria de quienes lo habitan. El espacio se define por su relación con los seres humanos que lo usan, como lo señala Norberg-Schultuz (1975). De la relación hombre - espacio emerge una cultura, de acuerdo con Canclini (2000; 84), en la segunda mitad del siglo XX la cultura se ha vuelto un objeto de estudio más consistente dentro de las ciencias sociales. Se la define de un modo preciso: conjunto de proceso de producción, circulación y consumo de las significaciones en la vida social y se han establecido campos específicos de investigación, protocolos de observación y reglas para sistematizar los datos. Todo ello ha permitido desarrollar un conjunto de investigaciones empíricas en varias disciplinas.

Es verdad que no existe un paradigma único para estudiar los procesos culturales y su inserción social; los desacuerdos se manifiestan, por ejemplo, en estilos y énfasis de investigación diversos en cada ciencia social. En los últimos años el discurso oficial reconoce la existencia de la diversidad cultural en nuestro país. La política de la diferencia redefine la no-discriminación, exigiendo que hagamos de esas distinciones la base del tratamiento diferencial. La política igualitaria busca entonces alcanzar la igualdad de las diferencias, esto significa partir de las diferencias de los grupos humanos para posibilitar iguales oportunidades de desarrollo, que finalmente nos conduzcan a resultados homogéneos. En consecuencia, es necesario construir las vías para lograr un reconocimiento de las culturas a través de la relación y comunicación entre ellas. En esta construcción estamos involucrados todos: los estudiantes, los académicos, investigadores, actores políticos y sobre todo los grupos sociales mismos.

Para concluir digamos que en la esfera de los fenómenos globales donde los países desarrollados han absorbido intereses particulares de los no desarrollados, es necesario partir de la diversidad cultural de cada grupo social minoritario en su interacción con el grupo social mayoritario. La cultura es un atributo no de los individuos, sino de los individuos como miembros de un determinado grupo. Las distintas culturales enfatizan ideas diferentes. Por lo tanto, los elementos naturales, artificiales y antrópicos contenidos en un territorio son el trinomio referente para cualquier plan de desarrollo que se intente elaborar en zonas urbanas, sub-urbanas y rurales. Los elementos de carácter natural: vegetación, flora, fauna, relieve, clima y agua de un territorio pueden leerse a través de diferentes métodos como es el caso de los SIGs, no así los elementos de carácter antrópicos como: actividades socioeconómicas y culturales de los habitantes, usos del suelo, estructura espacial vecinal, organización social y actividades económicas individuales y colectivas.

En síntesis: la interacción entre desarrollo rural (económico) y la planificación gestión-territorial tiene implicaciones cualitativas y cuantitativas. Para dar lectura a la realidad cultural y socioeconómica perfilada en el paisaje natural/rural se requiere de estudios especializados apoyados en la etnografía para obtener a lo que Geertz llama una descripción densa de la realidad. Por otro lado, el análisis de los recursos naturales y culturales existentes en un territorio a nivel local no es posible sin la participación de los actores sociales, sólo de esta manera se puede llevar a cabo el análisis de la dinámica social-económica que se presenta in situ, lo cual permite establecer un programa de ordenamiento territorial apropiado al contexto local y regional, y no un programa que se apropie del contexto local para forzar su incidencia en el regional.



BIBLIOGRAFÍA
GAMA, Lilly, Chiapoy Carlos, Le Moing Ana María, Edouard Fabrice, Luna Monzalvo María de Jesús y Porter Bolland Luciana. 2004 “Etnopaisaje en estudios comunitarios en el sureste de México” pp 3-26. En Gama Lilly, Ochoa-Gaona Susana y Chiapoy Carlos “Etnopaisaje, trabajo comunitario y manejo y conservación de recursos naturales”. División de Ciencias Biológicas. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Colegio de la Frontera Sur. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

GEERTZ, Clifford, 1996. “La Interpretación de las Culturas” Alberto L. Bixio (trad.), Gedisa, Séptima Reimpresión, España. 387 pags


GUEVARA S. Sergio, Sánchez Ríos Graciela y Landgrave R. 2004 “La deforestación” pp 85-110. En Guevara S. Sergio, Laborde D. Javier y Sánchez Ríos Graciela (edit.) “Los Tuxtlas: El Paisaje de la Sierra”. Instituto de Ecología, A.C. y Unión Europea, México. 288 pp.

KOTTAK CONRAD Phillip, 1994. “Antropología: Una Exploración de la Diversidad Humana con Temas de la Cultura Hispana”. Jóse C. Lisón Arcal (trad.), McGraw - Hill, sexta edición, España.

LEFF Enrique, 2002 “Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder”, Siglo veintiuno editores: UNAM, PNUMA, 3a.edición, México.


RUZ M.H., M.H. Coral Ruiz, P.R. de Dios García, V. Hidalgo Urtecho, A.M. Flores Osorio, L. Herrera Balam, D. Maldonado Cano, P. Peniche Moreno y J. Villagrán Paz. 2002 “Paisajes Domesticados”. Instituto de Investigaciones Fisiológicas. Centro de Estudios Mayas. UNAM. México 348 pp.

TOLEDO Víctor Manuel, (2003). “Ecología, Espiritualidad y Conocimiento, de la sociedad del riesgo a la sociedad sustentable”. PNUMA, Oficina Regional para América Latina y el Caribe. México.D.F.

VELASCO, Honorio, Ángel Díaz de Rada. 1997. “Describir, traducir, explicar, interpretar”. En: H. Velasco, A. Díaz de Rada: La lógica de la investigación etnográfica: un modelo de trabajo para etnógrafos de la escuela, (pp 41-72). Editorial Trotta. Madrid

VILLORO Luis, 2006. “Estado Plural, Pluralidad de Culturas”. Paidós y UNAM, 1ª Reimpresión, México.



I N D I C E

1. NIVEL ANTECEDENTES
1.1 Características generales de la zona de estudio
1.2 Antecedentes históricos
1.3 Justificación y alcances del Programa Parcial
1.4 Delimitación del ámbito de estudio
1.4.1 Delimitación municipal
1.4.2 Delimitación del área de estudio
1.5 Marco metodológico
1.5.1 Métodos de análisis Estadístico
1.5.2 Métodos de análisis territorial
1.5.3 Sistemas de Interpretación fotogramétrica
1.5.4 Sistemas de comprobación y observación
1.5.5 Recopilación de referentes socio-ambientales y productivos en la comunidad.
1.5.6 Evaluación y planeación comunitaria del territorio
1.6 Marco jurídico
1.6.1 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
1.6.2 Ley General de Asentamientos Humanos
1.6.3 Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente
1.6.4 Ley Federal de Vivienda
1.6.5 Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Veracruz
1.6.6 Ley de Ordenamiento Territorial para el Estado de Veracruz
1.6.7 Ley de Ecológica y de Protección al Ambiente de Veracruz
1.6.8 Ley de Aguas del Estado de Veracruz
1.6.9 Ley Forestal Sustentable para el estado de Veracruz
1.6.10 Ley Conservación de Monumentos y Edificios del Estado de Veracruz.

2 NIVEL DIAGNÓSTICO - PRONÓSTICO
2.1 MEDIO FÍSICO -NATURAL
2.1.1 Clima
2.1.2 Geología
2.1.3 Edafología
2.1.4 Hidrografía
2.1.5 Topografía
2.1.6 Relieve
2.1.7 Vegetación
2.1.8 Fauna
2.1.9 Síntesis de condiciones físico naturales
2.2 Medio FÍSICO CULTURAL o MODIFICADO
2.2.1 Estructura urbana
2.2.1.1 Crecimiento histórico
2.2.1.2 Uso actual del suelo
2.2.1.3 Infraestructura
2.2.1.4 Vivienda
2.2.1.5 Equipamiento urbano
2.2.2 Sistema de tránsito, vialidad y transporte
2.2.2.1 Estructura vial
2.2.2.2 Sistema de enlace
2.2.2.3 Transporte
2.2.3 Imagen urbana
2.2.3.1 Percepción de la imagen urbana
2.2.3.2 Mobiliario urbano
2.3 ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS
2.3.1 Aspectos demográficos
2.3.1.1 Población total
2.3.1.2 Estructura poblacional por edad y sexo
2.3.1.3 Pirámide de edades
2.3.1.4 Distribución espacial de la población
2.3.1.5 Tasa de crecimiento
2.3.1.6 Índice de emigración
2.3.2 Actividades económicas
2.3.2.1 Población económicamente activa
2.3.2.1.1 Niveles de ingreso
2.3.2.2 Elementos de potencial económico
2.3.2.2.1 Problemática productiva
2.3.2.3 Índices de marginación y pobreza
2.3.2.4 Desempeño sectorial
2.3.2.4.1 Índice de especialización
2.3.3 Valoración de alternativas económicas
2.3.3.1 Distribución de la fuerza de trabajo
2.3.3.2 Identificación de alternativas y oportunidades
2.4 ASPECTOS CULTURALES Y PATRIMONIALES
2.4.1 Tradiciones y costumbres
2.4.2 Organizaciones sociales
2.5 RIESGOS Y VULNERABILIDAD
2.5.1 Riesgos de origen natural
2.5.2 Riesgos de origen artificial

3 NIVEL NORMATIVO.
3.1 OBJETIVOS Y METAS
3.1.1 Objetivo general del Programa Parcial
3.1.2 Objetivos particulares
3.2 C ONDICIONANTES DE PLANEACIÓN
3.2.1 Plan Nacional de Desarrollo 2006-2012
3.2.2 Plan Estatal de Desarrollo
3.2.3 Programa Estatal de Ordenamiento del Territorio
3.2.4 Programa Director Urbano de Veracruz
3.3 DOSIFICACIÓN Y CRITERIOS DE ORDENAMIENTO
3.3.1 Medio Natural
3.3.2 Uso del suelo
3.3.3 Normas de Equipamiento
3.3.4 Vivienda
3.3.5 Infraestructura urbana
3.3.6 Vialidad y transporte
3.3.7 Imagen urbana
3.4 NORMAS DE DESARROLLO URBANO
3.4.1 Antecedentes de planeación
3.4.2 Objetivos y condicionantes
3.4.3 Infraestructura Urbana
3.4.4 Vialidad y transporte
3.4.5 Imagen Urbana
3.4.6 Ordenamiento territorial y ecológico
3.4.7 Ordenamiento urbano
3.4.8
3.5 NORMAS DE DESARROLLO URBANO
3.5.1 Normas y criterios de planeación
3.5.1.1 Normas de diseño y construcción

4 NIVEL ESTRATÉGICO
4.1 POLITICAS DE ORDENAMIENTO Y DESARROLLO RURAL COMUNITARIO
4.1.1 Descripción de conceptos
4.2 LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS
4.2.1 Vivienda
4.2.2 Incorporación de suelo al desarrollo
4.2.3 Estructuración del centro de población
4.2.3.1 Zonificación primaria
4.2.4 Estructura urbana
4.2.4.1 Zonificación secundaria
4.2.4.1.1 Uso habitacional
4.2.4.1.2 Uso comercial y de servicios
4.2.4.1.3 Uso mixto.
4.2.4.1.4 Áreas de preservación ecológica
4.2.4.1.5 Reservas patrimoniales paisajísticas e histórico - culturales
4.2.5 Suelo
4.2.5.1 Definición de usos y destinos del suelo apto para el desarrollo urbano
4.2.5.2 Usos y compatibilidad
4.2.5.3 Disposición del suelo (tenencia de la tierra) COS y CUS
4.2.5.4 Densidades
4.2.6 Equipamiento
4.2.7 Infraestructura primaria
4.2.7.1 Agua potable
4.2.7.2 Sistemas de saneamiento
4.2.7.3 Energía eléctrica
4.2.7.4 Alumbrado público
4.2.7.5 Teléfono
4.2.8 Vialidad
4.2.8.1 Circuitos viales
4.2.8.2 Recubrimiento
4.2.8.3 Transporte
4.2.9 Medio ambiente y ecología
4.2.10 Riesgos y vulnerabilidad
4.2.11 Patrimonio histórico
4.2.12 Síntesis de la Estrategia

5 NIVEL PROGRAMÁTICO Y CORRESPONSABILIDAD SECTORIAL
5.1 HORIZONTES Y PLANEACIÓN
5.1.1 Subprograma de Desarrollo Urbano Municipal
5.1.2 Subprograma de Desarrollo rural
5.2 PROGRAMA DE SUELO
5.2.1 Subprograma de Protección a Derechos Federales de Ductos, Ríos, Líneas de Alta Tensión
5.2.2 Subprograma de Reubicación de Asentamientos Humanos de zonas de riesgo o de valor ecológico
5.2.3 Subprograma de constitución de Reservas Territoriales, Industriales, Agroindustriales y Áreas naturales protegidas.
5.3 PROGRAMA DE VIVIENDA
5.3.1 Vivienda
5.3.2 Sistemas constructivos regionales
5.4 PROGRAMA DE EQUIPAMIENTO
5.4.1 Adquisición de suelo para equipamiento urbano
5.4.2 Subprograma de Equipamiento Educativo
5.4.3 Subprograma de Equipamiento Cultura
5.4.4 Subprograma de Equipamiento Recreación
5.4.5 Subprograma de Equipamiento Deporte
5.4.6 Subprograma de Equipamiento de Salud y Asistencia Pública
5.4.7 Subprograma de Equipamiento de Asistencia Social
5.4.8 Subprograma de Equipamiento de Comercio y Abasto
5.4.9 Subprograma de Equipamiento de Administración Pública
5.4.10 Subprograma de Equipamiento de Servicios Urbanos
5.5 PROGRAMA DE INFRAESTRUCTURA
5.5.1 Subprograma de Electrificación
5.5.2 Subprograma de Alumbrado Público
5.5.3 Subprograma de Agua Potable
5.5.4 Subprograma de Saneamiento, Alcantarillado y Drenaje
5.5.5 Subprograma de Teléfono
5.6 PROGRAMA DE VIALIDAD Y TRANSPORTE
5.6.1 Subprograma de construcción de vialidad urbana
5.6.2 Subprograma de mejoramiento de vialidad urbana
5.6.3 Subprograma de pavimentación
5.6.4 Subprograma de guarniciones y banquetas
5.6.5 Subprograma de Transporte urbano y suburbano
5.6.6 Subprograma de obra complementaria
5.7 PROGRAMA DE ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE
5.7.1 Subprograma patrimonio histórico-cultural
5.7.2 Subprograma de Conservación
5.7.3 Subprograma de Educación y Concientización Ecológica
5.8 PROGRAMA DE PATRIMONIO CULTURAL
5.9 PROGRAMA DE IMAGEN URBANA
5.10 PROGRAMA DE EMERGENCIAS URBANAS
5.11 PROGRAMA DE INSTRUMENTOS LEGALES
5.12 PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN URBANA
5.12.1 Subprograma de creación de Órganos Operativos


6 NIVEL INSTRUMENTAL
6.1 VERTIENTES DE OPERACIÓN
6.2 OPERACIÓN DEL PROGRAMA
6.3 MECANISMOS DE SEGUIMIENTO, CONTROL Y EVALUACIÓN DEL PROGRAMA DE DESARROLLO URBANO.
6.3.1 Instrumentos de participación de la comunidad
6.3.2 Instrumentos de financiamiento
6.3.3 Instrumentos de capacitación y difusión
6.3.4 Créditos


Anexo Cartográfico.