lunes, 1 de febrero de 2010

Turismo y desarrollo urbano.

El mejoramiento del ambiente urbano como detonante del desarrollo económico local a partir del Turismo en las localidades marginadas.
Caso de estudio:
Región Totonaca, Estado de Veracruz.


Humberto Torres Guevara.
En la última década del Siglo XX, los avances tecnológicos, principalmente en el campo de la información, intensificaron un proceso progresivo de integración económica y política que transformaron las dinámicas de desarrollo de las sociedades y muy especialmente las relaciones culturales de los pueblos incrementando la movilidad de empresas, bienes y personas en un reordenamiento de carácter supranacional.

En este escenario, que prevalece en la primera década del presente siglo, destaca el turismo como una actividad que participa con especial énfasis en el desarrollo de ciertas ramas de la economía, particularmente en los países en vías de desarrollo. En la actualidad, el mercado turístico se ha diversificado en la búsqueda de una mayor competitividad apareciendo o reforzándose conceptos como: “turismo cultural”, “ecoturismo”, “turismo de aventura” etc. que agregan valor al entretenimiento. Es por ello que las naciones ponen en marcha políticas que otorgan similar importancia al turismo internacional como al nacional ya que esta diversificación facilita aprovechar al máximo los recursos del ramo con la finalidad de ser mejores competidores incrementando la productividad y rentabilidad.

Con la creación en 1975 de la Organización mundial del turismo (OMT), esta se convierte en organismo de ejecución del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU) y consecuentemente adquiere la responsabilidad de hacer del turismo una actividad responsable, sostenible y universalmente accesible que contribuya al desarrollo de los pueblos y al mejoramiento de su calidad de vida. Para ello involucra a los organismos internacionales, gobiernos nacionales y locales, entidades turísticas y las instituciones de educación superior para contribuir al alcance de los beneficios sociales del turismo como son: ingresos por divisas, creación de fuentes de empleo, oportunidades en el ámbito rural, mejoramiento de la infraestructura de las localidades, ingresos fiscales y elevación del producto Interno bruto.


Este interés en la actividad turística está asociado a la filosofía del desarrollo sustentable. El concepto se relaciona con la preservación de los recursos para su disfrute por las generaciones venideras (Lacomba, 2004) satisfaciendo las necesidades actuales de los turistas, regiones anfitrionas y prestadoras de servicios, protegiendo y fortaleciendo oportunidades para el futuro. En este sentido, se concibe al turismo como una actividad estrechamente relacionada con entornos humanos constituidos por comunidades construidas de manera armónica y equilibrada (Ruano, 1998).

A escala nacional se reconoce que el turismo ejerce un impacto notable en el desarrollo regional siendo la opción más viable para el desarrollo de áreas económicamente deprimidas en donde la creación de empleo turístico es la opción más rápida teniendo un costo menor para la incorporación de fuerza de trabajo joven . Así mismo en los últimos años esta actividad ha sido una importante oportunidad de crecimiento económico contribuyendo a elevar la calidad de vida de la población.
El Estado de Veracruz, posé una gran abundancia de recursos naturales y culturales entre los que sobresalen: costa, playas, montañas, selvas con abundante biodiversidad; patrimonio arqueológico e histórico y una gran riqueza cultural y gastronómica. Esto que pone de manifiesto la relevancia del estado como entidad receptora de turismo reflejada en un reforzamiento en la infraestructura de comunicación en los últimos años.

A pesar de su indudable potencial turístico, la región norte del Estado de Veracruz, acusa cierto rezago histórico en esta materia. Los impactos provocados por la actividad extractiva petrolera durante la primera mitad del siglo XX y los daños colaterales al medio ambiente contribuyeron en gran medida a limitar la inversión necesaria para alcanzar los niveles de infraestructura requeridos para detonar esta actividad. Paradójicamente, son los flujos demográficos resultantes los que en cierta medida contribuyeron a la difusión de las bellezas naturales y sobre todo a la revaloración del patrimonio arqueológico, histórico y cultural de la región del Totonacapan estableciéndose las bases infraestructurales en función de los requerimientos de la industria.


La región del Totonacapan está constituida por 16 municipios de los cuales 3 se localizan sobre el litoral del Golfo de México con atractivos para el turismo de sol y playa además de manglares, lagunas, desembocadura de ríos etc. estos son: Papantla, Cazones de Herrera y Tecolutla, este último con infraestructura hotelera de nivel intermedio. Con respecto al turismo de aventura: 5 municipios se ubican en la Sierra Totonaca, colindante con la sierra norte de Puebla con potencial para desarrollo de actividades como descenso de ríos, rapel, excursionismo de montaña etc.

Con relación al turismo cultural, cabe destacar que la zona está considerada como corazón del área cultural indígena de la etnia totonaca cuya riqueza en tradiciones y costumbres se manifiesta en la gastronomía, las danzas, las fiestas y atuendos que la hacen una de las culturas vivas más importantes del país. Así mismo en esta región se ubican vestigios arqueológicos que datan del periodo clásico mesoamericano entre los que destaca zona arqueológica de El Tajín.

Es importante señalar que a partir de la llegada a la zona de los colonizadores españoles en el siglo XVI, se manifestó un interesante sincretismo entre ambas culturas reflejado en la fundación de asentamientos históricos como Papantla y Zozocolco cuyas tipologías arquitectónicas son de gran relevancia ya que conjuntamente con las calles, las plazas y el entorno natural han conformado un patrimonio invaluable y una imagen de enorme riqueza.

Este patrimonio constituye el marco en que se ha desenvuelto tradicionalmente la vida de las comunidades del Totonacapan, sus costumbres y tradiciones locales, y en conjunto todas las actividades de la población convirtiéndose además en un atractivo potencial para el turismo nacional y extranjero.

Sin embargo, el crecimiento de esas localidades producto de la derrama económica provocada por la actividad petrolera ha alterado el carácter y la imagen de las mismas, principalmente de la Ciudad de Papantla. El mercado inmobiliario y la especulación del suelo, sus cambios de uso y de la edificación, el incremento del parque vehicular y su saturación sobre una traza de plato roto, amenazan permanente al patrimonio cultural y natural así como su aprovechamiento racional para la diversificación de actividades económicas a través del turismo.


A partir del año 2000 el gobierno del estado de Veracruz establece un proyecto encaminado a congregar en torno a la zona arqueológica del Tajín una serie de actividades culturales en un gran festival denominado “Cumbre Tajín” durante 5 días de marzo culminando el día 21, fecha del equinoccio de primavera. Este proyecto pretende constituirse en un detonante del desarrollo turístico de alcance regional que trasciende los límites de la zona arqueológica siguiendo la tendencia mundial de desarrollo turístico a partir del agrupamiento de la inversión en áreas geográficas determinadas denominadas “clusters” turísticos .

En este sentido, un elemento importante en la conformación de esta estrategia para el desarrollo turístico regional, lo constituye el mejoramiento del entorno urbano de la Ciudad de Papantla y las localidades indígenas de la región las cuales deberán someterse a un proceso de planeación en la cual juegan un rol fundamental el ordenamiento del suelo, el mejoramiento de su imagen a partir del diseño urbano, la salvaguarda y restauración de su patrimonio edificado. Todo ello en un marco de sustentabilidad, que asegure no solamente los usos de los recursos para la posteridad, sino que permita el mantenimiento de la diversidad cultural, el desarrollo de las economías locales, en un ámbito que integre el turismo al desarrollo urbano.

Como se señaló en los antecedentes, la actividad turística se ha convertido en el sector más dinámico de crecimiento de nuestra economía. Esto es debido primordialmente a la capacidad demostrada por el turismo para crear empleos para todos los niveles de la población económicamente activa, al detonar cadenas productivas relacionadas con otros sectores (Evans, 1984) promoviendo el desarrollo de las regiones. México cuenta con una gran cantidad de atractivos muy particulares enlazados con tradiciones, cultura e historia que tienen como marco una gran diversidad natural y edificada .

El re direccionamiento de la demanda turística hacia el disfrute de la cultura y sus espacios ha planteado recientemente una reconversión de la oferta, acorde con los nuevos requerimientos de los turistas, observándose una tendencia creciente por visitar lugares y culturas que no están adecuadamente preparadas para recibir visitantes. Esta situación representa una amenaza potencial para el patrimonio natural y edificado así como para el desarrollo urbano y establece el reto de las comunidades para hacer frente a un turismo expansivo, que generalmente avanza más rápido que la capacidad de planeación y gestión urbana de estos asentamientos.


El crecimiento de esta actividad reclama una respuesta oportuna en la cual el turismo debe transformarse en una actividad que coadyuve al desarrollo concebido en un marco de intensa cooperación y relaciones estrechas entre los diferentes sectores e instituciones, realizando una planeación integral, generando efectivos mecanismos de concertación y gestión.

La diversificación de los mercados y los productos, es la estrategia para desarrollar alternativas para consumidores diferentes, esto implica poner en valor nuevos atractivos turísticos y comercializarlos en segmentos de mercados diferentes encaminando acciones para el rescate y puesta en valor del patrimonio para uso turístico . Para ello es necesario determinar acciones diseñadas con el propósito de procurar el mejor aprovechamiento de los asentamientos de interés arqueológico, histórico, artístico, natural y cultural, y que han venido adquiriendo especial connotación en los últimos años.


Una de las grandes líneas de acción para lograr lo anterior, está constituida por el ordenamiento y mejoramiento de los asentamientos históricos en dos niveles: primeramente en a través de la planeación y el ordenamiento urbano y a una escala más específica, a través del diseño urbano. Este aparece en relación con la composición de espacios comunales que tiene como base un programa urbanístico de necesidades y como objetivo final la expresión morfológica (Robledo 1990). En la práctica, el diseño urbano se plantea en dos sentidos: el extensivo, con el diseño de las nuevas áreas de la ciudad y el intensivo o interno específicamente encaminado a la regeneración urbana.


Con relación a esta segunda vertiente, el diseño urbano se constituye como un recurso para restaurar los ambientes urbanos originales preexistentes, Las ciudades históricas son museos abiertos tanto por el valor artístico de sus construcciones como por prevalecer como centros de convivencia de sus pobladores. Sus recursos turísticos están constituidos a la vez por espacio, bienes y valores. Para lograr una expresión morfológica armoniosa y equilibrada de estos conjuntos y su puesta en valor, el diseño urbano se apoya de otras disciplinas como son: la preservación histórica, la regeneración urbana, la restauración y el diseño de paisaje.

Esta expresión morfológica se manifiesta en el concepto denominado imagen urbana, entendida como el conjunto de elementos naturales y artificiales que conforman una ciudad y que constituyen el marco visual de sus habitantes, tales como: montañas, ríos, masas arboladas, edificaciones, calles, plazas, parques, señalética, etc . La relación y agrupación de estos elementos define la grafía de la imagen urbana, siendo determinada por las condiciones preexistentes del lugar así como por las costumbres y usos de la comunidad, por la utilización de materiales y sistemas constructivos y por las actividades que desarrolla población. El diseño urbano a partir de la composición de aspectos como: forma, textura, color de volúmenes y masas de la edificación, logrará un conjunto visual agradable y armonioso y una relación sensible y equilibrada entre los medios natural y modificado despertando en los habitantes una identificación con el entorno en el que se desenvuelven.

Con relación a los asentamientos históricos, a los cuales la Secretaría de Turismo ha llamado ciudades coloniales, poseen con un patrimonio edificado de gran riqueza como legado cultural que conforma su imagen. En estas localidades cuya fundación se remonta a la época colonial, la traza de calles y espacios abiertos, las edificaciones y las manifestaciones culturales constituyen un patrimonio de gran valor que es elemental conservar como principio y esencia de nuestra identidad cultural debiendo aprovecharse racionalmente, por medio del turismo, para estimular la economía local a partir de nuevas vertientes de inversión.

La fisonomía de pueblos y ciudades, es testigo de la historia de la población, es la presencia activa de los sucesos ocurridos en una localidad a lo largo del tiempo, estando unida a una serie de impresiones que afectan a cada persona de acuerdo con sus condiciones particulares (Schjetenan,1984). Así mismo la imagen urbana se convierte en un espejo de la situación urbana de un asentamiento ya que denota aspectos tales como la densidad de población, la intensidad de la construcción, el nivel y calidad de los servicios, la cobertura territorial de redes de infraestructura, el estado de la vivienda, etc.


La imagen de un asentamiento se conforma por elementos naturales (Medio físico natural) y artificiales (medio físico artificial) y por la población con sus manifestaciones culturales, actividades y esquemas de organización social. El tratamiento adecuado de cada uno y la relación armoniosa de ellos lograrán una imagen ordenada y agradable. Desde un punto de vista eminentemente físico, considerando únicamente los elementos naturales y artificiales la imagen de la ciudad se puede descomponer en cinco elementos que interactúan entre sí, estos son: Vías, Bordes, Distritos, Nodos e Hitos. (Lynch 1980).

En el contexto del ordenamiento y mejoramiento de la imagen urbana de los asentamientos históricos destaca el hecho de que su conformación es resultado de un proceso complejo que tuvo influencia notable en su estructura urbana : “El proceso de urbanización de la Nueva España no fue algo que se diera de modo fácil. Además de lidiar los españoles con los constantes levantamientos e insubordinaciones de los indios, tuvieron que enfrentarse a otros problemas económicos y administrativos que en gran medida ejercieron influencia en la forma en que eran dispuestos los trazos y la organización de las primeras poblaciones y ciudades.”(Martí 2009)

Sobre la base de lo anterior se observa una diferenciación establecida por la escala de los mismos asentamientos. Primeramente están las grandes zonas metropolitanas del país, cuyos centros históricos son al mismo tiempo los centros urbanos de grandes ciudades, tal es el caso de la propia Ciudad de México, Guadalajara o Puebla. Hacia estos grandes conjuntos patrimoniales se han encaminado la mayor parte de los proyectos y recursos para su restauración y preservación, existiendo proyectos para el ordenamiento y mejoramiento de su imagen urbana dada su importancia económica y patrimonial.

En segundo término aparecen los centros urbanos con valor patrimonial y/o testimonial en de las ciudades medias del país las cuales aún existe mucho por preservar y mejorar pero que en los últimos diez años han tenido posibilidad de mejoramiento a partir de programas institucionales como los implementados por SECTUR o SEDESOL (Programa de renovación de los centros de las Ciudades) o bien por la participación del sector privado. Estas ciudades frecuentemente son zonas conurbadas o centros de población mayores a 100, 000 habitantes y por lo tanto cuentan con programas de desarrollo urbano e incluso programas específicos para los centros urbanos (González Pozo 1986). Algunas datan de la época colonial como Guanajuato, Oaxaca y Zacatecas, otras en cambio surgieron o prosperaron en los siglos XIX y XX como Jalapa, Tampico o Chihuahua (González Pozo 1984).

Una tercera categoría está constituida por poblados rurales y ciudades pequeñas en donde se desarrollo una tradición cultural manifestada en arquitectura popular y vernácula. Tienen el común denominador su ubicación en regiones étnicas importantes, su estructura en barrios se conserva y sus viviendas todavía persisten rasgos indígenas mezclados con la influencia criolla. Es destacable que en la mayoría de estos casos no hay acciones previstas de mejoramiento y conservación de su patrimonio edificado y carecen de programas de ordenamiento. Ejemplos destacados lo constituyen las ciudades de Real del Catorce en San Luis Potosí, Zaachila en Oaxaca, Cuetzalan en Puebla y Papantla en Veracruz.

Finalmente es importante señalar la presencia de regiones de asentamientos que forman unidades histórico – culturales. Son principalmente enclaves regionales de cultura indígena cuyos orígenes se remontan al periodo prehispánico como son la región Mazahua entre los estados de México y Michoacán, los poblados purépechas fundados en torno al lago de Pátzcuaro y la región del Totonacapan entre los estados de Veracruz y Puebla.

En todos estos casos la mayor parte del patrimonio edificado y su consecuente potencial para su aprovechamiento turístico se concentra en las áreas centrales de los asentamientos, cabe resaltar el valor urbano que representan estas áreas que constituyen centros para la vida de la comunidad (Sert, 1961). Como se mencionó anteriormente, los poblados históricos tienen formas y estructuras definidas, estando construidas en torno a un núcleo central que a menudo define la forma misma de la ciudad. Así mismo el centro urbano ejerce una influencia notable para evitar la dispersión urbana y la búsqueda de una ciudad más compacta en la cual la diversidad de las actividades económicas que se ubican en este territorio concreto y también la proximidad a otras actividades de investigación, formación, residencia, etc., son generadoras de creatividad porque ponen en contacto a sus poblaciones (Larrea, 1996).

Como se aprecia anteriormente, la imagen de la ciudad, su patrimonio histórico, constituyen un factor determinante del carácter de pueblos y ciudades. Cuando esta imagen corresponde al centro o zona histórica de una localidad, como las ciudades coloniales; su fisonomía se convierte, como ya se dijo, en un atractivo de enorme importancia para el visitante y por lo tanto puede ser potenciado como detonante de la actividad turística.


Epílogo
En base a la problemática anteriormente expuesta es necesaria la realización de un estudio enfocado directamente a interrelacionar la planeación regional, la planeación urbana - específicamente el diseño urbano- con la planeación turística promoviendo un uso del patrimonio histórico integrado respetuosamente a la realidad y a la necesidad social hoy imperante, para no contar tan sólo con una imagen adecuada; si no que esta sea el resultado de una visión holística del desarrollo urbano. Para lograr lo anterior se deberán realizar un análisis de las variables que intervienen en un proceso tan complejo, tomando en cuenta las de carácter regional así como las derivadas de la actividad turística.

La Región del Totonacapan, como otras regiones similares del Estado de Veracruz reúne las condiciones establecidas en la tercera categoría establecida por González Pozo y tiene en Papantla el pivote de una estrategia de planeación turística a nivel regional que puede integrar las áreas serranas marginadas de la Sierra Madre Oriental de los estados de Puebla y Veracruz con la costa del Golfo de México estableciendo un corredor turístico montaña- playa que además agrega los atractivos de la Zona Arqueológica del Tajín con los del Pueblo Mágico de Papantla y la Cumbre Tajín.

Este estudio pretende llamar la atención para el desarrollo de una metodología para su aplicación en las regiones: Huasteca, las Altas Montañas, y Los Tuxtlas como base para el diseño estrategias de mejoramiento infraestructural y patrimonial que oriente a las autoridades y sociedad civil de las pequeñas localidades históricas, en la búsqueda el mejoramiento de su imagen urbana como detonante del desarrollo económico local a través del turismo.


Notas:
En 2007 nuestro país fue visitado por poco más de 92 millones de turistas. Se estima que el ingreso de divisas es de 7 mil 500 millones de dólares anuales. Fuente: Programa de Ciudades Coloniales y Centros Urbanos. SECTUR, México
Según INEGI se han generado en los últimos 5 años 1.9 millones de empleos en el Sector
Existen 2,200 sitios prehispánicos, 10 zonas arqueológicos, 24 playas con acceso carretero. Plan Veracruzano de Desarrollo 1999- 2004.
Existen dos aspectos de la distribución de los beneficios turísticos, que son: la distribución geográfica y la distribución social; se requiere reconocer que la actividad turística se concentran en regiones geográficas o clusters claramente definidos. En este contexto la competencia en el sector se desarrolla no entre países o ciudades si no entre clusters que reúnen en un área determinada una serie concatenada de atractivos y servicios.
SECTUR: “Planeación y gestión del desarrollo turístico municipal”p.6
idem. P.25
HERNADEZ, Benítez, Xavier.”La imagen Urbana en Ciudades con Patrimonio Histórico”. Ponencia N° 8 en el 6°. Taller de Imagen Urbana en Ciudades Turísticas con patrimonio Histórico, Campeche 2000
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Bibliografía:
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RUANO, Miguel “Ecourbanismo. Entornos Humanos Sostenibles”. Editorial Gustavo Gili., Barcelona España, 2002
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Imágenes: Libre circulación en la internet.

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