martes, 11 de noviembre de 2008

La crisis del funcionalismo en los modelos de Desarrollo Urbano

Gustavo Bureau Roquet.
"¿Qué sería de las ciudades, construidas sin la sabiduría del pueblo?”
Bertol Brech


Introducción
Los actuales patrones de estructuración urbana están determinados, en la casi totalidad de los países, por el modelo de desarrollo económico de “Libre Mercado” que ha promovido, bajo criterios estrictamente mercantiles, la centralización de recursos y de población en el ámbito de las ciudades, generando con ello considerables efectos de carácter nocivo tanto de impacto socioeconómico como ambiental los cuales se hacen cada vez más evidentes.

Esta situación obedece en gran medida al hecho de que los procesos de urbanización, fincados en los enfoques del funcionalismo desarrollista de mediados del siglo XX, adolecen de criterios de planeación que correspondan a las actuales dinámicas de comportamiento de los agentes que interactúan al seno de los asentamientos humanos y en consecuencia que garantice, en un rango porcentual aceptable, la convivencia armónica de los diversos actores que se desenvuelven en el contexto de las ciudades contemporáneas.

Muestra de dicha inoperancia, lo constituye la cada vez más conflictiva correlación con el entorno ecológico, tanto en lo que se refiere al correcto aprovechamiento de los recursos naturales como a la prevención y respuesta ante las inclemencias de fenómenos ambientales. Las consecuencias de los eventos registrados a raíz de las precipitaciones pluviales en los dos últimos años (2007 / 08) en el sureste de México, principalmente en los estados de Veracruz y Tabasco, son muestra clara de ello.

Revisión de los criterios metodológicos de la planificación urbana actual.
Lo anterior obliga a una revisión, análisis y critica de los criterios que sustentan las metodologías hasta hoy utilizadas para la realización de los Planes y Programas de Desarrollo Urbano, las cuales tienen sus orígenes en la adopción, a mediados de los años sesenta en el siglo pasado, del modelo de “[…] modernidad doctrinaria” inserto en la visión de la expectativa funcionalista.

En razón de lo anterior, se hace obligada, ante la condición actual de los asentamientos humanos, una reconsideración previa sobre el concepto de ciudad, acción que no resulta sencilla a la luz de la compleja interacción de los agentes y factores que le conforman.

En ese sentido resulta pertinente referir la reflexión formulada por Sergio Tamayo Flores-Alatorre , quien ante la condición del modelo de ciudad actual, establece una serie de interrogantes, tales como: ¿Es la ciudad una envolvente que nos protege de la naturaleza? ¿Es una compleja manifestación morfológica que en su dinámica sintetiza los símbolos y signos propios del carácter urbano? ¿Es la expresión de sus puntos nodales y “[…] reducto de espacios creados artísticamente.” ? ¿Es tan solo el producto tangible del imaginario colectivo y sus patologías? ¿El espacio paradigmáticamente destinado a albergar la mayor concentración de la población mundial? ¿El no-lugar virtual? ¿El espacio dialéctico de las crisis recurrentes? ¿El ámbito natural de las confrontaciones ideológicas? ¿El centro económico? ¿El centro neurálgicamente político? ¿Escaparate de vanguardias y modernidad? ¿Contexto caracterizado por su grado de alto riesgo? ¿Ámbito de correlación dinámica espacio-tiempo? ¿Escenario teatral? ¿Manifestación democrática?

Resulta obvio que ni en su implementación ni en sus resultados los Planes de Desarrollo Urbano han logrado clarificar ni resolver la visión confusa de las interrogantes antes planteadas, situación que tal vez obedezca al hecho de que aun cuando en el objetivo de dichas estrategias de planificación subyace un sentido de interdisciplinaridad, en la práctica la perspectiva de quienes comúnmente participan en su elaboración tiende mas a ser divergente que a concluir en un rumbo común, lo que tal vez es resultado del enfoque funcional y fragmentado con que se estructuran dichos planes.

Citando nuevamente a Tamayo Flores-Alatorre, podemos referir que, acorde a la gama de especialidades que suelen intervenir en la formulación de los Planes de Desarrollo Urbanas, existe una diversidad de criterios tales que en ocasiones suelen se contradictorios, así por ejemplo:

Para los arquitectos, las ciudades son simplemente la suma de arquitecturas; para los ingenieros la ciudad es la implementación de las tecnologías constructivas a través de las ingenierías de transito y la ingeniería civil; para los geógrafos la ciudad es un sistema artificial que modifica las condiciones medioambientales; para los restauradores la ciudad es una confrontación dialéctica entre la ciudad antigua, que siempre fue mejor y la ciudad actual; para los sociólogos la ciudad es tan solo el conjunto de componentes sociales que conforman la dinámica del colectivo; para los antropólogos la ciudad es la expresión del discurso cultural manifiesto en sus signos y símbolos; para los historiadores la ciudad es tan solo el resultado del ayer, no leyendo el presente a través del pasado, sino leyendo el pasado a través del presente; para los economistas, quienes han asumido realmente el papel de directriz del desarrollo urbano, la ciudad es el resultado de la dinámica del movimiento de las inversiones y de los factores de reproducción del capital; y finalmente están los planificadores quienes esquematizan estadísticamente los modelos utópicos de ciudad y que además, junto con los arquitectos “[…] desearían ser los creadores de la ciudad ideal, pero sus diagnósticos y pronósticos, quedan generalmente en los archivos burocráticos de la regulación urbana estatal porque la realidad económica y política los rebasa siempre” .

Y es que si bien, como ya se mencionó antes, la planificación tiende a tener una visión totalizadora del fenómeno urbano, a través de una interpretación metodológica interdisciplinaria, el proceso en si mismo plantea la paradoja de la contradicción, en la medida que no se llegan a enlazar objetivos y fines comunes planteados desde la perspectiva particular de cada disciplina.

Conciente de lo anterior, las estrategias metodológicas en la Plantación Urbana en México, han tratado de acercarse y apegarse a espíritu de los expuesto en la Declaración de Bruselas de 1978, que pretendía, como señala François Tomas , ante el eminente fracaso de los enfoques funcionalistas dados a partir de la implementación de las estrategias de ordenamiento urbano y del territorio, formuladas a finales de los años sesentas, “[…] emitir, una anti – Carta de Atenas con vistas a reconstruir, en los finales del pasado milenio, una ciudad que fue destruida por el urbanismo funcionalista y la arquitectura moderna” .

Sin embargo la misma Declaración de Bruselas, padecería de ingenuidad, pues como señala también François Tomas, al olvidar como viven o como quieren vivir los ciudadanos, no abordaba, sino parcialmente, el fenómeno de la mutación cultural mucho mas generalizada en nuestras sociedades latinoamericanas y que “[…] ha modificado radicalmente la cultura espacial dominante y por ende, los conceptos relacionados con el ordenamiento urbano.” .

Y es que como señalan Velia Ordaz y Gloria Saldaña , la dinámica del comportamiento social en el ámbito urbano contemporáneo se caracteriza por una serie de cambios representados por:

. “[…] La transferencia de toma de decisiones del gobierno central a los municipios.
•Priorización de los agentes de desarrollo económico en la toma de decisiones.
•Creciente peso de los movimientos sociales y aumento de la demanda social en materia de territorio.
•Crecimiento desordenado y descontrolado de las ciudades.
•Solución de las autoridades de problemas emergentes, dejando de lado la correspondencia del plan de desarrollo con el tipo de obra a realizar, entre otro” .
Resulta claro que situaciones como las antes expuestas, cada día más recurrentes, rebasan las consideraciones normativas y propuestas contempladas por los Planes de Desarrollo Urbano y Territorial.

Efectos tales como el deterioro ambiental producto de la pérdida de reservas ecológicas, fuentes de suministro de agua y el fracaso en las estrategias en el manejo de los desechos, aunado a la perdida del control vial vehicular y la cada vez mas creciente inseguridad, son por demás evidentes muestras del fracaso que la estructuración urbana, bajo los actuales modelos de planificación tiene.

Conclusión
En consecuencia resulta indiscutible la urgente necesidad de revisar los criterios hasta hoy empleados en la planificación de la estructura urbana, a fin de ser adecuados a las exigencias de habitabilidad que la actual composición social, con sus nuevos roles, patrones y porque no decirlo hasta ideologías y creencias manifiesta y a los que todo indica, los enfoques funcionalistas ya no tienen la capacidad de dar respuesta.

La ciudad no es un engranaje de reloj en donde cada una de sus partes se encuentre perfectamente engarzada. La ciudad es un complejo tejido de interacción humana en donde lo subjetivo y lo emotivo tienen que ser considerado, ámbito donde los componentes axiológicos no se pueden determinar por normas o reglas, que al final pereciese tener como única finalidad la de ser violadas.


Bibliografía
Ordaz Zubia y Saldaña García
(2006) Análisis y crítica de la metodología para la realización de planes regionales en el estado de Guanajuato. Edición electrónica. Texto completo en
www.eumed.net/libros/2006b/voz/

Lobeto, C. y Weschler, D. (comps.)
1996 Ciudades, estudios socioculturales sobre el espacio urbano, Madrid-Buenos Aires, Nuevos Tiempos e Instituto Internacional del Desarrollo (ID),

François Tomas
2000, Ciudad, territorio y patrimonio: materiales de investigación, programa de doctorado enero 1999-diciembre 2000 / coord. por María Castillo Ramón, 2001, ISBN 84-8448-102-6, Págs. 53-88

Iracheta, A. X.
1998, Hacia una planeación urbana crítica, Universidad Autónoma Metropolitana, Gernika, México

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